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Entre aplausos y reflexiones se firmó un nuevo documento que pretende lograr que Colombia se convierta en un país libre de discriminación y violencias de género. Este miércoles concluyó en Bogotá la Cumbre de Mandatarias 2025, un espacio organizado por la cooperación internacional (ONU Mujeres, Embajada de Suecia y la Mesa de Género de la Cooperación Internacional) para hacer una radiografía sobre los derechos de las mujeres en Colombia.
Al encuentro asistieron al menos 180 mujeres en cargos de poder, cuyo ejercicio, como ministras, magistradas, alcaldesas, diputadas o concejalas, se enfrenta a diario con la violencia de género, las agresiones y los estereotipos. Es la primera vez que se realiza esta cumbre para que las gobernantes puedan detectar qué falla para lograr sus derechos, cómo exigirlos y los compromisos para pavimentar un nuevo tramo en el camino de Colombia en su recorrido por la igualdad de género.
“Hoy las niñas en Colombia saben que sí pueden ser alcaldesas, gobernadoras o vicepresidentas (...) han logrado avances desde que se firmó la Plataforma de Beijing (acuerdo internacional en pro de los derechos de las mujeres), pero aún persisten retos importantes”, comentó Helena Storm, embajadora de Suecia en Colombia.
El encuentro llegó en un momento adecuado para las mandatarias, pues Colombia actualmente se ubica en el puesto 47 dentro del Índice de Brecha de Género en el mundo y, aunque se evidencian avances, las funcionarias aseguraron que aún hay varios saldos en rojo para garantizar salud, igualdad, educación o vidas libres de violencias a las colombianas.
“La igualdad de género no es un favor, es una necesidad. Debemos entender que las mujeres en el poder no solo ocupan espacios, sino que los redefinen”, comentó Eleonora Betancur, directora de la Agencia Presidencial de Cooperación.
Acuerdo por la no violencia
La cumbre fue una plataforma para permitir que mujeres mandatarias, desde alcaldesas de grandes ciudades hasta concejalas de municipios rurales y olvidados por el Estado, manifestaran su opinión sobre los derechos violentados y llegar a consolidar compromisos para hacerle frente a la situación.
Tras horas de debates y deliberaciones, las participantes consolidaron un documento en el que reconocen cuáles son las principales violencias y los compromisos a los que se aferran para poder combatirlas desde sus círculos de poder. Algunas de las principales amenazas, aseguraron en la cumbre, son las agresiones y la falta de representación en la arena política. Un ejemplo lo ofreció ONU Mujeres, que aseguró que son muy pocas las mujeres que llegan a cargos políticos. Estudios de esa organización hallaron que solo una de cada 10 mujeres llegan a alcaldías, mientras que de 32 departamentos, tan solo seis de estos despachos están ocupados por mujeres.
Tras identificar qué falla en el Estado, la sociedad y las instituciones, las mandatarias se pusieron de acuerdo en no desfallecer en la lucha de la paridad de género y firmaron unánimemente el acuerdo por la igualdad: “Renovamos hoy nuestro compromiso como mandatarias colombianas para lograr que los derechos de las mujeres en Colombia sean una realidad”, reza uno de los puntos.
Según comentaron concejalas, alcaldesas, diputadas y gobernadoras a este diario, el encuentro se posiciona como un espacio muy importante en la línea del tiempo de la igualdad de género. Hace 30 años, recuerda Bibiana Aído, representante de ONU Mujeres en Colombia, hablar de derechos femeninos era prácticamente un discurso silenciado. Sin embargo, luego de décadas de luchas y miles de mujeres exigiendo igualdad y menos brechas en sus vidas, esas exigencias se convirtieron en realidad.
En Colombia, por ejemplo, han logrado llegar a espacios censurados en el pasado, como la Vicepresidencia de la República, alcaldías locales o altos cargos en la Rama Judicial como magistradas.
“Ha sido interesante escuchar a las mandatarias donde han puesto sobre la mesa lo que viven en los territorios: violencia, agresiones políticas y conflicto armado. La violencia es disuasoria, pues disuade a aquellas mujeres que quieran participar en algo, pues les esperan agresiones. Esperamos que no solo se analicen las problemáticas, sino encontrar soluciones y redes de apoyo”, explicó Aído a este diario.
Las mandatarias aseguran que aún faltan muchos escalones para garantizar vidas sin agresiones o estereotipos, pues aún conviven con brechas salariales, oportunidades reducidas o cargas de cuidado, pero encuentros como estos las motivan a seguir en la lucha. A fin de cuentas, el objetivo es solo uno: romper el techo de cristal, y conforme pasa el tiempo, ellas manifiestan que están más cerca de hacerlo.
