La inteligencia artificial protagoniza la actual revolución tecnológica que vive el mundo. La IA interactúa con todos los sectores de la sociedad, entre ellos, el educativo. Su participación en las aulas replantea los modelos tradicionales y abre nuevas oportunidades que algunas instituciones ya aprovechan.
Paloma Velasco es la decana de la facultad de Ciencias Jurídicas, Educación y Humanidades de la Universidad Europea. En diálogo con El Espectador, la académica habló sobre e impacto, el rol y las oportunidades de que encuentra el sector educativo con la participación e implementación de la inteligencia artificial.
¿Cómo percibe el impacto de la inteligencia artificial en la educación superior?
Creo que desde hace tiempo hemos visto la importancia de introducir la inteligencia artificial en el sector. Esto está produciendo un cambio de paradigma completo, no solamente en las tareas administrativas o la personalización del aprendizaje, sino por todo lo que puede aportar en crear un cambio de paradigma en la educación superior. Este proceso implica una doble responsabilidad: adaptar los planes de estudio a las nuevas demandas profesionales y, al mismo tiempo, aprovechar los recursos tecnológicos para enriquecer el aprendizaje y mejorar el entorno académico. Eso sí, para que este impacto sea realmente positivo, es fundamental acompañarlo con una formación docente continua, algo en lo que ya se viene trabajando y que debe seguir fortaleciéndose.
¿Cómo la inteligencia artificial está transformando el rol tradicional del profesor y también del estudiante?
El rol del profesorado ha evolucionado de ser un transmisor de contenidos a convertirse en un mediador del aprendizaje. A su vez, el estudiante asume un papel más activo, apoyado por herramientas de inteligencia artificial que permiten personalizar su proceso formativo. No obstante, este avance debe ir acompañado del desarrollo de habilidades socioemocionales y éticas. La IA no reemplaza la relación pedagógica, sino que la complementa, reforzando el aprendizaje sin sustituir el valor del acompañamiento humano.
¿Cuál es el mayor reto de las universidades para integrar estas tecnologías de forma efectiva?
Integrar la inteligencia artificial en las universidades implica un doble reto: mejorar la infraestructura tecnológica y transformar la cultura institucional. No basta con adquirir plataformas; se requiere formación continua, marcos éticos claros y cambios en la gobernanza académica.
Además, es necesario repensar los modelos pedagógicos para que la IA se integre con sentido y equidad. Esto exige inversión sostenida, liderazgo institucional y colaboración entre departamentos.
Las plataformas adaptativas prometen personalizar la enseñanza. ¿Qué ventajas y riesgos observas en este tipo de soluciones?
Las plataformas adaptativas ofrecen ventajas claras: permiten diagnósticos tempranos, itinerarios personalizados y retroalimentación inmediata, favoreciendo la atención a la diversidad de estudiantes y ayudando a reducir el abandono académico.
Sin embargo, también presentan riesgos como algoritmos sesgados, pérdida de privacidad y dependencia tecnológica excesiva, que podrían deshumanizar la educación. Por eso, es fundamental que las universidades evalúen estos sistemas, aseguren transparencia y combinen la inteligencia artificial con el acompañamiento docente.
¿Cómo la traducción automática contribuye a democratizar el acceso al conocimiento en idiomas distintos al español?
La inteligencia artificial, especialmente la generativa, ha avanzado mucho en la traducción automática de contenidos educativos. Esto facilita el acceso a bibliografía, cursos y conferencias en múltiples idiomas, no solo del español al inglés, sino a muchos otros idiomas. Así, se promueve la internacionalización del currículum y la ciencia abierta, permitiendo que estudiantes, investigadores y docentes accedan a recursos en francés, inglés, chino y más. De esta forma, se elimina una barrera histórica en la educación: el idioma, contribuyendo a una educación de calidad y a la reducción de desigualdades.
¿Cómo garantizar que las tecnologías no amplíen la brecha entre estudiantes con más o menos acceso a recursos digitales?
La llegada de nuevas tecnologías en educación siempre implica el riesgo de aumentar las brechas digitales. Por eso, es fundamental combinar políticas públicas con estrategias institucionales, como invertir en conectividad, prestar dispositivos, formar en competencias digitales y diseñar plataformas accesibles. Las universidades también pueden colaborar con empresas tecnológicas para facilitar licencias y recursos gratuitos a los estudiantes. Todo esto debe hacerse con equidad, para evitar que la inteligencia artificial consolide desigualdades, no solo entre quienes tienen acceso a la tecnología y quienes no, sino también entre quienes saben usarla bien y quienes no.
¿Cómo integrar la ética y el pensamiento crítico frente a la inteligencia artificial dentro de los currículos académicos?
Junto con la formación en el uso de herramientas de inteligencia artificial, es fundamental desarrollar el pensamiento crítico y la ética tanto en estudiantes como en docentes. Esta formación no debe limitarse a carreras técnicas, sino ser transversal, ya que todos los futuros profesionales usarán estas tecnologías. A través de casos prácticos, dilemas éticos y debates en el aula, se busca que los estudiantes comprendan el impacto social y ambiental de la IA. El objetivo es formar profesionales responsables, transparentes y respetuosos de los derechos humanos.
¿De qué manera la inteligencia artificial puede reforzar la formación en áreas como humanidades y ciencias jurídicas, donde el juicio ético y el razonamiento crítico son esenciales?
El conocimiento y uso de la inteligencia artificial no debe limitarse a carreras técnicas, ya que todas las profesiones se están transformando con esta tecnología. Áreas como humanidades y ciencias jurídicas también se ven impactadas, enfrentando nuevos dilemas éticos como la privacidad, los sesgos y la responsabilidad algorítmica, lo que amplía la reflexión crítica.
En humanidades, la IA abre nuevos campos de estudio, especialmente en el procesamiento del lenguaje natural. Permite analizar grandes volúmenes de texto, como archivos históricos o redes sociales, con una precisión antes imposible. Esto genera oportunidades para la lingüística, literatura comparada, historia y filosofía, ayudando a identificar patrones, metáforas y cambios en el lenguaje.
¿Cuál es el rol que debe tener la política pública para acompañar la transformación digital en la educación?
Ante el rápido avance de la inteligencia artificial y su impacto en todas las áreas del conocimiento y profesiones, la política pública juega un papel fundamental para garantizar infraestructura, regulación ética y financiamiento constante. Es necesario establecer estándares de protección de datos, fomentar la capacitación docente en competencias digitales y promover alianzas público-privadas para impulsar la investigación y desarrollo tecnológico.
También es importante coordinar políticas entre diferentes ministerios, como educación, ciencia, tecnología e infraestructura, para asegurar conectividad universal y un marco normativo que fomente la innovación. El objetivo es que la IA se convierta en un motor real de democratización educativa.