Eleonora Betancur siempre se preguntó el porqué de las cosas. Buscó explicaciones sobre la violencia que se ha vivido en el país o entender por qué el Estado sigue ausente frente a las necesidades de varias comunidades. Pero fue su última pregunta la que desató un cambio disruptivo que le valió la entrega del premio Mujer Influyente 2025: por qué Colombia no transforma la relación de cooperación internacional que ha mantenido por décadas.
Durante los últimos tres años, Eleonora, directora de la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional (APC), ha procurado la colaboración con otros estados, que en lugar de una relación vertical y de dependencia, sea una colaboración en que todos se beneficien.
A finales de 2022, Eleonora se propuso cambiar la manera en que funcionaban los engranajes de la cooperación internacional. Usualmente el Estado, incapaz de garantizar las necesidades de todos los ciudadanos, recibía aportes económicos y proyectos de otras naciones para mitigarlos. Así sucedió por años con Usaid: la agencia de EE. UU. que creaba proyectos para atender problemas, pero que con su cierre dejó al menos 25 programas en “veremos” y más de USD 400 millones retirados para darles continuidad.
Su hipótesis, aunque parece sencilla, ha requerido un cambio de enfoque y años de esfuerzo: que Colombia, en lugar de extender la mano y esperar recursos, coopere realmente con los otros Estados. Así lo hizo, por ejemplo, con un programa que conectó a mujeres campesinas de Colombia con Senegal, Costa de Marfil y Kenia para que los países africanos pudieran aprender sobre sus luchas mientras apoyan sus proyectos que hoy son soporte en los territorios.
“Ni el Estado ni el sector privado pueden solos; hay que unir esfuerzos. La cooperación no es extender la mano, es sentarnos a la mesa a decidir qué ponemos todos, y para eso les apostamos a las alianzas, que son más complejas, pero mucho más sostenibles”, comenta Betancur.
Dentro de su catálogo de proyectos está la cooperación feminista: una iniciativa en donde mujeres de Colombia entregan conocimientos sobre cómo defender sus derechos y evitar violencias basadas en género, a la par de que fortalecen sus plataformas para evitar que esas vulneraciones sigan perpetuándose en Colombia.
También comenta que al menos siete países africanos han demostrado interés en cómo Colombia ha acogido el Acuerdo de Paz con las FARC, y han solicitado ser instruidos en reconciliación y justicia restaurativa al tiempo que hacen parte de distintos procesos colombianos que le apuntan a estos propósitos.
Con China, por mencionar otro caso, la APC logró un modelo en el que 639 personas podrían formarse académicamente en el país asiático y retornar para implementar sus conocimientos.
Su trabajo ha llegado a difundirse en tantos puntos cardinales, que incluso Naciones Unidas eligió a Colombia como vicepresidente del Comité de Alto Nivel de Cooperación Sur-Sur por un período de dos años.
“Hoy somos la voz de docenas de proyectos con África, Latinoamérica, Europa y Eurasia, y que cambian la vida de las comunidades que aún necesitan estos esfuerzos en sus territorios”, acota.
Exportando país
Entre tantos productos que Colombia ofrece al mundo, como café, flores y piedras preciosas, Eleonora decidió incluir otro artículo a la oferta: los conocimientos que se han cosechado en el país y son dignos de exportar. Hoy son al menos 119 proyectos de derechos, ambientales o de fortalecimiento democrático que la APC maneja con comunidades y cooperantes internacionales, y que han valido para que el país deje atrás una historia de relaciones verticales.
“Colombia tiene buenas prácticas que el mundo quiere conocer. Estamos exportando paz, cuidado y aprendizajes, y es grato darnos cuenta de que el mundo nos reconoce más de lo que nosotros mismos nos reconocemos”, dice la directora de la APC.
Para la socióloga, aunque faltan varias tareas por resolver y comunidades por impactar, es satisfactorio ver que fue ella, una mujer, la que logró construir un legado que cambiará la forma en que Colombia se relaciona con otros países y, a la par, garantiza derechos insatisfechos.
“Ser mujer en puestos de responsabilidad, en cualquier lugar del mundo, es complejo. Pero lo que logramos al cambiar el panorama de la cooperación internacional es una motivación para las niñas que vean que nosotras también podemos llegar y marcar historia en escenarios técnicos, sociales y de política. De eso se trata todo este trabajo: de cambiar el presente e impactar el futuro”, concluye Eleonora.