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Alquería le informa

“Nosotros nos hemos dedicado a mejorar la educación pública de calidad”

Lo dice Carlos Enrique Cavelier, el empresario que lidera Alquería, quien ha logrado que la sociedad contemple uno de los escalones más importantes del ser humano: su formación.

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Edwin Bohórquez Aya
08 de octubre de 2025 - 11:30 a. m.
Carlos Enrique Cavelier, coordinador de sueños de Alquería.
Carlos Enrique Cavelier, coordinador de sueños de Alquería.
Foto: Cortesía Alquería
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Han cambiado los tiempos en que las empresas se pensaban solo en términos de retorno sobre la inversión o de tasa interna de retorno, cuando el número dominaba sobre el humano y solo ganaban los dueños y accionistas. Y el ejemplo más cercano de esta realidad es lo que ha venido pasando con el modelo de empresas B, las que piensan en los impactos positivos del medio ambiente, buscan generar cambios en la sociedad y, claro, la base de todo: contar con el beneficio económico. Un ejemplo de eso es Alquería con su Fundación Alquería Cavelier, que acaba de celebrar sus 15 años. Carlos Enrique Cavelier, en entrevista con El Espectador, habla de lo que significa pensar diferente en medio del propósito familiar de impactar desde la empresa a la base de cualquier sociedad: la educación.

¿Cuál debe ser la responsabilidad de los empresarios en un país como Colombia más allá de generar utilidad y pensar en un ROI, sino en todo el entorno?

Debe ser enorme, y esto es una onda de los últimos 15 o 20 años que se ha empezado a destapar con la creación de las empresas B, con todo el tema del capitalismo consciente. Un artículo reciente del presidente del Morgan Chase dice que el capitalismo no ha sido suficiente para que la gente que tiene problemas de empleo, educación, hambre, vivienda, supervivencia, médicos... salga adelante en todo el mundo.

Entonces es una contradicción a lo que decía Milton Friedman en una carta muy famosa de los años 70, en donde decía que la única responsabilidad de los empresarios era producir utilidades. Y la verdad es que eso puede ser muy interesante y atractivo para la gente a la que le gusta enfocarse en hacer dinero, pero no para los que creemos que tenemos un corazón grande.

Los empresarios tienen que ir mucho más allá, tienen que cuidar su entorno, y esto es un tema que planteó por primera vez, en los años 60, Alfredo Carvajal Sinisterra en Colombia, cuando dijo que ninguna empresa sana podía convivir en un entorno social no sano.

Me quiero devolver un momento para entender qué significa crear valor en la sociedad. Yo empecé a escuchar eso cuando se hablaba de gobierno corporativo, de ir más allá de la utilidad, pero ¿qué es eso?

Digamos que hay un valor económico, que fue la idea original para la cual se crearon las empresas, para generar empleo, generar utilidades y un retorno del capital; pero las empresas tienen muchas capacidades más. Un artículo de Michael Porter decía que las empresas en sus entornos, en los clústeres, podían abarcar mucho más que eso, mejorar el empleo y la calidad del empleo. Y nosotros nos hemos dedicado a mejorar la educación pública de calidad, pero también creemos que todos nuestros, digamos, stakeholders, tienen que estar en unas condiciones mucho mejores, empezando por nuestros compañeros de trabajo, nuestros colaboradores, que deben estar bien, sanos, en buenas condiciones de trabajo; en trabajos seguros, amables; en trabajos con propósito. Uno no trabaja simplemente para tener un cheque.

Yo leí que, en el 59, don Enrique Cavelier obtuvo el primer permiso para entrar a trabajar en el modelo educativo que tal vez ya estaban ustedes viendo desde ese instante, pero por qué la Fundación Alquería Cavelier surgió apenas en 2010. Explíqueme qué paso ahí.

Mi padre creció en Cajicá. Él salía de vacaciones y eran tres meses en Cajicá, desde noviembre hasta marzo, y todos los fines de semana. La mamá le daba un par de alpargatas y él se la pasaba paseando por todo el pueblo. A él lo nombraron alcalde en 1975, el presidente López, y él empezó a ordenar las finanzas del municipio, a ordenar que los colegios estuvieran bien, que la gente tuviera agua, alcantarillado y los servicios públicos básicos, que hubiera una ciudadanía adecuada, y duró 20 años en el proceso, 15 años nombrado, en la primera elección con el 91 % de los votos y la segunda con el 87 %.

Entonces, esa fue la contribución que él hizo. Estaba más contento siendo alcalde que gerente de Alquería. Luego de que él falleció, ya habíamos entrado a una de las últimas cosas que él hizo enfermo: asistir a la creación del banco de alimentos de Bogotá.

