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En Colombia, las mujeres rurales representan la fuerza que mantiene viva la economía campesina, la soberanía alimentaria y la memoria cultural de sus territorios. Su trabajo —muchas veces invisibilizado— ha sido el motor de las transformaciones más profundas que hoy experimenta el campo colombiano: el paso de la subsistencia a la autonomía, de la desigualdad al liderazgo, y del anonimato a la participación.
Estas guardianas de la tierra, del agua y de los saberes ancestrales sostienen la vida en el campo colombiano desde el amanecer hasta el anochecer: siembran, cuidan, alimentan, organizan y lideran procesos que hoy están cambiando la historia del desarrollo rural en Colombia. Ellas son mujeres campesinas, rurales, pescadoras, recolectoras, adultas mayores y cuidadoras que, desde la diversidad de sus territorios, encarnan los valores de la autonomía, la equidad y la igualdad de género.
Su papel es esencial no solo para la seguridad alimentaria del país, sino también para la transformación económica, sociocultural y ambiental de los territorios. El Día Internacional de las Mujeres Rurales, Campesinas y de la Pesca, que se conmemora este 15 de octubre, reconoce precisamente eso: su papel transformador en la construcción de comunidades más justas, sostenibles y en paz.
Durante los últimos años, los aportes de las mujeres han comenzado a ser reconocidos y respaldados mediante políticas públicas y estrategias que fortalecen su autonomía económica y liderazgo comunitario. En ese esfuerzo el Fondo Mujer Libre y Productiva de la Vicepresidencia y el Fondo de Fomento para las Mujeres Rurales -FOMMUR, del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, buscan poner a las mujeres rurales en el centro de las transformaciones estructurales que vive el campo colombiano.
Entre agosto de 2022 y agosto de 2025, en el Fondo Mujer Libre y Productiva han participado en las diferentes estrategias y programas, un total de 65.581 mujeres ubicadas en 32 departamentos y 998 municipios de Colombia, con una inversión total de $334 mil millones, de los cuales $124 mil millones corresponden a aportes del Fondo Mujer.
Una de las beneficiarias del Fondo Mujer de la Vicepresidencia es Blanca Lilia Fernández Muñoz, representante legal y lideresa de la Asociación de Mujeres Campesinas Ubaruba Ambiental, una organización sin ánimo de lucro dedicada al cultivo orgánico del café que se ubica en las montañas de Isnos (Huila).
“Yo he aprendido que el campo es lo más hermoso que existe, que Dios nos ha regalado, porque es quien nos da la producción alimentaria para que las ciudades vivan. Sin campo no hay ciudad”, dice Blanca Lilia, con el tono sereno de quien ha vivido siempre entre montañas.
Su asociación está compuesta por 23 asociados, de las cuales la mayoría son mujeres y jóvenes entre los 16 y 24 años. Desde hace un año, con el apoyo del programa Mujer Rural Soberana, impulsado por el Fondo Mujer Libre y Productiva, Blanca y sus compañeras lograron acceder a maquinaria industrial para mejorar la calidad de su café y sus derivados —vino, galletas, tortas y panelitas de café—.
“Antes todo lo hacíamos artesanal. Con el programa pudimos industrializar parte del proceso y sacar un producto de mejor calidad. Para nosotras fue muy importante porque ahora podemos vender directamente, sin intermediarios”, explica Blanca Lilia.
Blanca Lilia, hija de campesinos, conoce de cerca las dificultades de la vida rural: las vías intransitables, los altos costos de transporte y la falta de apoyo para la comercialización de sus productos. Pero también sabe del poder de la unión y la capacitación: “Con las formaciones del programa aprendimos mucho: a manejar los procesos, a conocer el mercado, a soñar más allá del cafetal. Ahora queremos darle un impacto social a la comunidad, ayudar a otras familias y abrir canales de exportación”, afirma.
Su liderazgo encarna el sentido más profundo del Día de la Mujer Rural: el reconocimiento de que el campo colombiano podrá transformarse si las mujeres son parte activa y decisiva de su desarrollo económico y social desde los territorios.
Es así como el programa Mujer Rural Soberana, donde participa Blanca Lilia, ha fortalecido la autonomía y el empoderamiento económico de 2.752 mujeres rurales, mediante asistencia técnica, acceso a activos productivos y conexión con mercados locales y nacionales.
El Fondo Mujer trabaja a través de tres grandes estrategias: Mujer Emprende, Inclusión Financiera y Autonomía Económica. Cada una responde a los desafíos que enfrentan las mujeres para fortalecer sus emprendimientos, acceder a recursos, formación y oportunidades laborales.
La estrategia Mujer Emprende, que ha beneficiado a 10.256 mujeres entre agosto de 2022 y agosto de 2025, impulsa el desarrollo de emprendimientos de mujeres, a través de capital productivo, asistencia técnica y conexión con mercados locales e internacionales.
En esta estrategia, se ha acompañado a 23.915 mujeres rurales, en los 32 departamentos de Colombia. De ellas, 6.877 han recibido activos productivos —herramientas, equipos, insumos o maquinaria— que fortalecen su autonomía económica y generan impactos positivos en sus comunidades.
A través de su participación en los programas liderados por el Fondo Mujer de la Vicepresidencia, se promueve la equidad de género y el cierre de brechas económicas, sociales y territoriales. Además, el Fondo impulsa la realización de los sueños de miles de mujeres que transforman sus comunidades con iniciativas productivas, sostenibles y asociativas.
