En el Día de Acción Global por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito (28S), las calles se llenan de pañuelos verdes, cánticos y demandas. Pero la disputa no ocurre solo ahí: también se libra en TikTok, Instagram y WhatsApp, donde los jóvenes aprenden, desaprenden y debaten sobre sexualidad y derechos reproductivos en videos de apenas 30 segundos. Allí, influenciadores y colectivos feministas han encontrado un canal pedagógico para explicar qué dice la ley sobre la interrupción voluntaria del embarazo (IVE), cómo acceder a los servicios de salud y cómo derribar mitos médicos y morales que siguen circulando.
“Las redes sociales democratizaron el acceso a la información, sobre todo para quienes nunca habían tenido un espacio para ser escuchados”, dice Mariana Sanz de Santamaría, creadora y directora de la organización Poderosas. “El feminismo encontró ahí un lugar de difusión distinto a los grandes medios, históricamente dirigidos por hombres. Eso permitió crecer muchísimo el movimiento y llegar a audiencias jóvenes que no consultan prensa tradicional”.
Colectivos como Somos Jacarandas, en México y Colombia, producen contenido audiovisual pensado para jóvenes que llegan a las redes con dudas básicas: ¿qué métodos anticonceptivos existen?, ¿qué hacer si quiero abortar?, ¿a dónde puedo acudir sin ser juzgada? En TikTok explican de manera sencilla cómo funciona la pastilla misoprostol, qué derechos tienen las mujeres y personas con capacidad de gestar frente a un médico objetor y cuáles son los pasos para solicitar la IVE dentro del sistema de salud.
Para Carolina Benítez, subdirectora de la Fundación Jacarandas, TikTok es clave porque conecta con quienes más lo necesitan: “La mayoría de personas que atendemos en la línea Jacarandas son jóvenes que ya saben que abortar es un derecho, pero no saben cómo navegar el sistema de salud ni qué trámites hacer. Los tutoriales digitales funcionan como guías paso a paso, igual que una receta de cocina en redes, lo que reduce barreras que antes parecían insalvables”.
En Colombia, la articulación Causa Justa —que reúne a más de 100 organizaciones— combina la incidencia jurídica con campañas digitales. Sus videos cortos recuerdan a las mujeres y personas con capacidad de gestar que “el aborto es legal en todo el territorio nacional hasta las 24 semanas”, desmontando bulos que aún circulan en chats de WhatsApp, donde se insiste en que “es ilegal” o que “se castiga con cárcel”.
Desde las aulas y las comunidades, Poderosas multiplica su alcance en Facebook, Instagram y TikTok, donde publica cápsulas educativas sobre derechos sexuales, prevención de violencias y salud reproductiva. “Hoy los adolescentes se forman más con un TikTok de 30 segundos que con una charla de dos horas en el aula. Ahí está el reto: lograr que esa información sea confiable y no se convierta en un riesgo”, explica Sanz.
Los engaños, bulos y “fake news” encuentran terreno fértil en la falta de educación sexual integral. “Nunca antes los adolescentes habían estado tan bombardeados de estímulos sexuales. Sin acompañamiento adulto, la información que circula en redes se digiere sin filtros y puede ser dañina”, alerta Sanz.
Benítez coincide en que el doble filo es inevitable: “Así como podemos llegar a miles de chicas en lugares apartados con un video de TikTok, también nos exponemos al acoso digital y a campañas de desinformación que buscan frenar los avances. Lo digital es masivo, pero también es frágil”.
Salva a Colombia, “Ten hijos”
El caso más reciente de esta disputa simbólica es la campaña “Salva a Colombia, Ten hijos”, lanzada con apoyo de sectores del Congreso que abiertamente se han manifestado en contra del aborto. Sus videos —difundidos en Instagram y TikTok— muestran a congresistas promoviendo mensajes que ellos autodenominan como “provida” y presentando familias numerosas, de ocho, diez o hasta doce hijos, como modelo de plenitud y salvación moral para el país.
“El riesgo es que estos discursos se disfracen de mensajes positivos y neutrales, cuando en realidad erosionan décadas de conquistas feministas”, advierte Sanz.
Benítez advierte que ese alcance también implica vulnerabilidad: Jacarandas ha sufrido recientemente el cierre de cuentas en WhatsApp por denuncias masivas de sectores antiderechos. “Es un riesgo permanente, pero igual una oportunidad. Hoy podemos denunciar y contrarrestar en el mismo terreno donde antes solo ellos tenían voz”.
Este “hackfeminismo” no solo protege a quienes buscan interrumpir voluntariamente un embarazo, sino que también disputa el espacio digital como territorio político. En las calles, pañuelos verdes. En los celulares, videos de 30 segundos. El aborto ya no se discute solo en tribunales o parlamentos: también se juega, y se defiende, en los algoritmos.