La del padre Ariel…

Nosotros ya veníamos dándole alimentos y somos los principales donantes desde el punto de vista industrial. Ahí ya empezábamos como a decir: servimos para algo más que simplemente tener buena leche en los productos de las familias, que la gente estuviera bien cuidada y la empresa bien cuidada. Yo, en 2002, vi en la asamblea de la ANDI que Nicanor Restrepo levantó la bandera y dijo: “Vamos a crear Empresarios por la Educación”, ahí dije: “Quiero ser parte de esto”. Yo me le presenté, quería trabajar con él, y nos metimos de frente a trabajar. No logramos entender qué podíamos hacer en Cundinamarca, digamos, para acá, para allá. Hasta que un día dije: “Esto no está yendo para ninguna parte”. Me metieron a la junta. Y también me nombró Andrés González como alto consejero para la Educación en Cundinamarca, en 2008. Y en esto, lo que yo fui fue a aprender cómo funcionaba el sistema de educación, porque es un universo en sí mismo. Uno piensa que porque dio clases, sabe. Fui profesor de Los Andes siete años. Y estuve allá cuatro años en la gobernación de González, y descubrí una cosa muy importante: me mandaron él y Cecilia María Vélez a visitar el colegio Fontán, vi la alianza que había hecho ella con el colegio Santa María del Río. Ahí descubrí la importancia del rector.

De la figura del rector, dice usted…

Sí. Uno encuentra que el rector es como el pívot esencial de la figura mínima que es el colegio. Él es el jefe de esos procesos.

El CEO, el presidente, el gerente...

No, yo diría que es un coordinador. Por eso soy coordinador de sueños, porque a mí las jerarquías me producen un poco de rasquiña, porque implican poder sin poder contestar. La gente tiene que hacer caso y… Entonces, esa figura fue importante. Traté de hacer un trabajo con el gobernador y no fue tan fácil. Empezamos a buscar formas y apareció el rector del Liceo Francés, que dijo: “Quiero darles cinco cupos a niños que me traiga de estrato 1”.

¿En el Liceo Francés?

Sí. Entonces yo le dije: “Ya se los consigo”, y me fui con el alcalde de Chía, a quien yo conocía. Hicimos un filtro de 2.000 niños, llegamos a 40, bajamos, hicimos la escogencia hasta llegar a los cinco niños. Esos cinco niños se graduaron en 2017. Todos son profesionales. Uno se fue a Francia, sacó un doctorado, sacó un MBA, es increíble el cambio que hubo en las personas. Y cada dos años hemos tenido cinco niños en el Liceo Francés, y en 2020 logramos que en El Fontanar y Los Nogales hicieran lo mismo para Cajicá, Chía y Tabio.

¿Qué entregaban?

Jerónimo Castro, presidente de Colfuturo, nos decía: “Pero ustedes van a meter a estos niños al francés o los meten en estos campos de verano que están haciendo, y después ¿qué?”. Hicimos el fondo de becas Enrique Cavelier en Los Andes y montamos la Fundación para que esos niños que estábamos entrenando siguieran. Les dimos becas y en eso ya tenemos 529 niños becados.

Fundaciones hay muchas en Colombia, pero ¿cómo se pasa de la filantropía coyuntural, del regalito, a impactar un modelo educativo local, departamental, nacional y hasta latinoamericano?

Alguna vez le oí decir a Antonio Navarro que para ser uno concejal de pueblo, eso no tenía impacto, que mejor se iba para el sector privado. Entonces yo hice el cálculo de que íbamos a becar a 40 niños y podríamos llegar a 200 niños, y dije: “No estamos en nada”. Sí, muy bonito para los 200 niños. Pero así como pudimos cambiar la leche en el mercado colombiano a larga vida en bolsas, leche extraordinariamente buena de calidad con Alquería, el impacto nuestro no podía ser la entrega tradicional con las becas. Pero eso lo vimos ahí mismo, al segundo año.

Porque los niños que llegaban, por ejemplo, de Chía y Cajicá, eran buenísimos, pero los que llegaban de Yacopí era: pobrecitos. Entonces me fui a hablar con el alcalde de ese momento. Y me senté con los seis rectores de Cajicá a ver cómo podíamos mejorar la calidad del sistema.

Pasaron de un caso en Cajicá a todo el sistema en Cajicá…

Sí, porque había un caso allá y era la Pompilio, todo el mundo decía: “Dr., ayúdeme a conseguir un cupo en la Pompilio. Entonces había que lograr que eso fuera uniforme, y eso se logró solamente en el 2017; fueron cinco años, pero logramos que todos los colegios de Cajicá estuvieran en A y la Pompillo saltó a A+. Hoy tenemos, yo creo que tres este año, en A+, y los demás en A; cinco en A, dos en A+ y uno en B. Todos son colegios públicos.

