Roberto Obando asumió el liderazgo de la Fundación Panamericana para el Desarrollo (PADF por sus siglas en inglés), desde donde guiará las iniciativas para la paz, la justicia y la seguridad que la organización desarrolla en Colombia, con énfasis en la atención a poblaciones vulnerables, promover medios de vida sostenibles e impulsar los derechos humanos.
Con más de 450 proyectos ejecutados en 32 departamentos, PADF ha apoyado a más de 12.000 personas afectadas por el conflicto armado. Los esfuerzos de esta organización internacional se centran en la reparación de las víctimas, la protección de la infancia y adolescencia, y el fortalecimiento de redes comunitarias, especialmente para aquellos que han sufrido violencia sexual.
Como director general de PADF para Colombia y director del eje temático de paz, justicia y seguridad, Obando se suma para trabajar en el país con más de 20 años de experiencia en desarrollo internacional en América Latina y el Caribe. Su labor se centra en la resiliencia comunitaria, la prevención del crimen, el empoderamiento de las mujeres y los jóvenes, así como en la lucha contra la violencia de género. También ha trabajado en la reforma judicial y políticas anticorrupción. Su formación en derecho y políticas públicas hacen que sea considerado un referente en el sector.
¿Cómo incide la organización en Colombia?
PADF inició sus operaciones hace más de 60 años y desde entonces hemos estado en todos los países de América Latina y el Caribe. En Colombia tenemos 24 años de funcionamiento ininterrumpido, en los que hemos ejecutado más de 450 proyectos financiados por la cooperación internacional, fundaciones privadas, empresas privadas y organizaciones gubernamentales que se asocian con nosotros como parte de la cooperación internacional.
Nosotros tenemos tres grandes líneas de trabajo. Por una parte trabajamos con la promoción de asistencia inmediata a comunidades vulnerables donde se tratan temas de asistencia humanitaria, de respuesta y prevención a fenómenos migratorios, entre otros.
La segunda gran línea de trabajo es la promoción de medios de vida sostenibles, y en esa categoría tenemos proyectos dedicados a fortalecer el emprendimiento, el trabajo digno, medios de vida sostenibles, empleos azules y verdes, etcétera.
El tercer pilar es avanzar en los derechos y la justicia. Ahí trabajamos derechos humanos, gobernabilidad democrática, construcción de paz, mejoramiento del sistema de justicia y seguridad ciudadana.
Lo hemos hecho en toda Colombia, estoy hablando de 32 departamentos y más de 400 municipios con especial atención a los territorios más alejados; es decir, lugares que históricamente han sido caracterizados por distintas políticas públicas como lugares que merecen especial atención, como los PDET o las Zonas Futuro, de la mano de la Policía, la Fiscalía, la Judicatura colombiana, el Ministerio del Interior, el Ministerio de Justicia y del Derecho, la Defensoría y la Procuraduría, entre otros.
¿Cómo se diferencian de otras entidades?
Nosotros tenemos una visión holística del desarrollo y eso nos diferencia de otras entidades, que es muy importante el rol que desarrollan, pero tienen una mirada unidimensional. Por ejemplo, tú te encuentras con una fundación cuyo objeto son solo los delfines rosados, el medio ambiente en la Amazonia colombiana o tienes a otra que solo trabaja con los industriales preparando mano de obra de jóvenes y qué bueno, pero nosotros no somos así. Nosotros tenemos una mirada que se enfoca en cada realidad como un todo para llegar al desarrollo.
¿Cuáles han sido los mayores logros?
Una de las cosas que más impacto positivo nos ha generado, y a veces nos saca sonrisas o incluso lágrimas de felicidad, es ver cómo hemos tocado positivamente la vida de miles de jóvenes que ingresaron a la Policía. Son patrulleros, que han crecido en la Policía y en la Armada. Escuchar sus historias de vida realmente es impactante porque han transformado no solo sus vidas, sino las de sus familias. Ese es un ejemplo particular de trabajo con la institucionalidad.
