Movistar se ha convertido en un referente en el impulso de la conectividad en Colombia y América Latina, un componente clave para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) definidos por la ONU. En el contexto actual, donde lo digital se entrelaza con lo cotidiano, garantizar el acceso equitativo a internet representa mucho más que una mejora tecnológica: es una palanca esencial para reducir desigualdades sociales y económicas.
Internet como puerta de entrada a la equidad
La conexión a internet, estable y asequible, es un habilitador de derechos. En comunidades donde la conectividad aún es limitada, la exclusión digital se traduce en falta de oportunidades educativas, laborales y de participación ciudadana. Ampliar el acceso a internet implica habilitar caminos hacia una sociedad más justa y resiliente.
Numerosos informes de organismos internacionales como la CEPAL han mostrado que mejorar la cobertura digital no solo fomenta el crecimiento económico, sino que transforma la manera en que las personas acceden a servicios esenciales, aprenden, trabajan y se relacionan con su entorno.
Educación sin límites geográficos
En el ámbito educativo, la conectividad ha abierto las puertas a una enseñanza más flexible, diversa y accesible. Plataformas virtuales, recursos en línea y aulas digitales han transformado los modelos de aprendizaje, permitiendo que estudiantes de zonas apartadas puedan acceder a contenidos y herramientas antes impensables.
La pandemia evidenció que la falta de internet en los hogares vulnerables genera una brecha educativa profunda. Por ello, conectar a todas las escuelas y comunidades no solo es un asunto técnico, sino una urgencia social. El ODS 4, que promueve una educación inclusiva y de calidad, encuentra en la conectividad un aliado indispensable.
Además, con el acceso adecuado, es posible fomentar competencias digitales, fortalecer la formación técnica y abrir oportunidades de aprendizaje continuo que preparen a los ciudadanos para los desafíos del futuro.
Salud conectada: tecnología para cuidar vidas
En el sector salud, internet ha revolucionado el acceso y la eficiencia. La telemedicina, los sistemas de información clínica y la posibilidad de acceder a diagnósticos y tratamientos a distancia han acercado servicios médicos a comunidades rurales o aisladas.
La conectividad permite realizar seguimiento a pacientes crónicos, coordinar redes de atención y mejorar la capacidad de respuesta ante emergencias sanitarias. Así, el cumplimiento del ODS 3, enfocado en salud y bienestar, se ve fortalecido por el uso estratégico de tecnologías digitales.
También es un canal eficaz para campañas de prevención, educación en salud y difusión de información confiable, contribuyendo a una ciudadanía más informada y protegida.
Internet como motor de trabajo digno
El vínculo entre conectividad y empleo es cada vez más estrecho. El crecimiento del teletrabajo, el auge del emprendimiento digital y la expansión del comercio electrónico han hecho del acceso a internet una condición clave para generar ingresos sostenibles.
En línea con el ODS 8, que promueve el trabajo decente y el crecimiento económico, el acceso equitativo a internet permite que más personas accedan a oportunidades laborales remotas, desarrollen habilidades digitales y participen activamente en la economía del conocimiento.
El internet, además, impulsa nuevos modelos de negocio y mejora la eficiencia en sectores tradicionales como la agricultura, la manufactura o el comercio minorista, contribuyendo al desarrollo económico local.
Brecha digital e inclusión: un reto prioritario
A pesar de los avances, millones de personas aún no tienen acceso real y significativo a internet. La brecha digital no es solo una cuestión de infraestructura, sino también de asequibilidad, alfabetización digital y contenido relevante.
Grupos tradicionalmente marginados —como comunidades rurales, mujeres, adultos mayores o personas con discapacidad— enfrentan mayores obstáculos para conectarse y aprovechar los beneficios del entorno digital.
Cerrar esta brecha requiere políticas integrales que aborden tanto la cobertura técnica como la formación de capacidades. Iniciativas que incluyan acceso a dispositivos, educación digital, programas de sensibilización y empoderamiento local son fundamentales para lograr una inclusión digital efectiva.
Conexión que transforma territorios
La conectividad no solo mejora la vida de individuos, también fortalece comunidades enteras. Desde proyectos de agricultura inteligente hasta el monitoreo ambiental y la participación ciudadana en procesos democráticos, el internet posibilita soluciones innovadoras adaptadas a los contextos locales.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible están interconectados, y la tecnología digital es un vehículo transversal que los potencia. La gestión sostenible del agua, el acceso a energía limpia, la producción responsable y la acción por el clima pueden ser más eficientes si cuentan con soporte digital.
Además, en ciudades intermedias y zonas rurales, la conectividad puede ser la clave para frenar la migración hacia grandes urbes, generando bienestar local y oportunidades dignas sin necesidad de desplazamientos forzados.
En conclusión, el acceso universal y equitativo a internet es uno de los grandes retos —y oportunidades— de esta década. Para construir una sociedad sostenible, inclusiva y competitiva, es imprescindible garantizar que todas las personas puedan beneficiarse del entorno digital.
Desde el fortalecimiento de la educación, la mejora en los servicios de salud, el impulso a la economía digital y el cierre de brechas sociales, la conectividad actúa como un catalizador del desarrollo integral. Iniciativas público-privadas, lideradas por actores comprometidos como Movistar, son fundamentales para extender este derecho a cada rincón del territorio.
Más allá de la tecnología, lo que está en juego es la posibilidad de construir un futuro más justo, en donde el acceso a internet sea sinónimo de acceso a oportunidades, bienestar y progreso compartido.