El fortalecimiento de la descentralización ha estado sobre la mesa de varios gobiernos en distintos países, principalmente, por su apuesta de transferir poder y responsabilidades desde el gobierno central hacia los gobiernos territoriales, como los departamentos y municipios, con el fin de mejorar la capacidad de respuesta ante las necesidades específicas de cada comunidad.
Sin embargo, pasar de la propuesta a la ejecución siempre es el camino más duro de transitar, y requiere, entre otras cosas, una participación activa y transparente de diferentes actores de la sociedad que van desde las comunidades, grupos étnicos y administraciones locales, hasta el propio Gobierno nacional, expertos y organizaciones locales e internacionales.
Ese plan de escucha y acción lo quiso desarrollar la Misión de Descentralización, una iniciativa que recogió retos y oportunidades en las diferentes zonas del país, con el objetivo de aportar a la reducción de las desigualdades sociales y territoriales, así como de la brecha en toma de decisiones y ejecución de políticas públicas. Cabe resaltar que este proceso se desarrolló con el apoyo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en el marco de un acuerdo de cooperación técnica firmado con el Gobierno Nacional.
En esta separata le contaremos cuál fue la hoja de ruta de la Misión, quiénes hicieron parte y qué elementos quedan pendientes para que el país avance hacia un modelo de gobernanza más inclusivo, equitativo y pacífico.