A los 16 años, Yaneth Motavita se enlistó en las filas de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Durante 26 años marchó con arma en mano dentro de esas tropas. Una década después de retirarse de la guerrilla, Motavita es firmante de paz y lideresa de la localidad de Sumapaz.
Yaneth lidera y trabaja con la Asociación Agropecuaria Autosostenible de Sumapaz por la recuperación del medio ambiente, la defensa del pueblo campesino y la restauración de las consecuencias del conflicto armado con un enfoque de género, mientras abre camino en espacios donde la presencia femenina es escasa.
La violencia ha marcado gran parte de la historia de Sumapaz. La región fue epicentro del conflicto armado, lo que limitaba las opciones de vida de la población campesina. “No me arrepiento de haber estado allá, pues creo que parte de mi vida se la debo a la organización. (...) De no ser así, en el área donde vivía, por las condiciones que teníamos como campesinos, llena de necesidades y sin oportunidades, quién sabe qué hubiera sido de mí”, relató.
Aunque el conflicto armado en Colombia ha impactado tanto a hombres como a mujeres, la necesidad de adoptar un enfoque de género para su resolución se hizo evidente durante la firma del Acuerdo de Paz en 2016. En ese proceso, la participación de 2.995 mujeres en la mesa de negociación permitió definir 100 medidas orientadas a promover la igualdad de género y garantizar su inclusión en la construcción de la paz.
Sin embargo, mujeres como Yaneth Motavita continúan trabajando en proyectos que restauren a sus comunidades. “Quise que esa condición de firmante se viera reflejada en el quehacer diario, como mujer y para el bien del territorio. Por eso surgió la iniciativa de construir la organización a la que pertenezco y que lidero desde su fundación”, aseguró.
Algunas de las acciones en las que trabaja la Asociación, y a las que se refiere la lideresa, incluyen la formulación y ejecución de políticas públicas, planes y proyectos orientados a implementar los acuerdos de paz y la formación y capacitación para la conformación de veedurías, mecanismos de participación ciudadana y prevención de violaciones a los derechos humanos.
Mujeres que conquistan espacios de decisión
Del proceso del Acuerdo de Paz en 2016 también nacieron entidades del Estado, como la Jurisdicción Especial para la Paz, la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas y la Agencia para la Reincorporación y la Normalización, además de organizaciones de la sociedad civil. Estas instituciones trabajan por una justicia con enfoque de género y, al mismo tiempo, permiten y promueven el acceso de las mujeres a posiciones de decisión y participación en el país.
Este acceso era necesario en países como Colombia, donde la población está compuesta en un 51 % por mujeres, según la Registraduría Nacional del Estado Civil, pero donde aún no cuentan con una participación política equitativa.
Prueba de la escasa participación de las mujeres en posiciones de poder y la misma política se observa en la Rama Ejecutiva, donde en 2023 solo el 40 % de los cargos, como las direcciones de departamentos administrativos y ministerios, eran liderados por mujeres.
“Tuve dificultades precisamente por ser mujer, por esos sesgos de liderazgo y ese patriarcado tan marcado que hay en los territorios. No ha sido fácil; ha sido un proceso de lucha que hemos llevado de la mano con otras mujeres del territorio. Gracias a esos procesos de aprendizaje, acompañados por organizaciones como el PNUD y la Secretaría de la Mujer, entre otras, hemos logrado participar y elegir”, afirmó Yaneth Motavita.
Sin embargo, en Colombia mujeres como Yaneth y otras integrantes de la Asociación Agropecuaria Autosostenible de Sumapaz que, según afirmó, conforman más de la mitad de la junta directiva de la organización, trabajan para abrir espacios a otras mujeres a través de proyectos enfocados en la construcción de paz.
Una construcción de autonomía económica desde el territorio
Para las mujeres colombianas la brecha laboral y económica todavía es grande. Esto se puede ver con cifras como la del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE): para el primer mes de 2025, la tasa de desempleo en mujeres se ubicó en 5,5 puntos por encima que el de los hombres, con 15,8 y 10,3 %, respectivamente.
En cuanto a inclusión financiera, por ejemplo, según datos de la Banca de las Oportunidades, CAF y Transunion, en junio de 2023, el 89,8 % de las mujeres adultas contaban con al menos un producto financiero, frente al 96,6 % de los hombres.
La situación económica es aún más compleja para las mujeres campesinas, pues de acuerdo con el Observatorio Laboral y Fiscal de la Universidad Javeriana, en Colombia las mujeres rurales ganan solo el 41 % del salario mínimo, frente al 67 % en el caso de los hombres, lo que refleja una brecha de 26 puntos.
La brecha de género en la ocupación de las comunidades rurales demuestra ser significativa, según el más reciente informe del DANE. Se observa que en enero de 2025 hubo un 11,4 % de mujeres desempleadas, en contraste de un 6,9 % de desocupación por parte de los hombres.
Por eso, para la asociación que lidera Motavita, la creación de oportunidades y la autonomía económica del pueblo campesino, especialmente las mujeres, son fundamentales. Esto lo hacen a través de la producción, transformación y comercialización de productos agropecuarios, el fortalecimiento del comercio local y el autoabastecimiento, el desarrollo de estudios de mercado y estrategias de venta.
Un deber con el páramo y el medio ambiente
En la localidad 20 de Bogotá se encuentra el páramo más grande del mundo. Este es hogar de una rica biodiversidad y vegetación. Aun así, factores como el cambio climático afectan estos recursos y su oferta hídrica.
“La importancia ambiental de este territorio es fundamental. Los procesos económicos y de soberanía alimentaria siempre deben incluir un componente ambiental transversal”, explicó Yaneth. Para lograrlo, la comunidad debe aprender sobre el territorio, comprender las amenazas que enfrenta e implementar medidas que beneficien a todas las partes.
Es por eso que las personas que tienen al páramo como su hogar sienten la necesidad de cuidar la naturaleza, y la Asociación Agropecuaria Autosostenible de Sumapaz también se sumó a esta causa. Han desarrollado proyectos como una huerta para el autoconsumo de la comunidad, con cuatro sistemas de invernadero agroalimentarios, y en ocasiones comercializan los productos que fabrican. Asimismo, realizaron convites y mingas que, según la firmante de paz, ayudan a fortalecer el tejido social.
Como Yaneth, muchas lideresas en toda Colombia trabajan por la construcción de paz, la protección del medio ambiente y la promoción de la participación y autonomía de las mujeres, y continúan en la búsqueda de nuevas oportunidades para contribuir a su territorio. “Creo que donde quiera que uno esté se debe ayudar y aportar para que la comunidad pueda salir adelante”, concluyó la lideresa.