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Normelys Conde llegó a Colombia hace ocho años. Como más de siete millones de sus compatriotas, migró desde Venezuela buscando mejores oportunidades. Junto a sus hijas, que en ese momento tenían dos y cuatro años, echó raíces en el departamento de Arauca, y hoy habla con orgullo del oficio de trenzadora que le da el sustento, pero también de su labor como líder comunitaria. Su misión: llevar a migrantes en situación irregular hacia el sistema de salud.
Ella forma parte de una de las 14 redes comunitarias que se han consolidado por medio del Proyecto de Apoyo Integral al Sistema de Salud (PAISS), una iniciativa implementada por el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia con el apoyo de la Unión Europea (UE), la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional (APC).
¿Qué es el proyecto PAISS?
Como Normelys, más de 5.600 personas, tanto migrantes como miembros de la comunidad de acogida, se han formado y empoderado como líderes y lideresas para garantizar el derecho del acceso a la salud en Norte de Santander, La Guajira, Cundinamarca, Atlántico, Arauca y Bolívar, departamentos priorizados por alojar a una buena parte de los 2,8 millones de personas venezolanas en Colombia.
Pero además de impulsar a estas redes comunitarias, PAISS busca también robustecer las capacidades institucionales del sector por medio de formación técnica al personal de salud, así como la dotación y el fortalecimiento de hospitales.
“El proyecto PAISS surge hace ya más de tres años en medio de la afluencia masiva de población migrante de Venezuela hacia Colombia. Es un proyecto que tiene como objetivo apoyar al Ministerio de Salud en todo lo que tiene que ver con atención a migrantes provenientes de Venezuela”, explica Marta Gutiérrez, responsable de proyectos de salud de Cooperación Española.
Cuenta que la iniciativa se gestó durante el 2020, no solo cuando el mundo atravesaba la pandemia de COVID-19, sino cuando Colombia recibía a cientos de miles de venezolanos y colombianos retornados que salían del país vecino a causa de la crisis humanitaria que sigue sin resolverse.
La atención a las mujeres gestantes y en materia de salud sexual y reproductiva, así como de salud mental, pronto se mostraron como las necesidades más urgentes. “El diagnóstico nos hizo ver que había un alto porcentaje de mujeres migrantes víctimas de violencia basada en género en el tránsito hacia otros lugares”, explica la vocera.
¿Cómo entra PAISS en acción?
Dado el contexto, se decidió que la forma en que actuarían, con el gran objetivo de aumentar la cobertura de atención en salud, tomaría varias vías. Por un lado, apoyando a las redes comunitarias, que sirven como multiplicadores de la información.
“Antes de cualquier encuentro con la comunidad, se hace una preparación. Nos capacitan y nos dan la información precisa para el momento de nosotros llevarla a la comunidad”, cuenta Normelys, quien desempeña su labor de forma voluntaria. Ella, ya afiliada al sistema de salud, busca que más personas puedan tener la atención que necesitan, mientras Normelys y los demás líderes y lideresas reciben a cambio formación y conocimiento, por ejemplo, en atención a emergencias de salud.
Otro componente es el fortalecimiento de la institucionalidad, una necesidad que se hizo evidente desde el inicio de la crisis de gestión migratoria. “En ese momento, las secretarías de Salud no estaban tan preparadas para el flujo tan grande que estaban recibiendo”, explica Gutiérrez.
Hoy, las secretarías reciben, por ejemplo, capacitación para el diseño de planes anuales con énfasis en población migrante. El personal sanitario, incluyendo médicos, especialistas, matronas, entre otros, recibe formación en emergencias obstétricas, en salud mental, nutrición, por mencionar solo algunos.
Todo esto se lleva al público a través de ferias multiservicios, no solo para que la población irregular pueda entrar al sistema y recibir atención y seguimiento, sino, por ejemplo, para que los niños se puedan escolarizar y la población migrante, en general, pueda tener información sobre su estatus migratorio.
Ahora que se ha cerrado el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos, cuenta Gutiérrez, “les damos orientación sobre las posibilidades que tienen, por ejemplo, que tengan sus documentos y todo en regla en caso de que se abra un nuevo proceso de regularización masiva; o si tienen niños a cargo, les orientamos sobre cómo pueden acceder al PPT a través de la escolarización”. Sobre la posibilidad de que por su situación irregular sean expulsados si acceden a estos servicios, la vocera es enfática en que no hay ningún riesgo.
De la mano de la comunidad de acogida
Gutiérrez subraya que, aunque la atención, sobre todo aquella que es individualizada, va dirigida a la población migrante, toda la comunidad de acogida se ve beneficiada. “Es una mejora para el total de la comunidad porque van a tener secretarías de Salud más fuertes y capaces de responder a las necesidades de la población, tanto migrante como de acogida”. Sin olvidar que también contarán con un personal de salud mejor preparado. Por otro lado, “las redes comunitarias no son solo redes comunitarias de población migrante, son redes comunitarias mixtas (entre 70 y 80 % de migrantes y 30 % de población de acogida) que fomentan la interculturalidad y la vida en conjunto a través de proyectos sociales y que también reciben formación”, agrega.
El impacto, además, ha trascendido las fronteras, pues se han llevado a cabo asistencias técnicas internacionales: “Especialistas internacionales vienen a Colombia a relacionarse con los especialistas sanitarios colombianos y ver las posibilidades de intercambio de experiencias y de apoyo en prevención y promoción de la salud, la salud comunitaria, entre otros”, explica Marta Gutiérrez.
Resultados y preocupaciones
Con un total de 15,17 millones de euros, 14 millones provenientes de la Unión Europea y 1,17 de la cooperación española, PAISS deja ya varios resultados. Si bien son seis los departamentos priorizados, ha habido intervenciones en 27 de los 32 departamentos del país. Durante la implementación, 19 secretarías han sido capacitadas, mientras que 14 hospitales han recibido dotaciones como kits para emergencias obstétricas, kits de valoración integral para infancia y adolescencia y 1.588 métodos anticonceptivos de larga duración para mujeres vulnerables, en su mayoría migrantes.
En total, casi 20.000 personas migrantes han recibido atención individualizada. Esto, sin embargo, es un punto de preocupación para Marta Gutiérrez, pues es donde ha impactado el recorte de recursos de cooperación que ha afectado a prácticamente el mundo entero en los últimos meses. “Hemos sufrido bastante presión para poder atender a todas aquellas personas que se han quedado sin atención individualizada por los recortes”, explica.
Normelys, por su parte, confía en que este tipo de iniciativas se mantengan en el largo plazo. “Sería favorable que se mantengan en el territorio”, dice, pues todavía “hay una cantidad de población indocumentada y que por ciertas circunstancias no pueden acceder a los servicios”.
Gutiérrez se muestra esperanzada en una iniciativa que ya tiene un millón de euros garantizados: la promoción de la telemedicina en estos departamentos. “Se van a mejorar los software de telemedicina y telesalud para estos seis departamentos y todo lo que tiene que ver con ecógrafos portátiles y otros materiales para la atención sanitaria”, adelanta con optimismo.
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