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“Habrá un cambio de lenguaje en el próximo gobierno que los medios tenemos que aprender a interpretar”

María Alejandra Villamizar, periodista política de Caracol Noticias y Caracol Radio, habla de su experiencia cubriendo el proceso electoral y de las reflexiones que les deja el panorama político al ejercicio periodístico y a los medios.

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Laura Alejandra Moreno Urriaga
09 de julio de 2022 - 02:00 a. m.
María Alejandra Villamizar acumula más de 25 años de experiencia trabajando en medios de comunicación y análisis político. /Jose Vargas
María Alejandra Villamizar acumula más de 25 años de experiencia trabajando en medios de comunicación y análisis político. /Jose Vargas
Foto: JOSE VARGAS ESGUERRA; El... - JOSE VARGAS ESGUERRA
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Cubrir las elecciones: un reto para los medios

¿Cómo fue el proceso de generar la franja “Conversaciones de país” en los espacios de Noticias Caracol?

El país necesita reflexiones más profundas y menos elaboradas desde la estrategia política, desde la frase elaborada, desde el marketing electoral y político, esa conversación nos va dando la pista de qué somos y qué temas realmente conversamos. No nos hemos dado cuenta, pero nos hemos ido metiendo en una narración nuestra de sociedad, de país, que deja los temas a medias, y más ahora con las redes sociales.

La invitación a los políticos era conversar de país, muy diferente al formato de la entrevista. Cuando se asume el papel del periodista hay que ser incisivo, y estas conversaciones, sin que fueran superficiales, trataban de acercar a la gente con el entrevistado.

¿Cuál fue el resultado de esas conversaciones?

De esas conversaciones se nutrieron muchas agendas, ciudadanos que se dieron cuenta de lo que los candidatos pensaban, de lo que estaban proponiendo, lo que querían para el país, cómo podían pensar, preferirse unos a otros y sé que se tomó nota de esas conversaciones. Creo que fueron escenarios que aportaron algo.

¿Cómo evitar la superficialidad en esos espacios de conversación?

Intentaba que ellos conversaran entre ellos, que se refirieran el uno al otro, que tuvieran la libertad de reírse, de decir “no sé de ese tema”, sin que fuera un escenario de vergüenza.

Los políticos no son infalibles y pienso que parte del problema que tiene la credibilidad de los políticos es que se les concede un micrófono abierto frente a un montón de cosas que no saben. Las conversaciones más distendidas no tienen que ser menos interesantes; al no sentir que están en un paredón pueden darse a conocer de manera más honesta.

¿Cómo fue la actitud de los candidatos en este formato?

Los políticos siempre están actuando un poco en su rol de políticos; hay gente más profesional que ya tiene su personaje político creado y hay otros, como lo vimos en esta campaña, que están creando su personaje político y ni ellos se dan cuenta en qué momento están evolucionando hacia un tipo de político con frases de cajón y lugares comunes.

Es marketing, los que repiten la misma frase durante toda la conversación, así se les hable de otro tema, esos son políticos entrenados, y son los que menos aprovecharon ese espacio; quisieron hacer alarde de ese entrenamiento, que muchos lo necesitan, tienen una propuesta y cinco cifras, y eso es lo que repiten. Los que son más reflexivos y retóricos lo hacen bien, ponen sus agendas, pero también tienen que esforzarse, son capaces de crear pensamiento en una conversación de estas.

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¿Cómo ha cambiado el formato del país de los jóvenes entre las elecciones de 2018 y las de 2022?

Este es un formato que creamos pensando en segmentos de población, que como periodistas muchas veces no recogemos en inquietudes que suelen ser más acartonadas desde el punto de vista periodístico, que nosotros caracterizamos como los temas grandes de la política. Segmentos como los jóvenes no están vinculados a esa dinámica.

Lo hicimos en 2018 por primera vez, y en esta versión vemos a jóvenes mucho más preparados, más conscientes de los temas que les interesan. Lo hicimos pensando en darles esa visibilidad, en poner sobre la mesa las agendas de futuro que ellos plantean, en que los políticos se enfrenten a públicos que no son fáciles, y menos en un estudio de televisión.

