El 20 de enero de este año, desde las 5:00 a.m. en los puestos de atención de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, había, como todos los días hasta ese entonces, cientos de migrantes formándose y haciendo fila para atender a la cita que habían programado a través de la aplicación gubernamental CBP One.
Sin embargo, por la fecha, se sabía que absolutamente cualquier cosa podía pasar ese lunes, porque era la fecha en que Donald Trump iba a ser juramentado como presidente de Estados Unidos por segundo término (2025-2029). Casi con cronómetro en mano, los migrantes iban chequeando en la aplicación que la cita siguiera vigente, que todo estuviera bien y pudieran comparecer ante el juez que evaluaría su caso y la posibilidad de que recibieran asilo.
De acuerdo con el San Diego Union Tribune, para la 1:00 p.m. llegó un parte y la aplicación comenzó a avisar que todas las citas programadas de ese punto en adelante estaban siendo canceladas de forma inmediata. Es decir, los que tenían cita a las 5:00 p.m. la perdieron. Después de terminar su ronda de discursos, Trump se dirigió al Despacho Oval para firmar un centenar de órdenes ejecutivas para comenzar a reformar el Estado y amoldarlo a su idea de volver a hacer a Estados Unidos grande (“Make América Great Again”, su lema de campaña).
Dentro de esa misión estaba “frenar las entradas ilegales”, como lo dijo en varias ocasiones, haciendo alusión al fenómeno migratorio que se vive en la frontera sur con México. También se ha referido a esto como una invasión y ha sido una de sus máximas en su regreso. Una de estas órdenes ejecutivas contemplaba el cese inmediato de CBP One, en lo que, según lo firmado, comparaba las solicitudes de asilo con “libertad condicional”, haciendo referencia al ingreso de “extranjeros que de otro modo serían inadmisibles”.
“La aplicación no era, de por sí, la mejor opción ni un mecanismo perfecto; digamos que era una forma más segura, desde algún punto de vista, para que la gente pudiera acceder a la solicitud de asilo. No es que necesariamente se lo fueran a otorgar, pero al menos tenían la oportunidad de solicitarlo, esperar e ir ante un juez. Al eliminarla de tajo la gente se queda sin ningún mecanismo claro, porque no está muy definido cómo se llevará a cabo ni desde dónde. Será, en cierto modo, como en el pasado: de forma más aleatoria y desordenada, tal vez desde sus propios países de origen y con tiempos que no están del todo claros”, explica Henry Rodríguez, jefe de misión en México de Médicos Sin Fronteras, organización que brinda asistencia inmediata a los migrantes que recorren la ruta camino a Estados Unidos.
Lo cierto es que CBP One, que recibe su nombre por las siglas en inglés de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (U. S. Custom and Border Protection), desde su uso para el manejo de solicitudes de asilo (enero de 2023) procesó más de 930.000 solicitudes de asilo y solamente en diciembre unas 44.000.
Esta aplicación, que nació en 2020 para programar inspecciones a la carga de camiones que ingresaban a Estados Unidos, terminó redefiniendo y dictando nuevas pautas para el flujo migratorio en la frontera con México.
“Cambió totalmente el flujo de la migración. Lo cambió porque la gente tenía que esperar una cita y permanecer en un lugar específico en México, lo que modificó los flujos migratorios. Hoy en día, sin esa aplicación, la gente ya no tiene que quedarse en una ciudad o en un lugar fijo. Entonces, para bien o para mal, se produce un gran cambio”, continúa Rodríguez sobre la aplicación.
