En este paraíso de apenas 5.000 habitantes, en donde la selva y una inhóspita vegetación se funden con un mar azul turquesa y unas playas vírgenes, todavía por explorar, se encuentra la tercera barrera coralina más larga del mundo. Un tesoro que la Unesco declaró Reserva Mundial de la Biosfera hace 15 años y que turistas y locales deben proteger.
La tranquilidad que se respira en esta pintoresca isla, a la que sólo se pude llegar en lancha o avioneta desde San Andrés, atrae viajeros entusiasmados por disfrutar de unos días en medio de la naturaleza, admirando la vida marina, internándose en la selva y escuchando historias de piratas que se han convertido en leyenda.
Actores como Kathy Sáenz y Patrick Delmas han escogido este refugio para disfrutar de su luna de miel, así como grupos de estudiantes lo han convertido en el lugar perfecto para despedir sus años de colegio o profundizar conceptos relacionados con ciencias naturales y ciencias sociales.
Compañías como Decameron, por ejemplo, a través de su programa Decameron X-plorador, ofrece paquetes para que los jóvenes y sus docentes experimenten de una manera distinta este encantador paraje y se marchen convencidos de la importancia de poner un granito de arena en favor de la conservación de estas tierras.
Jornadas de buceo y esnórquel para observar los arrecifes de coral, mañanas y tardes de kayak por entre los manglares del Parque Nacional Old Providence Mc Bean Lagoon, caminatas por el Sendero de los Siete Colores y paseos en lancha alrededor de la isla forman parte de un emocionante e inolvidable itinerario.