Paralelamente, hemos trabajado en un proyecto hermoso llamado RISA (Respuesta de Integración a la Seguridad Rural). Este proyecto ha generado un impacto impresionante en el quehacer de la Policía, la doctrina y las iniciativas que ha trabajado la Dirección General de Carabineros. Han implementado metodologías de trabajo con jóvenes y reducción de la violencia basada en género en zonas rurales.
Para una mujer que vive en un lugar donde no hay comisario, juez ni fiscal, el policía se convierte casi en su primer respondiente. Hemos trabajado en muchos otros temas comunitarios con la Dirección General de Carabineros. Estos dos proyectos han sido realmente muy impactantes.
Otro gran logro que quisiera mencionar es que en los últimos años hemos trabajado apoyando a familias colombianas desplazadas por el conflicto armado en Nariño, Chocó, Cauca y Valle del Cauca. Estamos hablando de poblaciones confinadas que no pueden ni siquiera salir a comprar comida, que fueron desplazadas por distintos fenómenos. Hemos apoyado a miles y miles de familias con asistencia humanitaria, comida, emprendimiento, asistencia técnica y psicosocial.
¿Cuál es la situación de debilidad institucional en el país y como trabaja PADF para mejorarla?
Primero, hemos visto en varios países, y el caso colombiano no es la excepción, problemas de falta de coordinación institucional. Distintos ministerios, municipios o secretarías de una alcaldía trabajan creyendo que cada uno lo está haciendo perfectamente, pero cuando haces un diagnóstico desde afuera, te das cuenta de que hay una serie de vacíos, falta de sinergias, errores burocráticos, etc. Lo primero que hacemos es crear mecanismos para mejorar la coordinación interinstitucional e interagencial.
Lo segundo es que, históricamente, se ha pensado que la ausencia del Estado o la distancia con el Estado se resuelve únicamente con más dinero y contratación de empleados. Es cierto que, en distintos países e instituciones, y en Colombia también, hay casos en los que se necesita más presupuesto gubernamental y más empleados para poder llegar a lugares donde no se ha estado. Pero, al mismo tiempo, hay que cambiar el chip y comenzar a construir soluciones basadas en la tecnología, aprovechar la inteligencia artificial y generar mecanismos de empoderamiento de las propias comunidades que permitan que lo público no sea sinónimo de tener un empleado público viviendo al lado.
Por eso deben existir otras formas de trabajo que no requieran esa presencia constante. Estamos trabajando en políticas públicas que acerquen el Estado a la comunidad, que permitan sinergias, ahorros presupuestales y el uso de la tecnología, algo tan sencillo pero fundamental.
¿Cuál es la mayor lección que estas comunidades les han enseñado?
La capacidad de los colombianos de no rendirse y de ver la vida con optimismo. Una persona muy feliz en Bogotá, que ha tenido una vida fácil y ha reído siempre, a veces no lo entiende. Si le das una lista con 15 cosas que le han pasado a alguien en Arauca, el Catatumbo o los Montes de María, y le preguntas: “¿Si fueras esa persona, verías la vida con optimismo?”, te diría que no. Te dice que en qué momento habría tirado la toalla. De esa lista, esa persona te diría que en el número cuatro ya la hubiera tirado, no llega ni al cinco, ni al seis, ni al ocho, ni al once, ni al quince. Pero las personas de allá no tiran la toalla. Y si les preguntas cómo ven el 2025, te responden: “Lo veo bien, vamos para adelante”. Tienen necesidades, pero siguen optimistas y comprometidos con su desarrollo, el de sus familias y el de sus comunidades. Eso es algo que me ha impactado profundamente.
¿Cuál es la semilla que quieren sembrar?
Creo que esa debe ser una semilla que me gustaría sembrar: no importa qué tan bien creas que estás tú, tu familia y las personas que te importan, si desconoces lo que pasa a tu alrededor y no trabajas en conjunto con las demás personas de tu país, ciudad o departamento, tarde o temprano, también serás víctima de problemas muy serios, de cualquier índole. Por eso, pienso que esa es la semilla que quisiera sembrar, la idea de que solo juntos, y únicamente juntos, podemos enfrentar los retos del futuro.
