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Vero Milán, un emprendimiento que impulsa el trabajo de las mujeres

Verónica Herrera decidió emprender en la industria del calzado hace un año y hoy, en el proceso de superar el robo de toda su producción, construye de nuevo su marca, que emplea a mujeres cabeza de hogar de Bogotá.

Laura Alejandra Moreno Urriaga

29 de octubre de 2021 - 09:00 p. m.
Con la campaña #LosBuenosSomosMás, Verónica Herrera quiere relazar su marca después del robo sufrido en septiembre de este año. / José Vargas - El Espectador
Foto: JOSE VARGAS ESGUERRA; El... - JOSE VARGAS ESGUERRA

Desde septiembre del 2020, cuando las cifras del segundo pico de la pandemia por COVID-19 descendían, pero se mantenían restricciones en la movilidad y el comercio en todo el país, en el barrio Galán, en la localidad de Puente Aranda, de Bogotá, Verónica Herrera decidió poner en marcha Vero Milán. Este emprendimiento de calzado deportivo le apuesta a iniciar a otras personas en las ventas para ganar ingresos extra y también a emplear a mujeres jóvenes y mujeres cabeza de hogar en la fabricación de los tenis.

“Yo he sido vendedora de toda la vida, de todos los productos, joyas, accesorios, ropa... Es más, cuando el valor del dólar nos favorecía traíamos productos de Estados Unidos y con esas ventas empecé a acercarme a muchos clientes”, recuerda Verónica sobre sus anteriores trabajos. Mientras hacemos un recorrido por la tienda, cuenta que en la industria del calzado vio un potencial negocio que podía tener acogida y ser rentable si se hacía en Colombia.

Cuando traía zapatos de fuera del país, con frecuencia se encontraba con que no tenía las cantidades suficientes, o las tallas que necesitaba y aunque su idea de negocio parecía funcionar, decidió entrar de lleno al negocio. “Tenía muchos inconvenientes cuando compraba el producto, pero no había el stock, de ahí quisimos buscar una solución y empezó el sueño de poder hacerlo nosotros mismos, de fabricarlos”. Fue con esa idea que inició su proyecto para crear Vero Milán.

Verónica Herrera, creadora de Vero Milán. / José Vargas - El Espectador
Foto: JOSE VARGAS ESGUERRA; El... - JOSE VARGAS ESGUERRA

Sin embargo, la industria a la que estaba a punto de entrar de la mano con su esposo era una de las más afectadas económicamente a causa de la pandemia y el confinamiento. Según el informe del Observatorio del Sistema Moda, en 2020 el índice de producción de calzado en el país cayó -31,7 %, mientras que el índice de ventas lo hizo en un 31,7 %, con respecto a 2020. Y, de acuerdo con cifras de la Asociación Colombiana de Industriales del Calzado, el Cuero y sus Manufacturas, citada por Fenalco, se dejaron de producir 14,5 millones de pares de calzado, se dejaron de consumir 29 millones de pares y se dejaron de vender 15 millones de pares. Además, se perdieron 34.000 puestos de trabajo.

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Según la Cámara de Comercio de Bogotá, en la ciudad y alrededores, durante el 2020 cerraron 54.838 empresas; es decir, el año terminó con un 11 % menos de empresas de todos los sectores en relación con el 2019.

Con un contexto en contra y cifras desalentadoras para el calzado y la marroquinería, Verónica y su esposo se dieron a la tarea de aprender el oficio. Durante cuatro meses, quienes habían sido sus proveedores se convirtieron en sus maestros. “Nos empezaron a enseñar el proceso completo, fueron muy generosos con nosotros. Desde cómo se corta el zapato, a dónde hay que llevarlo para que lo modelen, hasta presentarnos con los proveedores de la materia prima”, cuenta Verónica. Con esta guía, lograron que todos los insumos de fabricación fueran nacionales, para ser más específicos, del Restrepo, en Bogotá.

Una vez aprendieron el paso a paso del proceso de producción, iniciaron su fábrica en el barrio Galán, en Bogotá. El espacio es una bodega amplia, un primer piso que funge como tienda física, para que los clientes puedan conocer la marca. Hay tenis de todos los colores, iluminados con luces tenues que resaltan los brillantes y el logo de Vero Milán en una pared rosada, algo muy similar a una boutique, delicada y con un ejemplar por cada modelo.

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De fondo se escuchan ruidos y voces de mujeres que vienen del segundo nivel. Allí es donde empieza todo el proceso. Dos personas están cortando telas y materiales que fueron previamente modelados y escalados a varias tallas, luego, varias mujeres cosen y unen las partes de tela que van acumulando para llevar al tercer piso. Ya van teniendo forma los tenis, pero todavía falta.

En el último nivel está la zona donde sus colaboradores, en su mayoría mujeres, pegan al calor la pieza cosida con la suela y los ponen bajo presión antes de llevar la plancha que les imprime la marca Vero Milán. Al final del proceso, otro grupo los limpia, les retira los excesos de hilo y les ponen los cordones. Así quedan listos para ser despachados.

En esta fábrica están involucradas sesenta personas, 15 hombres y 45 mujeres cabeza de hogar, muchas de ellas jóvenes, que estuvieron trabajando en la producción de tres mil pares de zapatos para esta temporada de fin de año. A este equipo, se suman treinta personas más que trabajan como satélites, desde sus hogares, hacen también la labor de coser los tenis que luego son llevados a la fábrica para continuar el proceso.

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Las mujeres cabeza de hogar que trabajan con Vero Milán son parte de los quinientos mil hogares que en Bogotá tienen una jefatura femenina y antes formaban parte de los 1,8 millones de mujeres desocupadas en el país (lo que equivale a una tasa nacional de desempleo femenino del 18,1 %).

