Antes de conocer la oportunidad que cambiaría su vida, Ediana Olave tuvo que vivir varios meses de angustias y tropiezos económicos por una razón: su género y las brechas que miles de mujeres enfrentan en el mundo laboral. Tenía estudios, pero al ser una persona migrante, su título no era homologado en Colombia y sin certificación, las posibilidades se reducían casi a cero.
Su bolsillo no era el único afectado, pues recuerda que su “autoestima estaba muy baja, estaba a cargo de dos niñas menores de edad y muchas veces no tenía sustento para una merienda, uniformes de colegio y, como madre, solo veía un reto grande”.
Por meses se preguntó cómo encontrar una oportunidad que le diera un trabajo formal y una ventana para crecer profesionalmente, garantizar los mínimos básicos de su familia y lograr una tranquilidad que las brechas de género le arrebataron.
“Un día una amiga me recomendó un programa, se llamaba Fondo Mujer Libre y Productiva. Decidí que quería ser yo, libre y productiva, y empecé un negocio que hoy me posiciona como empresaria”, dice Ediana al mirar con nostalgia que, como mujer, solo le faltaba una oportunidad para lograr autonomía económica. Hasta que la encontró.
Motivados por este tipo de anécdotas, Fondo Mujer Libre y Productiva y Confecámaras se unieron para realizar un estudio con el objetivo de ofrecer una respuesta que llevara a entender si el género de quién lidera la empresa influye o no en la vinculación de trabajadores. La investigación encontró que sí hay diferencias en la vinculación de trabajadores entre empresas lideradas por mujeres y hombres. Estas se deben principalmente a la aplicación de prácticas de gestión y decisiones financieras.
El estudio llama la atención sobre los factores que influyen en las brechas de género para la vinculación de trabajadores, con el propósito de apoyar a las emprendedoras a mejorar sus prácticas gerenciales, como por ejemplo llevar indicadores en sus negocios, tomar decisiones de manera formal con su equipo de trabajo y mejorar sus prácticas financieras.
Con una muestra de cerca de 1.000 empresas para extraer información sobre características del líder, entre ellas la edad, educación, experiencia; del modelo de negocio, como años de operación, tipo de registro en cámara, ventas, empleo; prácticas financieras y de gestión para determinar si el género de quien lidera una empresa incide en sus posibilidades de contratar trabajadores. Una de las conclusiones de la investigación indica que “el género del líder de la empresa es un factor determinante en la vinculación de trabajadores”.
El género sí influye
Aunque son miles los casos de mujeres empresarias que con perseverancia han alcanzado la autonomía económica o cargos en empresas, las brechas de género siguen llegando a sus oficinas. El estudio detalló que cuando una mujer maneja los hilos de una empresa, tiene menos probabilidades de lograr vincular laboralmente a otras personas que un hombre que ocupa la misma posición en otra empresa. La fórmula se complica cuando se habla de “trabajadores asalariados”, es decir, personas vinculadas con un salario fijo y que gozan de todas las prestaciones sociales. Allí, la diferencia es de 30 puntos porcentuales entre hombres y mujeres.
¿A qué se debe la brecha? El estudio demuestra que, más que un tema de capacidades de las mujeres en cargos directivos, se debe a factores estructurales que han tenido que enfrentar en sus oficinas de gerencia. En particular, la brecha se explica en gran medida por el menor uso de herramientas de gestión empresarial, como indicadores de desempeño o la toma de decisiones estratégicas en equipo, y por desafíos en el manejo financiero, como la separación de finanzas personales y del negocio o la inversión sostenida en sus empresas. Estas prácticas, que son menos frecuentes entre las empresarias, inciden directamente en la capacidad de generar empleo. A esto se suman factores contextuales como la carga desproporcionada de trabajo no remunerado que asumen muchas mujeres, lo cual limita el tiempo disponible para dedicar a sus emprendimientos.
Sin mayores oportunidades para vincular trabajadores, según el estudio, las empresarias quedan prácticamente entre la espada y la pared, pues deben continuar con la gestión empresarial y al mismo tiempo seguir con las labores de cuidado. Pero esos resultados también muestran un escenario preocupante para la realidad laboral en Colombia.
Las conclusiones de la investigación arrojan luces sobre tantas sombras en el mundo laboral colombiano. Otro de sus hallazgos demostró que, a pesar de las brechas, las mujeres emplean toda clase de recursos para intentar garantizar el éxito de sus empresas. Incluso las cifras muestran que cuando hay una mujer a cargo del negocio, se crea un efecto dominó que garantiza el empleo a otras mujeres, pues el 65% de las personas contratadas en empresas lideradas por mujeres son mujeres, mientras que, en las empresas dirigidas por hombres, la proporción de trabajadoras es del 33%.
