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Práctica Clínica Territorial: innovación de El Bosque que redefine la formación médica

El propósito de la PCT va más allá de formar médicos con competencias clínicas. Lo que busca es que los internos comprendan la salud desde un enfoque biopsicosocial y cultural.

Redacción Especiales

14 de septiembre de 2025 - 09:00 a. m.
La práctica busca que los internos comprendan la salud desde un enfoque biopsicosocial y cultural.
Foto: Getty Images - Getty Images
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En una pequeña cabecera municipal, un grupo de internos de Medicina comparte con líderes comunitarios un taller sobre prevención de enfermedades respiratorias, mientras otros atienden consultas en el hospital local y algunos más sistematizan datos para un estudio epidemiológico. Escenas como esta son parte de la Práctica Clínica Territorial (PCT), un modelo de formación de la Universidad El Bosque que busca transformar la forma en que los futuros médicos se preparan para entender la salud en Colombia.

La PCT es un espacio académico diseñado para los estudiantes de último año de Medicina, que se desarrolla durante diez semanas en diferentes regiones del país y que propone un cambio de paradigma frente a los modelos tradicionales de internado.

La iniciativa se considera innovadora porque rompe con la formación hospitalaria centrada únicamente en lo clínico. En su lugar, incorpora la atención primaria en salud como eje central y articula la clínica, la salud pública y el trabajo comunitario en un mismo proceso de aprendizaje. El resultado es un escenario que permite al estudiante integrarse a contextos urbanos y rurales, comprendiendo las dinámicas sociales, culturales y sanitarias de cada territorio.

Una visión integral de la medicina

El propósito de la PCT va más allá de formar médicos con competencias clínicas. La práctica busca que los internos comprendan la salud desde un enfoque biopsicosocial y cultural, lo que implica analizar determinantes sociales, relacionarse con comunidades diversas, aplicar la ética en contextos reales y convertir el conocimiento adquirido en acciones concretas.

El modelo concibe al médico como clínico, pero también como investigador, educador y agente de cambio social. Bajo esta mirada, los estudiantes adquieren habilidades en gestión de proyectos en salud, análisis epidemiológico territorial y formulación de intervenciones costo-efectivas que respondan a las necesidades de la población”, explicó la Dra. Yira Torres, pediatra coordinadora de internado del programa de Medicina de la Universidad El Bosque.

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El paso por distintos contextos amplía la visión de los futuros profesionales. En entornos urbanos, los estudiantes enfrentan una alta demanda de servicios, deben coordinarse con diferentes niveles de atención y atender urgencias en hospitales complejos. Por su parte, en zonas rurales experimentan la cercanía con la comunidad, aprenden a trabajar con recursos limitados y desarrollan creatividad en la atención primaria.

Dra. Yira Torres.
Foto: Cortesía

“Ambos escenarios se complementan y favorecen la formación de médicos resilientes, adaptativos y con capacidad de diseñar respuestas ajustadas a las particularidades de cada territorio. Esta experiencia fortalece además la comprensión del sistema de salud como una red interconectada, donde se articulan los diferentes niveles de atención y se promueve la equidad territorial”, afirmó el Dr. Javier Salamanca, doctorando en Salud Pública de la Universidad El Bosque.

Salud con enfoque biopsicosocial, cultural y ético

Uno de los aspectos diferenciales de la PCT es la integración del enfoque biopsicosocial, cultural y ético en el trabajo de los internos. Los proyectos comunitarios desarrollados no se limitan a la atención de enfermedades, sino que incluyen educación en salud, prevención, promoción del bienestar y reconocimiento de los saberes locales.

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Este componente favorece la construcción de intervenciones sostenibles, con legitimidad social y pertinencia cultural. La inclusión de la voz de la comunidad asegura que las acciones respondan a necesidades reales y tengan un mayor impacto en la salud pública.

Claramente, este tipo de decisiones desde la academia tienen un impacto en el sistema de salud colombiano. Tanto Salamanca como Torres coinciden en que la PCT tiene el potencial de contribuir al fortalecimiento del sistema de salud del país, especialmente en el ámbito de la atención primaria. Los médicos formados en este modelo logran comprender la complejidad del sistema, trabajar en red, identificar riesgos poblacionales y aportar evidencias para la formulación de políticas públicas.

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Además, la práctica se convierte en un laboratorio de innovación, donde los futuros profesionales no solo atienden a individuos, sino que también lideran procesos de planeación territorial en salud, ayudando a reducir brechas de acceso y desigualdad.

La PCT se basa en la integración de tres componentes clave: docencia, servicio e investigación. La enseñanza se da mediante el aprendizaje basado en proyectos; el servicio, a través de la atención directa en hospitales y comunidades; y la investigación, mediante la elaboración de bases de datos, reportes de caso y publicaciones científicas.

Entre los resultados concretos alcanzados ya se cuentan intervenciones comunitarias, proyectos de promoción, prevención y producción académica que evidencia el impacto de la universidad en los territorios.

Otro de los pilares del modelo es la figura del asesor territorial. Este profesional actúa como enlace entre la Universidad, los estudiantes y las instituciones locales, garantizando la articulación con alcaldías, hospitales y secretarías de salud. Su labor asegura la continuidad de los proyectos, protege la seguridad y el bienestar de los internos y propone nuevas iniciativas para fortalecer la relación universidad–territorio.

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“Más allá de la supervisión académica, el asesor territorial cumple un rol estratégico en la gestión del conocimiento y en la gobernanza local en salud”, según Torres. El impacto de la práctica no se limita a los estudiantes. Para los internos, representa un aprendizaje profundo que combina ciencia con sensibilidad humana y compromiso social. Para las comunidades, significa acceso a educación en salud, prácticas preventivas y proyectos que responden a sus necesidades inmediatas.

Esta relación bidireccional fortalece el concepto de co-creación en salud: el estudiante aprende del territorio y la comunidad recibe herramientas y capacidades que aseguran la continuidad de los proyectos

Con la Práctica Clínica Territorial, la Universidad El Bosque no solo amplía el horizonte académico de sus estudiantes, sino que aporta soluciones concretas a las comunidades y al sistema de salud. Este modelo, que combina ciencia, sensibilidad social y compromiso territorial, se perfila como una herramienta clave para formar médicos capaces de responder a los retos de una Colombia diversa, compleja y en constante transformación.

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