¿Cómo mantener ese diálogo con los jóvenes y la política?

Los jóvenes quedaron dentro de un proceso que queremos seguir con El país de los jóvenes para estar en contacto, proponiendo temas y la idea es que puedan estar haciéndole seguimiento al próximo gobierno. En la campaña y en el programa quedan muchas cosas, pero estos jóvenes tienen nota de todos los compromisos, y por eso es importante darles continuidad a estos procesos.

La conversación política después de las elecciones

¿Cómo extender la conversación no solo a los jóvenes, sino a todo el país, a la ruralidad, a las regiones y a grupos que se han pensado como ajenos a la política?

El nivel de participación que han permitido las redes sociales en la conversación pública ha hecho que hoy sea muy difícil no estar como ciudadano vinculado o interesado de cualquier forma en algo político que tiene que ver con su entorno, con su familia, su colegio, su trabajo.

El reto ahora como sociedad es entender que segmentar los intereses no es una cosa solo del algoritmo, es mucho más fácil cuando la gente es parte de la conversación entre iguales. La clave del reconocimiento del otro parte de romper un poco esos minimundos que vamos teniendo, conversar entre distintos que es un propósito que está de moda en la filosofía moderna, cómo hablar entre diferentes sin agredirnos, sin matarnos.

¿Se puede llevar esta idea de diálogo sin daños y sin descalificación del otro a las redes sociales?

No tengo fe en eso, no creo que las redes sociales vayan a corregir el rumbo que ya tomaron en asuntos políticos; son muy potentes para otras cosas porque unen, le dan representación a un montón de gente, porque cada persona tiene una voz y puede existir en lo público.

No pienso que las redes sean un escenario ideal de respeto, cada uno toma una decisión sobre de qué manera participamos en la conversación global de las redes sociales y qué expectativas tenemos, hay gente que vive de eso.

Pero la política y los políticos están en las redes sociales inevitablemente

No creo que el escenario de las redes dirima los conflictos, al contrario, los va a profundizar. Les recomendaría a los funcionarios públicos que no participen en las redes sociales, porque la función de gobernar no tiene nada que ver con estar presente en las redes. Las instituciones pueden publicar, claro, pero no estar contestando cada ataque, como pasó con el proceso de paz en el gobierno de Juan Manuel Santos, ahí se perdieron muchas oportunidades de visibilizar realmente el Acuerdo por estar respondiendo ataques.

¿Cómo mantener la conversación más allá de las elecciones, en debates importantes del Congreso y en el transcurso de los gobiernos, que no quede en el auge electoral?

Las elecciones son un tiempo que me gusta, porque la gente se interesa en lo público, en escuchar las propuestas, en preguntarse si está bien o está mal, si las propuestas son irrelevantes o tienen que ver con su vida; son meses en los que terminamos agotados, son tan intensas las conversaciones sobre lo público, se ponen todas las fichas sobre la mesa y es muy interesante porque eso es la democracia y tiene que ser renovada cada cuatro años y los temas van cambiando.

Una vez se cierre el tema electoral vamos a ver qué tanto se cumplió y qué tanto eres capaz de mantener una promesa de acuerdo nacional, la conversación continúa, pero la gente también tiene que hacer su vida más allá de las decisiones de gobierno, mientras transcurren las reformas y las leyes, hay un día a día y si las cosas no tienen que ver con ese día a día es difícil mantenerse en la conversación de la misma forma que en elecciones.

¿Cuáles van a ser los retos de cubrir el gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez?

Este será un gobierno que van a mirar muchísimo, hay tal expectativa y cruce de cosas, que todo el mundo tratará de interpretar permanentemente qué es lo que está pasando. Supuestamente venía una cosa de contrastes y confrontación que la gente se imaginaba, pero parece que no.

Habrá personajes muy distintos a los que hemos visto, vamos a tener que aprender de respeto para los funcionarios públicos que forman parte de las organizaciones sociales que no estaban representadas en figuras del Estado. Hay un cambio de lenguaje que tenemos que aprender a interpretar, los medios vamos a tener que aprender a respetar esos lenguajes y a valorarlos dentro de sus contextos políticos, va a haber un cambio en la jerarquía de los temas, vamos a tener una discusión económica interesante.