Entonces cuando vimos los resultados de Cajicá, Nicolás García, el gobernador electo en el 2019, me dijo: “Usted tiene que venir a trabajar con nosotros”. Y empezamos a trabajar con 90 colegios en 30 municipios. Cuando llegó Jorge Rey, en la campaña del 2023, le dije: “Vamos por más colegios”. Hoy son 200 colegios de todo el departamento en 93 municipios. Entonces, lo que logramos ya en primera instancia es que el año pasado subiéramos de sextos a cuartos a nivel nacional en las pruebas Saber. Y hubo un incremento de cinco puntos.

Este año decidimos ampliar la Fundación Alquería Cavelier un poco más. Contratamos a seis personas. Tenemos una red que ya cubre los 200 colegios, con mucha gente. Y tenemos 180 rectores que dijeron: “Yo me comprometo a subir dos puntos este año”. Entonces ya llegan al compromiso de que los rectores tienen un objetivo.

Ya saben por dónde ejecutar la estrategia….

Eso es como la selección Colombia: antes siempre nos goleaban, ahora a Colombia le va bien porque tiene 180 jugadores en Europa. ¿Cómo no sacan 20 para jugar bien? Pues claro, eso sale bien.

Todos los negocios alguna vez fueron un emprendimiento. Quiero la relación entre educación y emprendimiento. ¿Ustedes han hecho una cosa buena en ese sentido?

No tanto. No hemos hecho mucho. En 13 años que llevamos trabajando en colegios, no hemos hecho ninguna intervención de currículo. Ninguna. Pero estoy a punto de hacer una y es en eso: emprendimiento.

Que se enseñe emprendimiento…

Creo en la serendipia. Es una palabra hindú que denota un feliz encuentro. Por ejemplo, yo conocí a mi señora por azar.

Un feliz encuentro.

Ayer, en una comida, un banco americano me dijo: Hay una persona en Panamá que está montando este servicio para los colegios públicos.

¿Emprendimiento?

Sí. Pues yo ya había hecho una prueba con un señor en Chía, pero voy a hablar con este señor. La Fundación Luker ha sido campeona con su colegio, campeona, campeona. Ellos entendieron la cosa perfecta.

¿O sea que el siguiente paso será tratar de juntar educación con emprendimiento?

Puede ser. La gente necesita trabajar. Necesitamos reducir el número de personas que no estudian ni trabajan, sobre todo de las mujeres, que son el 37 %. Eso es una cosa que tenemos que solucionar como país, como ciudadanos. Por alguna razón el Gobierno no lo ha podido solucionar. Entonces lo hacemos nosotros.

La última vez que hablamos fue cuando se presentó el National Advisory Board for Impac Invesment, y se trató sobre cómo había fondos de inversión internacionales que estaban contemplando invertir en empresas que tenían ese sentido social, como Alquería.

¿Es tan interesante lo que está pasando en Colombia como para que más extranjeros estén contemplando venir a poner capital?

El hecho mismo que a nosotros nos sucedió. Teníamos que tener un socio, porque requeríamos capital en 2017 y 2018 por una crisis grande que hubo aquí, y fue muy duro. Y llegó Mesoamérica, una empresa que cree en el capitalismo consciente…

Mesoamérica Invesment, ¿cierto?

Sí, y con los canadienses invirtieron una suma que nos permitió borrar la deuda o bajarla a unos niveles muy normales. Entonces, resolvimos el problema, pero ellos lo hicieron porque entendían que era muy importante. Y es que necesitamos casi triplicar el presupuesto para llegar a los 400 colegios que hay. Estamos metiéndoles casi COP 9.000 millones con la Fundación Alquería Cavelier. Ya la cosa está andando. Los rectores preguntan: ¿y a mí por qué no?

Eso va por buen camino.

Como dice el dicho: Dios los cría y ellos se juntan. Necesitamos llegar a todos, entonces nos criamos y nos juntamos por eso.

Edwin Bohórquez Aya

Por Edwin Bohórquez Aya

Comunicador social-periodista. MBA Inalde Business School. Premio Iberoamericano de Periodismo Económico IE Business School, Madrid (España). Premio a Mejor trabajo periodístico de Analdex, categoría prensa@EBohorquez_EyLebohorquez@elespectador.com

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John Osorio(11688)12 de octubre de 2025 - 10:19 a. m.
Loable labor. Si lo hace Petro es comunismo y hay que derrocarlo.
santiago parra(20noe)10 de octubre de 2025 - 01:38 a. m.
Que bien por este señor y su fundación, por más personas como esta.
pachobarrios(bz384)09 de octubre de 2025 - 05:02 p. m.
No, pues, John Dewey...
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