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Tras los pasos del Quijote

Tres libros le tomó al hidalgo Alonso Quijano recorrer La Mancha y algunas partes de Aragón y Cataluña. Hoy, cientos de lectores y amantes de Cervantes siguen sus pasos en 15 días.

Redacción Especiales
30 de enero de 2017 - 05:43 p. m.
En Toledo, España, vale la pena pasearse por los recovecos y casonas del barrio judío, así como por las murallas que se construyeron para defenderlo de los árabes en el año 920. /iStock
En Toledo, España, vale la pena pasearse por los recovecos y casonas del barrio judío, así como por las murallas que se construyeron para defenderlo de los árabes en el año 920. /iStock

“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos”. Con esta frase el ingenioso hidalgo invitó a su escudero y a todos a disfrutar la vida. Para conmemorar los 400 años de la muerte de Miguel de Cervantes, muchos aficionados a la literatura y en particular a esta extraordinaria novela se han animado a recorrer los pasos del autor y su Quijote.

De hecho, existe una ruta oficial de Don Quijote y decenas de caminos por las regiones que el manco de Lepanto describió hace cuatro siglos a lo largo y ancho del paisaje ibérico. Eso sí, la mayoría de recorridos incluyen las tierras de La Mancha, una región que además de su atractivo literario se destaca por su delicioso queso, colinas rojizas y viñedos. Aquí, en pleno centro de España, se esconde aquel lugar del que Cervantes no quiere acordarse, pero que todos buscan.

El recorrido oficial está conformado por diez etapas con más de cien puntos de interés, de los cuales destacaremos los más llamativos comenzando por Toledo. En la ciudad de las tres culturas vale la pena pasearse por los recovecos y casonas del barrio judío, así como por las murallas que se construyeron para defenderlo de los árabes en el año 920 y desde allí partir hacia la imponente catedral.

No hay que dejar de pasar por Esquivias, una localidad toledana que se destaca por ser el lugar en el que Cervantes contrajo matrimonio y vivió largas temporadas. Y desde allí a Sigüenza, en donde la oferta cultural es tan amplia como el castillo que custodia al pueblo, desde donde el príncipe de los ingenios abandonó La Mancha para explorar Cataluña.

Tachado Toledo, se parte hacia San Clemente, deteniéndose en Campo de Criptana, sobre el que se yerguen orgullosos diez de los 40 gigantes que Alonso Quijano combatió durante su segunda salida por La Mancha. En realidad son los molinos que inspiraron a Cervantes, que conservan su maquinaria original y pueden visitarse en compañía de guías locales.

La siguiente parada es Toboso, el pueblo que vio nacer a la hermosa Dulcinea. No deje de recorrer la casa-museo dedicada a ella y la ruta que pasando por varios lugares de la novela termina junto a la escultura del hidalgo y su amada. Tras descansar en San Clemente, comienza la segunda etapa que lleva a Villanueva de los Infantes. Antes de llegar sorprende la Laguna de Ruidera, con sus aguas color turquesa y pequeñas cascadas.

No muy lejos se esconde Ossa de Montiel, una región querida por los cervantistas pues es el hogar de la cueva de Montesinos, en la que Don Quijote tiene visiones como la de Merlín, que consiguió mantener cautivas a más de 500 personas a través de sus embrujos. El trayecto continúa en Villanueva, que dicen es el emblemático lugar de La Mancha que vio nacer la campaña del Quijote. Por sus calles se pueden encontrar las esculturas del hidalgo y su escudero, los vestigios del imperio romano y casonas de la época de la novela, una de las cuales se cree perteneció al caballero del verde gabán.

De la posible cuna del Quijote hay que ir a los confines de La Mancha, en Almagro, que sigue atrayendo a turistas que se deleitan con las ocurrencias del Corral de Comedias, uno de los pocos teatros públicos que se mantiene intacto desde el siglo XVII. Se dice que este pueblo fue el lugar en el que Quijano se armó caballero y posteriormente se retiró a planear sus siguientes aventuras.

El recorrido fortalece sus lazos con la novela en Argamasilla de Alba, una parada obligada en cualquier ruta quijotesca. Al parecer, este pueblo del sur de La Mancha es hogar de la Casa de Medrano, en donde Cervantes, estando preso, comenzó a escribir su obra. Para fortuna de los viajeros, tanto la casa como la celda fueron restaurados hace poco y pueden ser visitadas.

Ciudades como Madrid y Alcalá de Henares proponen adicionales para conectarse con la obra. En la primera se puede visitar el Convento de las Trinitarias, donde está enterrado Cervantes; el barrio de las Letras, en el que pasó sus últimos días de vida o la imprenta Juan de la Cuesta, en la que se imprimió la primera edición del Quijote.

A media hora, en Alcalá, se preserva la casa en la que nació Cervantes, la parroquia de Santa María la Mayor, donde fue bautizado, y la plaza principal con la estatua del manco en el centro. Para conocerlo todo se terminaría por recorrer toda España, pero lo importante es hacer lo que haría el caballero: escuchar lo que dicta el corazón.

Sabía qué…

·         El recorrido oficial tiene 2.500 km y pasa por más de 100 pueblos españoles.

·         La ruta fue distinguida en 2007 con el galardón de Itinerario Cultural Europeo otorgado por el Consejo de Europa.

·         Existe un Tren de Cervantes que va de Madrid hasta Alcalá de Henares, con actores que amenizan el recorrido.

Por Redacción Especiales

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