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- ¿Usted a qué se dedica?
- A nada, yo estoy siempre en la casa. Esa fue la respuesta que le dio Aura Virginia Guevara a la alcaldesa Claudia López durante el regreso a clases presenciales en la localidad Los Mártires en febrero de este año. Guevara llevaba a su nieto al colegio, y recuerda como “ese momento me ayudó a pensar en que lo que yo hago es útil”.
La situación económica de Venezuela hizo que esta mujer de 66 decidiera dejar su país hace dos años y vivir con la familia de uno de sus hijos en Bogotá, cerca de El Castillo de las Artes, un antiguo club nocturno del barrio Santa Fe, que después de ser abandonado fue recuperado y dotado por la Alcaldía para brindar una oferta cultural y de cuidados a la localidad.
“Usted trabaja todos los días en su casa y tiene que sacar un tiempito para usted”, recuerda Guevara que fueron las palabras con las que la alcaldesa le habló de las Manzanas del cuidado, y también como llegó a retomar sus estudios hace diez meses. Y es que como ella, el 91 % de las mujeres y apenas el 63 % de los hombres en el país dedican tiempo a las labores domésticas diarias como cocinar, asear la casa y cuidar a los niños y niñas de la familia. Esto sin contar que son las mujeres quienes dedican la mayor parte del tiempo a este trabajo de acuerdo con la Encuesta de Uso del Tiempo del DANE que registró 7:46 horas diarias invertidas por las mujeres, mientras que el de los hombres es de 3:06 horas al día.
Guevara, como mujer migrante, adulta mayor y encargada del trabajo del hogar hace parte de la población que desde junio de 2021 el Sistema de Cuidado de Bogotá, a través de las Manzanas del Cuidado busca atender en esta zona de la ciudad para reducir el tiempo que dedicar al trabajo de cuidado no remunerado y ofrecerles servicios de atención y formación para estas mujeres. “Si hay una de las cinco Manzanas del Cuidado que en realidad nos enorgullece es esta, porque es en esta localidad de Los Mártires es donde más desafíos tenemos, no solo por la pobreza, sino también por las condiciones de discriminación y exclusión que padecen las mujeres de esta localidad”, dijo la alcaldesa durante la inauguración de la que era la quinta Manzana de Cuidado, que ahora hace parte de las catorce que hay en la ciudad.
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A diferencia de las Manzanas de cuidado de Usaquén y “El Porvenir”, en la localidad de Bosa, los servicios prestados en Los Mártires, o en la Manzana de cuidado de Usme, no están ubicados en un solo espacio. Aunque El Castillo de las Artes es el punto de atención central donde las mujeres pueden acceder a sesiones de yoga y atención psicosocial, el programa hace uso del Centro de Atención Integral a la Diversidad Sexual y de Géneros CAIDS, Zona Centro; de los jardines infantiles nocturnos; Centros Amar, para niños y niñas, y Centro Día para atender a personas mayores para complementar la oferta de cuidados.
Guevara, además de validar sus estudios de primaria y bachillerato, cuenta que asiste a cursos de artesanías y que ha participado en varias ocasiones en charlas sobre lo que representa el trabajo de cuidado no remunerado que realiza en el hogar. “Al principio yo me sentía como una acomodada en la casa de mi hijo. Por mi edad sentía que ya no tenía nada más que hacer”, recuerda la mujer que ahora espera emprender con las manualidades que ha aprendido a trabajar y espera empezar en el 2023 sus estudios de bachillerato, pues aunque estudió el colegio en su natal Venezuela, no tiene ningún documento que la certifique.
Al igual que Guevara, pero en la localidad de Usme, Sandra Rodríguez, una mujer dedicada desde su juventud al trabajo de doméstico no remunerado y al cuidado de sus hijos, está terminando sus estudios de bachillerato en la Manzana de Cuidado ubicaba en el barrio El Virrey.
“En mi juventud tuve que dejar el estudio porque venían mis hijos, se me presentaron varios inconvenientes”, dice sobre los motivos que la alejaron del colegio. Ahora, además de estudiar y recibir cursos en informática y tecnología dentro del Sistema de Cuidado, es la representante de alrededor de 110 mujeres y cuatro hombres que acuden regularmente a los servicios de la Manzana de Cuidado.
Sus compañeras asisten a sesiones de arte, danza, y marroquinería entre semana. Ella, por su parte, va cada sábado durante ocho horas a completar sus estudios y a hacer uso de las lavadoras disponibles mientras atiende las clases y, aunque cuenta que en las jornadas de los sábados también está disponible el servicio de cuidado para niños menores de cinco años, considera que ampliar la edad límite a atención a los niños, así como tener espacios para los adultos mayores, es importante pues muchas mujeres siguen teniendo una disponibilidad restringida para asistir a las actividades por su trabajo atendiendo a estas poblaciones.
“Cuidadoras”, como se han denominado a las mujeres que asisten a las Manzanas de Cuidado, es uno de los conceptos de los que la Ministra de Agricultura, Cecilia López, ha insistido en dejar de lado, pues, como dijo recientemente en el Tercer Foro de Ministras, Viceministras y Altas Funcionarias de las Américas, “el cuidado debe ser un nuevo sector productivo, tenemos que romper la idea de que la mujer es la cuidadora”. Además, López agregó que para promover la distribución del cuidado entre hombres y mujeres en los hogares es necesario convertir las actividades de cuidado en actividades productivas.
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“Además de participar en las actividades aprendemos a ser más solidarias, a darle la mano a nuestras compañeras cuando lo necesitan. Todas ponemos un granito de arena con la intención de que todas nos sintamos bien”, dice Rodríguez. Como representante de las mujeres que asisten a estos servicios ha liderado colectas para apoyar las necesidades de otras compañeras. Actualmente, trabaja en proponer a su Manzana del Cuidado jornadas de atención para las mujeres con problemas visuales, pues argumenta que “muchas de ellas no tienen Sisbén, ni la capacidad económica para pagar una cita o una gafas”.