“Se demuestra que las mujeres empresarias son clave para avanzar hacia una economía más inclusiva y sostenible (...) Cuando operan en condiciones similares a las de sus pares hombres alcanzan niveles de vinculación laboral comparables, lo que evidencia su enorme potencial. Apoyarlas es apostar por más empleo, equidad, estabilidad y un país con oportunidades para todas y todos”, explicó María Fernanda Reyes, directora del Fondo Mujer Libre y Productiva.
Mismo perfil, distinto escenario
El estudio, además de reafirmar que las brechas no se deben a una cuestión de falta de talento o compromiso por parte de las mujeres, muestra que también puede ser una barrera de prácticas gerenciales y financieras. Para argumentar este punto ofrece más conclusiones.
Una de las principales conclusiones se extrajo al concluir que, aunque hombres y mujeres cuentan prácticamente con los mismos perfiles profesionales, son las mujeres quienes enfrentan escenarios distintos en el ecosistema empresarial.
Por ejemplo, los datos recogidos por el estudio Tejiendo Igualdad demuestran que la edad promedio de un dirigente es de 43 años, que ambos cuentan con más de una década de experiencia laboral, tienen estudios académicos similares y tanto hombres como mujeres ocupan altos cargos directivos en empresas. Pero a la hora de analizar su gestión como cabezas de las empresas, se empiezan a notar las diferencias.
A modo de caracterización de las empresas, el 93 % de los negocios liderados por mujeres reporta ventas anuales inferiores a $139 millones, mientras que entre los hombres ese porcentaje es del 80 %. Esta diferencia, añade el informe, no se debe a la capacidad empresarial, sino a las condiciones desiguales en que operan: menor acceso a financiamiento, más responsabilidades domésticas y mayor exposición a sesgos de género.
Los hallazgos del sondeo se suman a otras brechas de género ampliamente conocidas en Colombia que limitan el crecimiento profesional de las mujeres. En 2023, por mencionar un caso, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) encontró que una de las raíces de la desigualdad entre hombres y mujeres era la educación, pero aunque suene contradictorio, ni siquiera aquellas con los mismos títulos académicos lograban tener salarios iguales. Según ese informe, de cada 10 mujeres que terminaban la primaria, apenas tres lograban acceder a salarios similares a los de hombres con niveles idénticos de educación.
La investigación del Fondo Mujer de la Vicepresidencia intenta ofrecer una radiografía sobre esa situación. Según se puede leer en el estudio, “las barreras estructurales limitan la capacidad de las mujeres para crecer, generar empleo formal y acceder a condiciones laborales dignas (...) Reducir estas barreras no solo beneficiaría a las empresarias, sino que fortalecería la economía nacional”.
Los principales desafíos
¿Hay desafíos? Sí. Pero la investigación demuestra que incluso con un muro de barreras frente a ellas, las mujeres empresarias logran sostener las empresas y fomentar la inclusión femenina.
Además, el sondeo ofrece una radiografía de lo que les sucede a las mujeres: en la actualidad, sostienen el motor de la economía con menos apoyo y más obstáculos y, al mismo tiempo, ofrecen soluciones empresariales y de política pública para cerrar esas brechas de género.
Entonces, sugiere la investigación, “este conocimiento es esencial para diseñar estrategias que promuevan el crecimiento de empresas lideradas por mujeres. Impulsar su desarrollo no solo contribuirá a una economía más equitativa y sostenible, sino que fortalecerá la autonomía económica femenina y dinamizará un tejido empresarial más inclusivo y competitivo”.
A los ojos de María Consuelo Castro, una mujer que hace años vivió las brechas por dedicarse a cuidar a sus hijos y que en la actualidad es una empresaria exitosa que ocupa la gerencia sostenible de Claro Colombia, “las empresas y la academia no pueden estar al margen de esta realidad. Este estudio nos muestra que las mujeres pueden aportar de formas distintas, y que la productividad también se mide por la presencia femenina en los negocios y por cómo se construyen soluciones”. Castro dice que, al igual que a todas las demás mujeres empresarias, la apuesta, aunque difícil, es la de cerrar brechas. “Es una bola de nieve en la que ganan todos: la academia, el Estado, las empresas y, por supuesto, las mujeres”, reflexiona.