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Colombia consume cada vez más energía, ¿estamos preparados para eso?

Carros eléctricos, cambio de tecnologías industriales y hasta nuevos electrodomésticos en los hogares hacen parte de los factores que han aumentado la demanda de energía en Colombia. Sin embargo, la oferta de energía no está creciendo al mismo ritmo, algo que preocupa por el déficit que empieza a evidenciarse desde este año, y que se agravaría en 2027.

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Redacción Diálogos Sociales
23 de noviembre de 2025 - 08:18 p. m.
Asegurar líneas de transmisión hace parte de los proyectos claves para evitar un desbalance entre la demanda y la oferta de energía.
Asegurar líneas de transmisión hace parte de los proyectos claves para evitar un desbalance entre la demanda y la oferta de energía.
Foto: GEB
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Durante los últimos dos años, el país ha visto un marcado crecimiento en la cantidad de energía que se produce a partir de paneles solares. Hace unos meses, el Ministerio de Minas y Energía celebraba que esta fuente había alcanzado el 10 % de la capacidad instalada en el país.

Sin embargo, esto ha contrastado con la incertidumbre que hay en el sector eléctrico por la posibilidad de que la energía que se genera no sea suficiente para cubrir la que necesita Colombia para los próximos años. De acuerdo con la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen), “la demanda de energía está creciendo mucho más rápido que el parque generador de energía. En los últimos 25 años la demanda ha tenido un crecimiento promedio anual de 4,1%, mientras que la capacidad instalada ha crecido un 2,6% anual”. ¿Por qué ocurre esto?

Hay varios aspectos que influyen. Por ejemplo, el país está impulsando una transición energética hacia nuevas formas de movilidad, que incluyen pasar de vehículos de combustión a gasolina o diésel, a nuevas tecnologías con motor eléctrico. En 2024, en el país se registraron 5.672 de estos vehículos, según cifras de la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible (Andemos). El salto ha sido tal que, en los primeros 10 meses de 2025, ya se han registrado 14.630 de estos vehículos, 158 % más que en el año anterior.

Aunque esto supone varios beneficios, como la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero que genera la combustión de gasolina y diésel, también representa un riesgo: el sistema eléctrico debe soportar la carga de las baterías en los nuevos vehículos. Es en aspectos como este que se ha evidenciado el aumento de la demanda de energía, así como en la electrificación de procesos industriales y el aumento del consumo en los hogares.

“De acuerdo con XM, en lo corrido de noviembre tenemos un aumento de 8,2% en la demanda frente al mismo periodo del año anterior, cuando el crecimiento promedio se sitúa en 2,6%. Según la UPME, la demanda seguirá creciendo, impulsada por la recuperación económica, la electrificación gradual y el crecimiento de los centros urbanos. Por eso es clave que la oferta y las redes crezcan al mismo ritmo, algo que hoy no está garantizado”, explica Natalia Gutiérrez Jaramillo, presidenta de Acolgen.

Afrontar esta situación plantea varios retos para el país, que debe sumar más capacidad de generación de energía de la que se está integrando actualmente para responder a las necesidades proyectadas para los próximos años.

El panorama hacia 2027

Para Isagen, una de las principales generadoras de energía de Colombia, el desbalance entre demanda y oferta de energía es algo que ya está generando preocupación, aunque todavía no sea evidente para la población. “Esta situación ha sido mitigada por la mayor capacidad de generación hidroeléctrica en el año en curso, debido al alto nivel de lluvias. Y lo que más genera tranquilidad es que tenemos un sistema eléctrico robusto, con empresas comprometidas que avanzan decididamente en la transición energética”, señala la empresa.

Sin embargo, coyunturas cíclicas como el fenómeno de El Niño que vivió Colombia durante los primeros meses de 2024, caracterizados por un descenso en el nivel de lluvias y, como consecuencia, una disminución en la capacidad hidroeléctrica, son las incrementan la preocupación. Las cifras que entregan los proveedores de energía a XM, el operador del sistema eléctrico del país, muestran un panorama “cada vez más estrecho”, asegura Acolgen.

“Los balances entre energía firme y consumo muestran un faltante creciente, que inicia con -1,6 % en el 2025 y llega a -3,5 % en el 2027, año que puede ser crítico para el país si se presenta un periodo de sequía o un fenómeno de El Niño. Estas cifras evidencian la necesidad de impulsar nuevos proyectos de generación para asegurar la estabilidad del sistema”, explica la Asociación Colombiana de Generadores de Energía.

La respuesta ante ese panorama, complementan desde Isagen, es sumar más energía al sistema, pero eso es algo que está teniendo varios obstáculos. “Estamos enfrentando una realidad compleja: cualquier proyecto hidrotérmico, inclusive eólico, se demora años. Y al final la problemática es que no estamos teniendo suficiente oferta. Ha habido mucha inestabilidad regulatoria y mucha turbulencia que ha espantado a algunos de los agentes”, apuntan.

El rezago en la entrada en operación de proyectos de energía es una de las cifras que mejor demuestra esta situación. Como detallan voceros de Celsia, una empresa del sector energético en Colombia, “según XM, hasta marzo de este año el país producía 20,9 gigavatios (capacidad efectiva neta) y para 2027 se espera que suba a 26,1 Gigavatios, pero la generación de energía está rezagada. Esta misma entidad indicó que en 2021 solo entró el 7% de lo que se esperaba y en 2024 fue un 25%”.

Esto se suma, en palabras de Gutiérrez Jaramillo, al hecho de que “en 2025, solo ha ingresado en operación el 9,3 % de lo esperado a inicios del año”. En otras palabras, que durante este año, de cada 100 megavatios (MW) nuevos de generación de energía esperada, solo entraron en operación 9,3 MW.

¿Qué acciones se necesitan?

Las decisiones que se requieren para ajustar la oferta de energía a la creciente demanda en el país se resumen, para Acolgen, en “impulsar nuevos proyectos de generación para asegurar la estabilidad del sistema”. Esto pasa por, al menos, dos aspectos: la regulación que siguen los proyectos de energía para entrar en funcionamiento y la capacidad de los puntos de conexión que llevan la energía de estos proyectos al resto del país.

“De aquí en adelante se necesitan inversiones entre 10 y 13 billones de pesos anuales para garantizar la energía necesaria para atender a la demanda. Además, los retrasos en la transmisión impiden usar plenamente la nueva energía, sobre todo la renovable. A esto se suma un entorno regulatorio inestable que afecta la confianza para invertir”, señala Gutiérrez Jaramillo, presidenta de Acolgen.

Por su parte, los voceros de Celsia consideran necesario un ajuste en las reglas para que se asignen puntos de conexión, “de manera que se prioricen los proyectos en etapa avanzada (fase II de UPME), y con probabilidad de entrar en operación más pronto”.

Además, explica Gutiérrez Jaramillo, “hay que destrabar la construcción de líneas de transmisión, fortalecer el papel del regulador (la CREG), agilizar licencias y consultas previas, y enviar señales claras para mantener respaldo térmico y de gas. Si el país muestra que la confiabilidad es prioridad, se reduce el riesgo de racionamiento”.

Por Redacción Diálogos Sociales

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