Además, afirma que, aunque quede la ausencia del mecanismo, el deseo de migrar de las personas va a continuar. Aquí entra a funcionar un pulso, la intención de migrar a Estados Unidos con el miedo que produce una figura como la de Donald Trump y sus políticas. Prueba de esto también es la caravana de venezolanos que desistieron esta semana de esta idea y buscaron regresar a su país, siendo bloqueados en el cruce entre Costa Rica y Panamá. En el sentido de un fenómeno transnacional, María Clara Robayo, investigadora y docente de la Universidad del Rosario de Bogotá, remarca que CBP One nació como una iniciativa regional de brindar vías de regularización a los migrantes. “No se puede desconocer la importancia de esta medida, que también hay que entender en el contexto de este nuevo panorama migratorio que se ha desarrollado desde la Declaración de Los Ángeles. Este acuerdo, impulsado por Estados Unidos, es un espacio regional en el que varios países asumieron compromisos en materia migratoria, que no solo afectaba a Estados Unidos, sino a toda la región, donde efectivamente se acordó abrir canales de regularización. Colombia, por ejemplo, ya venía implementando medidas como los Permisos de Protección Temporal, y Estados Unidos había anunciado la apertura de estos canales. Por eso, no deja de llamar la atención que el cierre de CBP One, de alguna manera, represente un incumplimiento de esos compromisos”, afirma Robayo.
Las preguntas que dejó
La mayoría de los expertos consultados coinciden en que la aplicación no es perfecta. Y no se trata de un asunto de interfaz o diseño, sino de su implementación. Mudar toda la implementación de la operación de solicitudes de asilo a un mundo digital es coherente con los días que vivimos, y en ese sentido Robayo hace énfasis en la hipermediatización que se vivió recientemente en cruces como el del Darién, en Panamá.
“Tener celulares ha permitido cosas inéditas e impensables, como ver a migrantes transmitiendo desde el Tapón del Darién. Para nosotros, el imaginario de ese recorrido es el de un lugar inaccesible, y aunque en la mayor parte del trayecto no hay internet, sí existen puntos con conexión. Esto, sin duda, ayuda a hacerse una idea más clara de lo que ocurre en la ruta”, asegura.
No obstante, el riesgo es dar por sentado que todos los solicitantes son usuarios digitales, y esto puede que no sea del todo cierto.
“Tenemos preguntas que podrían retomarse si se quieren evaluar estos impactos: ¿cómo se garantiza el acceso al proceso migratorio a personas que no tienen acceso a la tecnología o que enfrentan dificultades para su uso, como aquellas con discapacidad? ¿Cuál es el impacto de los mecanismos de vigilancia ejercidos sobre las personas migrantes, en particular si se recurre al perfilamiento masivo en contextos migratorios o al uso de algoritmos predictivos para la toma de decisiones sobre su situación? En otros casos de aplicaciones estatales que hemos analizado, sabemos que no siempre están adaptadas para personas con discapacidad, que no funcionan en celulares más económicos, que presentan problemas de seguridad digital o que utilizan los datos personales recopilados para fines distintos a los del servicio estatal. Aunque la tecnología no es lo primero en lo que se piensa al atender poblaciones en riesgo, puede convertirse en un factor negativo para ellas”, afirma Pilar Sáenz, coordinadora de proyectos de la Fundación Karisma, organismo dedicado a proteger los derechos humanos en entornos de tecnologías digitales.
Una gran cantidad de las personas que siguen la ruta migratoria hacia Estados Unidos se enfrentan a condiciones extremas mientras cruzan territorios complejos, como el Tapón del Darién o zonas de alta violencia en partes de México a merced de las bandas de narcotráfico o los populares “coyotes”. Allí pueden perder sus teléfonos, entre otros riesgos, y bajo la lógica de estas aplicaciones se pueden terminar convirtiendo en barreras migratorias.
“Quedan en el aire preguntas derivadas de que cuando se usa aplicaciones no se tiene pleno conocimiento sobre el tratamiento de los datos que se recopilan: dónde queda almacenada esa información, por cuánto tiempo se almacena, quiénes y para qué tienen acceso, si se comparte con otros países y en qué circunstancias. Si esta información alimenta algoritmos predictivos o se utiliza para entrenar modelos de aprendizaje automatizado. Si estas aplicaciones permiten la geolocalización de las personas migrantes”, continúa Sáenz.
Esto cobra aún más sentido en tiempos como estos, en los que el mismo presidente de Estados Unidos ha emprendido una campaña para criminalizar a las personas que migran.
