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Víctima de la violencia que por años ha vivido el Valle, Luz Amanda Marín Fernández salió desplazada de Caicedonia, el pueblo que fue su hogar por muchos años, y desde el 2008 se estableció en Dosquebradas, en el área metropolitana de Risaralda. Allí, conoció a otras mujeres víctimas de violencia, de desplazamiento y madres cabeza de hogar que, como ella, no tenían ingresos y estaban en la búsqueda de una opción que les permitiera subsistir a ellas y a sus familias.
Con esto en mente, formaron Creando sueños, “una asociación constituida por varias víctimas y población vulnerable que quieren superar su condición por medio de la confección de prendas de vestir”, explica Marín, que funge como representante legal de la empresa. Desde su creación, se dedicaron al tejido de punto para fabricar principalmente camisetas, leggings, blusas y dotaciones, aunque una dificultad que tenían era la comercialización de sus prendas.
Durante la pandemia, en 2020, la Gobernación de Risaralda, en alianza con las alcaldías y con las empresas de la industria textil del Eje Cafetero, presentó el programa Risaralda Con Sentimiento de Mujer, una iniciativa que busca empoderar a las mujeres del departamento que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad a través de capacitaciones en liderazgo y confección. Los primeros municipios donde se instaló el programa fueron La Virginia y Dosquebradas, dándoles la oportunidad a Amanda Marín y Creando sueños para ser beneficiados.
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“Antes del programa de la Gobernación nosotros ya confeccionábamos ropa, pero desde que ingresamos empezamos a avanzar en la producción en línea, aprendimos a manejar los trabajos para empresas, a entregar productos de buena calidad más rápido”, comenta Marín y explica que las capacitaciones no solo se han enfocado en tecnificar su quehacer, sino que también las han asesorado en temas psicológicos, de independencia económica, liderazgo y creación de empresa.
Son veinte mujeres de cada municipio las que reciben estas capacitaciones y comparten las experiencias con otras mujeres de sus comunidades. En el caso de Creando sueños, siete integrantes de la sociedad participan de este espacio y sirven de enlace entre su empresa, sus compañeras, la Gobernación y las empresas de la región que sirven como “empresas ancla” que les suministran la materia prima y les hacen los encargos de dotaciones y prendas.
Durante el 2021, los municipios de Apía, Mistrató, Belén de Umbría y Santuario se sumaron a La Virginia y Dosquebradas como parte del proyecto, sumando así 120 mujeres que desde sus comunidades lideran iniciativas productivas que les permitan generar ingresos y tener independencia económica. Risaralda con sentimiento de mujer busca disminuir además de los índices de pobreza en las mujeres del departamento, los casos de violencia, en lo que una de las causas de la vulnerabilidad es la dependencia económica de las mujeres dentro del hogar. De acuerdo con la Dirección de la Mujer y la Equidad de Género del departamento, durante 2021 alrededor de 1.300 mujeres fueron víctimas de violencia intrafamiliar.
“Nuestro objetivo es que las asociaciones se consoliden durante el proceso para que puedan seguir trabajando y generando empleo en los municipios. Queremos fomentar el empleo en los municipios para evitar los temas de migración y que las mujeres puedan establecerse con un trabajo”, afirma Ana María Valencia, secretaria de Desarrollo Económico y Competitividad de Risaralda.
En este proyecto, la Gobernación de Risaralda invirtió 700 millones de pesos y es la encargada de impartir las capacitaciones en ciclos de ochos meses con las risaraldenses, crea los vínculos entre los proyectos de las mujeres y las empresas de la región que se encargan de pagarles por cantidad de prendas confeccionadas.
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De acuerdo con el registro de la Gobernación, “Creando Sueños reporta a la fecha, alrededor de $25 millones en ingresos, gracias a la comercialización de insumos médicos y prendas de vestir, acción que se efectúa con el apoyo de una reconocida empresa del departamento”. Sin embargo, aunque el proyecto impulsa del desarrollo laboral y empresarial de las mujeres, el pago que reciben por parte de las empresas por prendas fabricadas se traduce en un trabajo que no les garantiza un contrato laboral estable ni con las garantías de seguridad social o demás beneficios que tiene una vinculación laboral formal.
“El principal modelo de trabajo del proyecto son las asociaciones, bajo esta forma es que ellas están generando sus propios empleos. Siempre hemos soñado que del proyecto eventualmente van a surgir otras empresas de mujeres que ya aprendieron a trabajar, a crear sus propias empresas, ese sería el final, pero actualmente estamos en que trabajan a través de las asociaciones”, explica la secretaria Valencia.
Por esto, en el caso de las doce familias asociadas a Creando sueños, además de trabajar con las empresas ancla, también han aprovechado las capacitaciones técnicas y en materia empresarial para desarrollar su propia línea de productos, la lencería de hogar. “Ya tenemos la maquinaria, pero nos falta la materia prima para sacar nuestros productos, todo lo que tiene que ver con sábanas, cortinas, edredones, y los enlaces para comercializarlos”, dice Marín, pues por el momento, son el voz a voz y las redes sociales sus canales de distribución.
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Con la casa de Marín como taller, el espacio es reducido y las familias que hacen parte de Creando sueños siguen en la gestión para tener un lugar propio para montar un taller cómodo y que les permita crecer como empresa en el departamento.
Después de los ciclos de capacitación y formación que reciben las mujeres, la gobernación sigue acompañándolas con asesorías, seguimiento a sus procesos y creando enlaces con empresas. Este año, Risaralda con sentimiento de mujer tiene planes de ampliar su impacto y llegar a los catorce municipios del departamento, cubriendo alrededor de 300 mujeres beneficiarias del proyecto.
“Con el programa formamos una red, cuando un taller de otro municipio necesita algo de nosotras, ahí estamos para ellos, nos conocemos, hablamos y estamos pendientes de los procesos de todos los proyectos”, concluye Marín sobre su proceso de formación con las mujeres de Dosquebradas y de los demás municipios de Risaralda.