¿Cuál es el papel que PADF tendrá en la COP16?
Entre el 21 de octubre hasta el 1.° de noviembre participaremos en la COP, presentando información sobre nuestros proyectos locales e internacionales a través de charlas, videos y material disponible. Además, organizaremos un panel el 1.° de noviembre a las 9:00 a. m., en compañía de la Universidad de los Andes, donde discutiremos las acciones para la protección de la biodiversidad y su impacto en la paz, los territorios y la inclusión.
¿Por qué trabajar con las comunidades migrantes, mujeres y población LGBTIQ+?
Cuando uno evalúa la posibilidad de cualquier país del mundo de dar el salto desde el punto en el que se encuentra en la escala de desarrollo hacia un nivel superior, la única forma de éxito es prestando atención a las comunidades más vulnerables, incluyendo mujeres jóvenes, población migrante, población afrodescendiente —en este caso afrocolombiana—, comunidades indígenas y población rural. Esa es la única receta que permitirá que Colombia continúe consolidándose en sus aspiraciones de desarrollo humano, social, comunitario, económico e institucional.
Y es que al analizar la posibilidad de que cualquier país del mundo dé un salto en su nivel de desarrollo, la única vía para lograrlo con éxito es prestar atención a las comunidades más vulnerables, incluidas las mujeres jóvenes, la población migrante, afrodescendiente —en este caso, afrocolombiana—, las comunidades indígenas y la población rural. Esta es la única receta que permitirá que Colombia continúe consolidando sus aspiraciones de desarrollo humano, social, comunitario, económico e institucional.
Por eso, todos nuestros proyectos tienen un enfoque diferencial. En todos ellos trabajamos intensamente con las mujeres. Para que tengas una idea, en nuestros proyectos de emprendimiento y medios de vida sostenibles, el 72 % de nuestros beneficiarios son mujeres. En proyectos relacionados con la atención al fenómeno migratorio, no solo atendemos a la población migrante, como indica el nombre del proyecto, sino que también trabajamos con la comunidad de acogida, que en su mayoría está conformada por ciudadanos colombianos.
¿En qué se basa la resiliencia comunitaria y cómo la trabajan?
La resiliencia comunitaria es, y debe ser, una construcción colectiva. Nadie desde el Estado, ni ninguna institución de la municipalidad, tiene el monopolio de construir resiliencia comunitaria.
Lo primero que hacemos es construir confianza mutua, consolidar espacios de colaboración y facilitar procesos de diálogo y debate, en algunos casos donde hay posiciones encontradas, lo cual es saludable. En esos espacios, distintas personas tienen diferentes prioridades, y en ese proceso las propias comunidades van construyendo resiliencia comunitaria.
Pero ¿qué es en el fondo esa resiliencia comunitaria? Es la capacidad de prevenir, responder y mitigar los efectos negativos que pueden venir de un choque externo. Ese choque externo puede ser un desastre natural, un problema económico colectivo que afecta a un conjunto de comunidades o la acción de grupos criminales. Es decir, la resiliencia comunitaria no se limita a uno o dos temas; es un asunto de tejido social.
¿Cuáles son los planes de PDAF en Colombia?
Queremos que haya oportunidades que transformen, que nos unan y revolucionen. Estamos hablando de oportunidades para las poblaciones afros, las mujeres, las niñas, la población LGBT+ y los jóvenes de zonas rurales. Todo lo que tiene que ver con la construcción de oportunidades educativas, de empleo y de emprendimiento es un tema que queremos seguir trabajando. Creo que estamos perfectamente posicionados en este aspecto y queremos continuar avanzando en ello.
También queremos aumentar nuestros esfuerzos en temas de resiliencia ante los efectos del cambio climático y seguir trabajando y combatir los efectos del cambio climático, así como en la protección de la biodiversidad y el agua.
Además buscamos abordar temas ambientales en el ámbito empresarial, especificamente en la promoción de empleos verdes y azules para contribuir a la reducción de la deforestación. Es fundamental que no haya economías criminales que se beneficien de las riquezas medioambientales de Colombia.