La famosa y costosa blusa de Meghan Markle, agotada en las tiendas

Para su entrevista con Ellen DeGeneres, Meghan Markle lució una blusa de seda de Oscar de La Renta. La prenda se agotó.

Fotografía por: Instagram

Meghan Markle volvió a sentarse frente a una cámara. Después de 8 meses de la entrevista que concedió, junto a su esposo Harry, a Oprah Winfrey, la exactriz de 40 años, madre de Archie y Lilibeth, compartió una charla amena con Ellen DeGeneres, amiga de la familia y vecina suya en Montecito, California. En esta ocasión, el encuentro televisivo estuvo lleno de anécdotas sobre los pequeños, por ejemplo, que para Halloween, disfrazaron al niño de dinosaurio, y la bebita, de Flor, la mofeta de la película bambi, que a la pequeña, de 5 meses, le están saliendo los dientes y eso le ha ocasionado molestias, que mamá procura disminuir. “hasta ahora dormía bien, pero con la dentición se sentía muy incómoda. Hago lo que hace cualquier madre, le doy tetinas frías para calmarla”.

La exroyal, que llegó luciendo una blusa de seda, de Oscar de La Renta, que vale 3000 euros, aproximadamente 13 millones de pesos, y que en color blanco ya está agotada en los almacenes, permitió que la presentadora ahondara en los detalles cotidianos de la familia del hijo menor de Lady Di, y habló sobre Archie, su primogénito y su relación con su hermanita menor. “Es muy dulce con ella, pero le ha costado. Él es un alma noble que disfruta cuidando de sus pollos y sus gallinas. A Archie le gusta ser el hermano mayor”. Una tierna fotografía del pequeño recolectando huevos en el gallinero que la familia tiene en casa fue motivo de comentarios llenos de ternura. Durante la charla entre las famosas vecinas, Meghan destacó la buena vida que su familia tiene en California. “Nos mudamos aquí durante la pandemia y eso nos permitió pasar mucho tiempo en casa juntos”.

Anfitriona e invitada disfrutaron como nunca el momento de la cámara oculta, en el que Meghan siguió las instrucciones que DeGeneres le daba, y no tuvo problemas hacer sentadillas o ponerse una diadema y maullar, todo ante la mirada incrédula de la gente.