Hay gente que nunca se había visto representada, hay otro país tratando de que su grito que fue escuchado y que ganó las elecciones sea respetado, ese es el punto fundamental.

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El “mea culpa” de los medios

¿Cuáles fueron las fallas en el cubrimiento de esta campaña?

El registro es distinto a los procesos, el registro de la declaración, de la frase desconectada de todos los contextos, de una descalificación ideológica que se hacía, los titulares de una cosa espectacular, todo eso nos está pasando una cuenta muy alta a los medios de comunicación en estas elecciones.

Es una factura muy alta por problemas de rigor periodístico, por entrar en la campaña a ser parte de un activismo político que no nos corresponde. El periodismo debe hacerse una reflexión muy grande frente a lo que pasó. Aquí hay plataformas de comunicación que no son medios, donde se ataca y se descalifica el trabajo de los colegas por asunto de estrategia empresarial. Hay que llamar las cosas por su nombre y si tengo un medio que está decidido a hacer oposición al gobierno per se, que lo diga.

¿Cuál es la responsabilidad de los periodistas frente a la difusión de información falsa?

La llamada es a ver los medios profesionales, vayan a la información en medios serios, porque sí existen los medios serios, quedamos periodistas serios, y creo que hay que reivindicarlo.

También hay gente y medios que tienen que hacer un mea culpa porque han intentado tergiversar las cosas, las mentiras son la condena de los periodistas, mentir deliberadamente tiene que dar un lugar fuera del periodismo inmediatamente. Si usted no es buena persona, si lo que quiere es hacer daño, no sea periodista, sea político y hace activismo donde la dinámica es diferente, pero en periodismo no, esta es una trinchera necesaria para la democracia.

El periodismo político y la moderación de debates han sido espacios ocupados en gran parte por hombres, ¿cuál es el mensaje de que usted esté moderando y opinando en estos espacios?

No me veo sentada en el panel de debate por ser mujer, sino porque estoy profesionalmente habilitada desde hace varios años en participar en los debates y no creo que sea la única ni la mejor. El periodismo político es muy masculino, los políticos son hombres en su mayoría, las mujeres van avanzando, pero el criterio no tiene género.

Aunque sin darse cuenta uno pasa por otros procesos de evaluación, sin querer queriendo participa de esos machismos que hay en el mundo del periodismo y de la política me hacen comentarios como: “Qué buenas sus conversaciones y cómo se veía de bonita”, y el día que no sale bien el cabello o el maquillaje por alguna razón, ese es el tema de conversación, que no es el tema o el énfasis.

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¿Cómo afrontar el acoso al que se enfrentan las mujeres periodistas al cubrir fuentes como política o deporte?

La feminidad ha tenido muchos riesgos en función del intercambio por información, eso pasa y había propuestas de “¿quiere la indagatoria?, acompáñeme a la oficina”, eso pasa y usted puede pegarle una cachetada al tipo y quedarse sin la indagatoria o va a la oficina y se planta: “Vine por trabajo”, uno debe saberse plantar, ya sea en el mundo político, cultural o deportivo. Creo que hay que tener carácter para saber en lo que uno está.

Pero además del carácter, es importante denunciar esos casos para no normalizar el acoso por información.

Sí. Tengo una forma de vivir mi mundo profesional, puede que la haya tenido, pero no he sentido una discriminación por ser mujer, puede que no me hayan pagado más cuando podrían, puede ser, pero no ando con ningún complejo, he tenido buenas relaciones con mis jefes y no tengo ningún conflicto que me ponga en el escenario de víctima. Estoy referenciada en cinco o seis casos de seguimientos, chuzadas y perfilamientos, hago lo que tengo que hacer frente al tema, pero no hago de eso una razón de ser de mi oficio.

Laura Alejandra Moreno Urriaga

Por Laura Alejandra Moreno Urriaga

Comunicadora y periodista de la U. Javeriana. Hago parte del equipo editorial de Impacto Mujer en El Espectador. He trabajado como periodista en temas de género, verdad y conflicto. También en coordinación de proyectos de innovación social y estrategias de contenidos multimedia.@lamorenourlamoreno@elespectador.com

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