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En 2023, María Inés Ruz Zañartu llegó a ser embajadora de Chile en Colombia, la primera mujer en ocupar este cargo en más de 200 años de relaciones diplomáticas entre ambos países.
En entrevista con El Espectador, la embajadora Ruz expuso los retos y propuestas de la política exterior feminista de Chile y los planes de trabajo con Colombia. Algunos de los temas de trabajo colectivo se enmarcan en la implementación de la Resolución 1325 de 2000 de Naciones Unidas sobre Mujeres, Paz y Seguridad.
“La política exterior feminista no está anotada en un decálogo, la tenemos que construir día a día. A partir de las experiencias, trayectorias y reflexión de nuestras propias prácticas, de ser mujeres que hemos luchado por el bienestar social, por los derechos de las mujeres, las minorías, los discapacitados y los pueblos indígenas”, señaló la embajadora.
Las relaciones entre estos dos países también se han consolidado en temas de paz, desde la firma del Acuerdo de Paz con las extintas FARC-EP en 2016, donde Chile fue país acompañante. Actualmente, tiene el rol de país garante en los diálogos de paz con la guerrilla del Ejército de Liberación (ELN). Para la embajadora, “la paz de Colombia es la paz de América Latina” y entre los dos países hay mucho que aprender en sus recorridos y experiencias trabajando por la equidad de género y el rol de las mujeres en la construcción de paz.
¿Cuáles son los principales retos en equidad de género en Chile?
Chile no es un país distinto a los demás de América Latina, pues estamos enfrentando graves problemas de feminicidio y violencia intrafamiliar. Tenemos un campo amplio que avanzar en términos del reconocimiento de los derechos de la población en general, los derechos de los jóvenes, los discapacitados, la niñez y la mujer.
¿Cuáles son las principales apuestas en equidad de género en Chile?
Chile tiene algunos avances en política pública, pero grandes déficits respecto a la incorporación de las mujeres en los niveles de direcciones y en la definición de las políticas. Sin embargo, el gobierno del presidente Boric tiene una agenda y un programa definido para integrar la paridad de género. Se incorporó el primer gabinete paritario y estamos aplicando este principio en la elección de los cargos públicos, en la designación de cargos en el Ejecutivo y la Ley de Partidos también incorpora este paradigma. Para esta embajada es importante avanzar en los temas de la Resolución 1325 y avanzar en el empoderamiento de la mujer.
¿Cómo avanza la política exterior feminista de Chile?
El tema de política exterior feminista es un paradigma en construcción y coincide que los dos países, Chile y Colombia, estamos haciendo camino al andar en la construcción de esta política. No solamente consiste en que las mujeres estemos presentes en la definición de las políticas públicas, en los cargos internacionales o en cargos de responsabilidad dentro de la Cancillería, sino que implica mirar desde la visión de las mujeres, desde nuestra cultura del cuidado en la que nos hemos formado desde la primera infancia.
En Chile hemos avanzado en la Subsecretaría de Relaciones Exteriores, a cargo de Gloria de la Fuente González, y en tener un instructivo de cómo atender los casos de violencia que se presentan en los consulados. Antes no habíamos visualizado esos aspectos y tener lentes de género cuando se presentan casos de violencia hacia las personas que llegan a los consulados a pedir ayuda y atención.
Estamos también elaborando el tercer Plan Nacional de Acción de la Resolución 1325 de Mujeres, Paz y Seguridad. Aunque acá en Colombia se está desarrollando el primer Plan Nacional de Acción, consideramos que tenemos mucho que aprender de Colombia, porque ha tenido un conflicto interno y ha desarrollado mecanismos de diálogos y participación de las mujeres.
En el caso de la Resolución 1325 se ha desplegado una metodología que implica la incorporación de las agrupaciones de mujeres en cada uno de los territorios. Es importante reflexionar sobre nuestras prácticas para poder aportar un nuevo conocimiento y armar esta política exterior en ese sentido.
¿De qué forma se ha integrado la diversidad de las poblaciones en la política exterior feminista?
Yo soy muy crítica a lo que hemos hecho y reconozco que hemos ido avanzando de la mano del multilateralismo. La gente ve la política exterior como algo superlejano y resulta que tiene que ver con todo lo que hacemos diariamente, con nuestros derechos, la economía, los impactos del medio ambiente, los derechos de las comunidades indígenas. Yo te diría que Chile, si no fuera por el avance en el ámbito multilateral, por las convenciones que hemos tenido de derechos humanos a nivel multilateral y regional, no habríamos incorporado en nuestra legislación política el medio ambiente, por ejemplo.
Se ha empezado a incorporar el estudio de la lengua indígena en las escuelas, principalmente de la región de la Araucanía, donde se encuentra el pueblo mapuche. Aún tenemos mucho que avanzar en el reconocimiento de derechos y alcanzar el paradigma de un Estado de bienestar social.
¿De qué forma la experiencia de Chile puede aportar al proceso que inició hace poco Colombia con su política exterior feminista?
Chile tiene experiencia en la incorporación de género en los tratados de libre comercio y esperamos compartirla con Colombia. El primer tratado de libre comercio que incorporó esta visión fue el que firmamos con Canadá y un incentivo fue que Canadá ya tenía un avance respecto al tema. Este enfoque nos llevó a pensar cómo impactan los acuerdos en la vida de las personas que van a trabajar en el ámbito económico, comercial o incluso las que van a recibir los beneficios del acuerdo.
