“Si el Estado no copa los territorios que dejaron las Farc, apague y vámonos”: Obispo de Quibdó

Para el líder de la Iglesia católica en el Chocó, Juan Carlos Barreto, el departamento sigue siendo una región olvidada, que requiere que el nuevo Gobierno luche de verdad contra la desigualdad. En sus palabras, esta situación es “lo que nos está matando”.

William Acero Arango / Especial para El Espectador
15 de diciembre de 2018 - 07:17 p. m.
Juan Carlos Barreto, obispo de Chocó. / Cortesía
Juan Carlos Barreto, obispo de Chocó. / Cortesía

La Iglesia católica ha jugado un papel fundamental en la paz de Colombia. Y tras la firma del Acuerdo de Paz con la desmovilizada guerrilla de las Farc, espera ser también protagonista en su implementación. Solo que la situación no es fácil y menos en regiones como el Chocó, una de las más golpeadas por la guerra, donde hoy se sigue padeciendo la ausencia del Estado. Juan Carlos Barreto, obispo de Quibdó, habló con El Espectador sobre la realidad del posconflicto allá, donde ahora otros grupos armados ilegales se disputan los territorios que dejó la desmovilizada guerrilla.    

¿Qué ha pasado con la implementación del Acuerdo de Paz en el Chocó?

El proceso ha venido con muchas fallas desde el Gobierno anterior, pero con el actual está en un riesgo muy grande, sobre todo en esta región, que está marcada mucho más por el conflicto. Se requiere que se dé una voluntad real para recuperar ese acuerdo y que este sea una garantía para los próximos procesos de paz.

Mucho se habla de que los espacios que tenían las Farc están siendo copados por otros grupos al margen de la ley, como el Eln, ¿se percibe eso?

Sí, en gran parte de los territorios que dejaron las Farc como grupo armado están llegando otros grupos armados, y eso no solo está pasando en el Chocó, es en todo el país. No hay control territorial, no hay presencia del Estado en muchas de estas zonas. Si el nuevo Gobierno no actúa en la implementación de los acuerdos con las Farc, el remedio va a ser más malo que la enfermedad. Mejor dicho: si el Estado no copa los territorios que dejaron las Farc, apague y vámonos.

¿Qué cree que se pueda hacer para corregir este rumbo?

Es necesario tener en cuenta una vida más digna para las personas, mejores oportunidades, más inclusión social para que las personas que vivan en el territorio puedan vivir tranquilas, sin las amenazas de los grupos armados. Si esto no es así, vamos a retroceder todo lo que hemos avanzado y llegará una situación mucho más crítica que la que tenemos hoy, pero además, se perderá la credibilidad de cualquier proceso de paz.

¿Qué significó para el Chocó la desmovilización de las Farc?

Sin duda, la violencia ha disminuido sustancialmente, pero persisten las amenazas a dirigentes comunales y a la sociedad civil. El Estado colombiano tiene que asumir la paz como Estado Social de Derecho e inversión social. La desigualdad de este país es la que nos está matando y se requiere mucha, pero mucha más presencia en estas tierras abandonas durante décadas.

¿Usted le ve voluntad al nuevo gobierno de Iván Duque frente a la implementación del Acuerdo?

Yo veo que es necesario que el Gobierno escuche la voz del pueblo, escuche las necesidades de los territorios y entienda que la solución negociada al conflicto es lo más adecuado, porque tiene un menor costo en vidas y un menor costo económico. El Estado tiene que brindar más oportunidades a las personas que han vivido en armas para así poder terminar definitivamente este conflicto en Colombia.

¿Ve usted voluntad de paz en el Eln?

Se ha hecho muchos esfuerzos y creemos que los debemos seguir haciendo. La Iglesia católica está dispuesta a seguir ayudando para que las partes entiendan que no es a punto de fusil como se solucionan las cosas sino dialogando.  

Por William Acero Arango / Especial para El Espectador

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