Los cinco (5) departamentos con mayor número de beneficiarias rurales son Nariño con 3.816 mujeres participantes. Le siguen Cesar (1.604), Putumayo (1.533), Bolívar (1.523), Cauca (1.470), También se destacan Tolima (1.410), Antioquia (1.340), Chocó (1.332) y Huila (1.151), entre otros.
En total, 12.414 de las mujeres atendidas pertenecen a las Zonas Más Afectadas por el Conflicto Armado (ZOMAC) y 10.828 viven en los municipios PDET, priorizados tras la firma del Acuerdo de Paz de 2016. Estas cifras muestran que el enfoque del Fondo Mujer es también de reparaciones históricas y territoriales.
Todo esto va en concordancia con un paso histórico que dio el país en junio pasado al reconocer al campesinado como sujeto de derechos, mediante el Acto Legislativo 01 de 2023, una conquista impulsada por décadas de lucha de las organizaciones campesinas y rurales.
Para las mujeres rurales, campesinas y de la pesca en todas sus diversidades, este avance tiene un impacto doble: no solo refuerza su papel como lideresas dentro de las comunidades campesinas, sino que también fortalece la exigibilidad de sus derechos en materia de acceso y titularidad de la tierra, crédito, infraestructura, y participación política. De esta manera, el reconocimiento del campesinado como sujeto de derechos se entrelaza con las políticas de igualdad de género y las estrategias de construcción de paz territorial.
Con enfoque de género, el campo colombiano avanza hacia la equidad.
En paralelo, el Fondo de Fomento para las Mujeres Rurales -FOMMUR, del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, se consolida como un instrumento de política pública y transformación social, diseñado por y para las mujeres rurales de Colombia, con el propósito de fomentar su autonomía económica, en cumplimiento de la Ley 731 de 2002, modificada por la Ley 2462 de 2025, conocida como la “Ley de Mujer Rural”, que materializa oportunidades reales para mujeres rurales, campesinas y de la pesca, en todo el territorio nacional.
Esa ley considera mujer rural a toda aquella que realiza actividades productivas o reproductivas vinculadas al entorno rural, incluso si no recibe remuneración o reconocimiento formal. Este concepto incluye a mujeres campesinas, indígenas, afrodescendientes, pescadoras, recolectoras, mujeres jóvenes y adultas mayores, mujeres con discapacidad y pertenecientes a la comunidad LGBTIQ+.
Reconocer esta diversidad es esencial para garantizar políticas con enfoque diferencial e interseccional. Las mujeres rurales no son un grupo homogéneo: enfrentan desigualdades cruzadas por razones de etnia, edad, ubicación geográfica y/o condición socioeconómica, entre otras. Por ello, estos programas priorizan la atención de mujeres en situación de vulnerabilidad, en especial víctimas del conflicto armado y pertenecientes a territorios colectivos.
El FOMMUR trabaja en articulación con el Fondo Mujer de Vicepresidencia y promueve la consolidación de proyectos productivos que fortalezcan la autonomía económica de las mujeres rurales. Además, impulsa su liderazgo y fomenta la creación de redes comunitarias, con el fin de garantizar que las políticas públicas de igualdad de género se traduzcan en oportunidades reales para las mujeres rurales, campesinas y de la pesca.
Entre agosto de 2023 y lo corrido de 2025, el FOMMUR ha beneficiado a 1.697 mujeres rurales, de las cuales 1.190 viven en zonas afectadas por el conflicto armado. Esta labor ratifica su compromiso con los cambios estructurales en el campo colombiano de poner a las mujeres rurales en el centro del desarrollo y reconocerlas como agentes de transformación económica, social y ambiental.
En un país donde la ruralidad ha sido históricamente marginada, las mujeres rurales demuestran que el desarrollo sostenible solo es posible si se reconoce su liderazgo. Su participación en los programas del Fondo Mujer Libre y Productiva de la Vicepresidencia, y del Fondo para el Fomento de las Mujeres Rurales – FOMMUR, impulsan sus emprendimientos, transforma estructuras de exclusión, fortalece la economía del cuidado y contribuye activamente a la construcción de paz en los territorios.
Hoy, estas mujeres, campesinas, indígenas, afrodescendientes, pescadoras, diversas, jóvenes, adultas mayores o con discapacidad, son protagonistas de un campo que resiste, innova y se transforma. Son guardianas de la tierra y del agua, artesanas de la vida y constructoras de paz.
La conmemoración del Día Internacional de las Mujeres Rurales es más que un homenaje: es un acto de reconocimiento profundo a su fuerza, resistencia y esperanza. Ellas son las sembradoras de un nuevo campo colombiano, uno que florece con equidad, inclusión y dignidad. Hoy, las mujeres rurales son su fuerza vital, las que siembran oportunidades, cultivan esperanza y abren camino hacia un país más justo y solidario.
Conozca sus historias, valore su trabajo, apoye sus iniciativas. Comprar lo local, lo rural y lo hecho por mujeres es sembrar futuro. Porque cuando una mujer rural próspera, florece su comunidad y crece el país.
✉️ Si le interesan los temas de paz, conflicto y derechos humanos o tiene información que quiera compartirnos, puede escribirnos a: cmorales@elespectador.com o aosorio@elespectador.com.