Un ejemplo claro de esto es que nosotros exportamos fruta, es uno de los rubros en los que Chile ha tenido ventajas competitivas en los mercados internacionales. Entonces, con esta visión, nos preguntamos: ¿quiénes recolectan la cereza, un producto estrella de Chile? Mujeres. ¿De dónde vienen esas mujeres? Muchas migrantes. ¿En qué condiciones están viviendo estas mujeres? ¿Dónde dejan a sus hijos? ¿Cuántas horas de trabajo tienen? ¿Cuáles son los servicios higiénicos que utilizan? ¿Hay condiciones de vida digna? Estamos recién empezando en eso y esas realidades de las mujeres se cuantifican y se tienen en cuenta para tomar medidas especiales.
En el empoderamiento económico de las mujeres, tenemos entre Chile y Colombia un campo muy importante que avanzar, tanto en la incorporación de la perspectiva de género en los acuerdos de libre comercio como en políticas específicas para estimular y promover a los pequeños emprendimientos de las mujeres. Tenemos una línea de estímulo y apoyo a la inserción económica de las mujeres, sobre todo las que tienen pequeñas y medianas empresas, para que empiecen a exportar sus productos.
Este año, Colombia fue designada sede del Centro de Excelencia de Mujeres, Paz y Seguridad de la Resolución 1325 para toda la región. ¿Cómo le parece esta decisión?
Colombia tiene la particularidad de que su conflicto lo ha tenido internamente y que las mujeres han sido un actor fundamental por la resiliencia que han tenido y al ser quienes más han recibido fuertemente el impacto. Colombia tiene mucho que aportar en la experiencia de diálogo y organización, y de políticas específicas para aplicar la Resolución 1325.
¿Existe algún plan de trabajo entre Chile y Colombia en relación con la implementación de la Resolución 1325? Si es así, ¿cuál?
Esperamos próximamente firmar entre Chile y Colombia un acuerdo de buenas prácticas en el ámbito de la política exterior feminista. Justamente, hace unas semanas, nos reunimos con la viceministra Elizabeth Taylor Jay y abordamos este tema. Acordamos tener una instancia para intercambiar experiencia.
Nosotros hemos tenido una visión de la Resolución 1325 para avanzar en la seguridad de las mujeres, al incorporarlas a la Fuerza Armada y a las misiones de paz. También en la implementación de los Planes Nacionales de Acción de la Resolución 1325. Esperamos que nuestra subsecretaria de Relaciones Exteriores, Gloria de la Fuente González, se pueda reunir con la viceministra Taylor para aterrizar una fecha e intercambiar experiencias entre ambos equipos.
A nivel de migración también tenemos un proyecto, a través de la cooperación alemana, donde están México, Colombia y Chile, para hacer una propuesta que tenga que ver con el intercambio de experiencias de política exterior y migración. ¿Qué representa el apoyo de Chile a Colombia en temas de paz?
El cumplimiento del Acuerdo de Paz de 2016 tiene un gran reconocimiento internacional, es un referente muy importante para las negociaciones que hay con los otros grupos. Consideramos que la paz de Colombia es la paz de América Latina y su ubicación estratégica, su rica diversidad y su historia política son muy importantes para toda nuestra región.
Hace unas semanas, un grupo de mujeres mapuches de la región de la Araucanía chilena visitó Colombia y se reunieron con lideresas indígenas del Cauca. ¿Cómo concluyó dicha visita?
La primera conclusión es que las realidades de las mujeres, a miles de kilómetros de distancia, son similares al llevar sobre sus hombros la interseccionalidad que significa ser mujer, indígena y pobre. Al ir a Popayán se dieron cuenta de que tenían un lenguaje común porque estaban hablando de situaciones de pobreza, de discriminación como mujeres y como indígenas, estaban hablando de derechos y necesidades básicas insatisfechas.
Esta visita no la habríamos podido hacer sin el apoyo de las cancillerías chilena y colombiana, de la Misión de Verificación de Naciones Unidas y de ONU Mujeres. También recibimos ayuda de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que recibió a la delegación con dos magistradas de origen étnico. De esta forma, estamos cumpliendo el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 17 sobre alianzas.
También se concluyó que tenemos que aprender mucho de Colombia, porque tiene un reconocimiento constitucional a los pueblos indígenas que en Chile no tenemos. Al igual que un reconocimiento a su forma de organización y a su territorio y nosotros todavía estamos lejos de eso. Colombia es un referente para Chile y yo espero que los esfuerzos de paz que estamos haciendo desde la Comisión Especial y Presidencial en la Araucanía se puedan nutrir de estos aprendizajes.
¿Cómo se puede fortalecer la agenda de género y paz en la región?
Creando alianzas y fortaleciendo las que ya existen para que podamos producir un intercambio en el ámbito de los derechos. Específicamente con Colombia, el intercambio del rol de las mujeres en el diálogo y en la construcción de la paz.
Por ejemplo, la delegación que vino de Chile son lideresas que tienen muy clara la necesidad de construir paz en el territorio, porque sin paz no hay desarrollo. Si bien tenemos una compresión del origen de la violencia, también tenemos la absoluta certeza de que si no construimos canales de diálogo, no nos sentamos frente a frente, no nos escuchamos ni tratamos de recoger el dolor del otro, no podremos solucionar el problema de la Araucanía en Chile ni vamos a poder construir paz allá ni acá. Espero que los esfuerzos que se están haciendo desde los gobiernos se puedan nutrir de los aprendizajes del intercambio de experiencias entre países.
Aspiramos a que cada uno de los actores que hemos estado involucrados tengamos como fin último y único avanzar en la construcción de la paz en la Araucanía y en la construcción de la paz acá en Colombia.