En esta fábrica están involucradas sesenta personas, 15 hombres y 45 mujeres cabeza de hogar, muchas de ellas jóvenes, que estuvieron trabajando en la producción de tres mil pares de zapatos para esta temporada de fin de año. / José Vargas - El Espectador
Foto: JOSE VARGAS ESGUERRA; El... - JOSE VARGAS ESGUERRA

Verónica encuentra una relación entre su historia familia y su trabajo: “Yo soy hija de una mujer cabeza de familia y a medida que fuimos conformando el equipo me di cuenta de que tal vez esa condición hizo que me acercara a trabajar con madres que también son las cabezas de sus casas”. Cuenta, además, que el proceso con sus trabajadoras va más allá de la fabricación de calzado, busca mejorar el producto con capacitaciones técnicas y también invierte en talleres de liderazgo para todo el equipo.

“Hice unos cursos de liderazgo y emprendimiento, esa experiencia me cambió la forma de ver las cosas y quería compartir esa sensación con ellas, que también tomaran los cursos y eso nos hizo conectar diferente. De las formaciones que hemos recibido juntas, aprendimos que si nos caemos nos podemos levantar, que podemos ser líderes y no solo de los que hablan en público, sino líderes para nosotras mismas”, dice Herrera.

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Esa formación en liderazgo que relata Verónica fue fundamental para afrontar la situación que desde hace más de un mes cambió los planes que tenían para su emprendimiento. Aunque ya estaba en marcha la reactivación económica del país y del sector del calzado, con un aumento en la producción de calzado del 53,8 % y un crecimiento en las ventas del 27 % durante el primer semestre del 2021, según el DANE, y Vero Milán ya tenía lista la producción de la temporada, fueron víctimas del robo de los tres mil pares de zapatos que habían fabricado.

Desde las 11:00 de la noche del martes 21 de septiembre hasta las 4:30 de la mañana del día siguiente, una banda de unos quince ladrones estuvo saqueando la bodega que está en la fábrica. En dos camiones, se llevaron todo el inventario listo para la preventa, los computadores, el mobiliario y hasta las bicicletas que varios trabajadores habían dejado en el lugar. Los trabajadores evidenciaron que el robo estaba planeado, los ladrones tenían las herramientas para romper la seguridad del establecimiento, llevaban guantes especiales, pinzas para cortar candados y todas las herramientas para entrar por el techo del lugar.

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Todo el robo quedó registrado en las cámaras de seguridad, tuvieron pérdidas de más de $250 millones y las autoridades locales, la Policía Metropolitana y hasta el ministro de Defensa, Diego Molano, estuvieron presentes en el establecimiento para brindarle ayuda a Verónica, una ayuda que hasta la fecha la emprendedora no ha visto materializada.

La noticia de lo sucedido estuvo en varios medios nacionales, después de que Verónica publicara el video contando el asalto en sus redes sociales. La cobertura generó presión que exigía respuesta rápida de las autoridades. Días después, capturaron a dos de los miembros de la banda y recuperaron apenas treinta pares de zapatos, dos días después le notificaron a Verónica que los capturados ya estaban en libertad.

Además de no tener apoyo ni recibir respuestas contundentes sobre la banda que saqueó su emprendimiento, Verónica recibió llamadas extorsivas: “Me llamó un vándalo a extorsionarme, que tenía información muy puntual del robo y que quería que yo le diera dinero”, le pedía $2 millones para darle la información y aunque la Policía ofrecía una recompensa mayor, en las llamadas le aclararon a la emprendedora que tenia que ser ella quién les diera el dinero, a lo que ella se rehusó.

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La situación por la que pasó Vero Milán no es un caso aislado, pues en el barrio Galán se han registrado robos sistemáticos durante los últimos meses. Los comerciantes del sector han optado por instalar rejas en sus establecimientos, aunque a veces resultan insuficientes.

En julio una barbería también fue asaltada y dos establecimientos más fueron saqueados presuntamente por la misma banda.

Cabe destacar que la seguridad en Bogotá presenta altas cifras en la comisión de delitos; según cifras de la Secretaría de Seguridad, entre enero y julio de 2021, el delito de homicidio aumentó en un 15,2 % en relación con el mismo período de 2020. Otros delitos que también aumentaron en la ciudad fueron el hurto a personas (21,7 %), de automotores (10,8 %), de motocicletas (44,3 %) y de celulares (18,2 %) en el mismo período.

A raíz de esto, Verónica conformó un frente de seguridad en el sector, que se suma a los 92 nuevos frentes que se han creado en las últimas semanas en Bogotá y a las 193 redes ciudadanas que ya existían.

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Actualmente, Vero Milán cuenta con el mismo equipo de trabajadores y están en la etapa de producción y capacitación para lograr poner en marcha su emprendimiento, cuyo objetivo es venderles sus productos a personas que no habían sido comerciantes antes.

“La idea de Vero Milán es tener un buen producto a un buen precio, que la gente pueda sacar utilidad sobre eso. Queremos que desde casa la gente pueda generar una venta con sus redes sociales, desde sus estados de WhatsApp”. Su trabajo está dirigido a empoderar a personas que no habían sido comerciantes antes y, en sus palabras, “despertar esa sensación en la gente de poder generar ingresos y estabilidad económica desde sus casas”.

Por Laura Alejandra Moreno Urriaga

Comunicadora y periodista de la U. Javeriana. Hago parte del equipo editorial de Impacto Mujer en El Espectador. He trabajado como periodista en temas de género, verdad y conflicto. También en coordinación de proyectos de innovación social y estrategias de contenidos multimedia.@lamorenourlamoreno@elespectador.com

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