“Hay riesgos derivados de la posible discriminación, vigilancia o del perfilamiento que se pueden realizar del análisis de los datos generados por el uso de aplicaciones digitales. Esto no está limitado a la información que se da activamente en las plataformas digitales, sino también a la información que se puede recolectar a partir del uso de estas: información de ubicación, nivel adquisitivo, información de contactos, hábitos de uso, inferencia de tendencias y opiniones políticas”, concluye sobre estos riesgos.
Líder, pero no la única aplicación
No es sorpresa que CBP One sea una aplicación que haya causado gran impacto. Tal vez por el flujo que procesó, por el vacío que dejó o por la instrumentalización de la migración por parte de Trump. Sin embargo, no es la única iniciativa digital que pretende acompañar el camino de los migrantes.
Si se quiere tomar de referencia, Check-mig en Colombia es parte de este grupo, y más recientemente otras iniciativas han sido anunciadas, como ConsultApp, del gobierno mexicano, para ayudar a los mexicanos que sean detenidos en Estados Unidos, dando aviso a consulados cercanos y haciéndoles saber sus derechos. Esta fue una medida de la administración de Claudia Sheinbaum para hacer frente a la ofensiva migratoria de Trump, haciéndoles saber a los mexicanos en EE. UU. “que no están solos”.
En Alemania también hay iniciativas que pretenden facilitar la inclusión de los migrantes que llegan a este país, como Ankommen, del Servicio de Migración alemán (BAMF), por su siglas en su idioma, que brinda “información sobre la vida en Alemania, el proceso de asilo y los temas de trabajo y formación”. Incluye además bases para familiarizarse con el idioma y cuenta con versiones en árabe, inglés, farsi, francés y alemán.
Tal vez el plus más grande que tiene esta aplicación es que, una vez descargada, puede ser usada sin conexión a internet, desligando al usuario de los puntos wifi que encuentren en sus rutas. “El capítulo ‘Vivir en Alemania’ aborda temas cotidianos, como el sistema educativo alemán, las visitas al médico o el tráfico vial. Además, varios textos tratan del sistema político y jurídico en Alemania, de la libertad religiosa o de la igualdad entre hombres y mujeres”, cuenta la página del BAMF.
En Australia, myVEVO permite a los migrantes verificar las condiciones y los detalles de su visa en tiempo real, además de conocer sus derechos; ArriveCAN, en Canadá, cumple una función similar a Check-Mig, precargar la información del viaje y su estado de salud; Reino Unido, por su parte, cuenta con una aplicación específica (UK ETA) para el trámite de autorizaciones electrónicas de viaje, en la que se puede revisar frecuentemente el estatus de la solicitud.
Varios llamados
La dualidad de acompañar el proceso o convertirse en una barrera es un riesgo latente. Para María Clara Robayo, es un reto que trasciende la migración y requiere más implementación en temas de conectividad.
“Aún se requiere una inversión mucho mayor para llevar la tecnología a lugares remotos o incluso a zonas no tan aisladas, pero que siguen sin acceso, especialmente a internet de banda ancha. Este tipo de conexión es fundamental, ya que es donde se concentra la mayor parte de la información y donde operan plataformas educativas y sistemas de educación a distancia. Fortalecer este acceso sigue siendo una tarea pendiente en la región, y una necesidad aún más urgente, ya que no se trata solo de un tema de comunicación, sino de cómo las nuevas tecnologías influyen en la vida cotidiana y el desarrollo de muchas personas, en su mayoría jóvenes. Aunque se asume que están familiarizados con estas plataformas, no todos tienen la posibilidad de acceder o utilizarlas plenamente”, concluye.
Por su parte, para Pilar Sáenz, estas iniciativas tienen que contar con un halo importante y una voluntad de transparencia que permita que organizaciones civiles hagan control, aboguen “por incluir una perspectiva de derechos y que tengan conocimiento técnico durante el diseño y en el seguimiento a la implementación de estas aplicaciones”. Todo, concluye, por abogar en pro de los derechos de las personas migrantes.
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