Se dice que Lady Di admiraba mucho y amaba profundamente a Hasnat Khan.
Lady Di veía que su matrimonio tenía los días contados, lidiaba con el asedio de los paparazzi y buscaba desesperadamente el amor. Aunque muchos decían con insistencia que Dodi Al Fayed, el hombre que la acompañaba el día de su muerte, era quien le habría brindado la oportunidad de creer nuevamente en el amor, muchas fuentes allegadas a Diana, aseguraron, en su momento, que su verdadero amor estaba muy lejos de las cámaras y de los flashes, que de hecho, detestaba. Era Hasnat Khan. Su historia, según el libro Las crónicas de Diana, escrito por la periodista Tina Brown, quien para crear su escrito entrevistó a 250 personas, comenzó en el Hospital Royal Brompton, de Londres. La princesa llegó allí para visitar al esposo de su acupunturista, cuyo médico era Khan, cirujano cardiólogo, nacido en Pakistán, que era muy apreciado por su trabajo y por las horas que dedicaba a sus pacientes.
Se dice que Diana extrañó que él no la trató con la admiración a la que estaba acostumbrada…y se volvió asidua del centro médico. El médico terminó enamorándose de su constancia y de su buen corazón, pues además se enteró que Diana visitaba enfermos terminales, como parte de su labor humanitaria.
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Su relación, que inició en 1995 y terminó meses antes del fallecimiento de Lady Di, fue la más secreta: se veían en el palacio de Kensington, lugar al que ingresaba escondido en el baúl de Paul Burrell, mayordomo de la princesa, en el apartamento de Hasnat, donde Diana podía darle rienda suelta a su deseo de normalidad, arreglando el lugar y realizando las labores de la casa, o en ocasiones, saliendo a lugares muy puntuales, por supuesto, llevando un disfraz.
Cada día, Diana se sentía más enamorada, y soñaba con convertirse en la esposa del ´Señor Maravilloso´ (como dice, lo llamaba), a quien admiraba tanto. Según el documental Diana: el último verano, de Channel 5, en el que se entrevistaron a personas cercanas a la royal, ella hablaba mucho con su amiga, Jemima Goldsmith, casada en ese entonces con Imran Khan, sobre la posibilidad de su vida en Pakistán, casada con el médico. Lady Di iba más allá, soñaba con vivir a su lado en Australia o Sudáfrica, pero la realidad era distinta. Las diferencias de cultura y, sobre todo, el asedio de los medios, que descubrieron su relación y no lo dejaban en paz, minaron su relación. Él decidió terminar, y ella, dicen, adoptó la táctica de los celos para lograr que regresara. Entonces apareció Dodi Al Fayed, su último acompañante, pero según sus cercanos, no su gran amor.