La semana pasada, Alejandro Sanz causó mucha preocupación entre sus fanáticos, pues publicó en Twitter un mensaje donde exteriorizaba su sentir. “No estoy bien. No sé si esto sirve de algo pero quiero decirlo. Estoy triste y cansado. Por si alguien más cree que hay que ser siempre una brisa de mar o un fuego artificial en una noche de verano”. Casi de inmediato, los fanáticos del intérprete de Corazón partío se solidarizaron con su situación y le enviaron mensajes de aliento. Aunque el madrileño no fue específico en comunicar la causa de su malestar, muchos lo interpretaron como episodios de tristeza, ansiedad o incluso, el síndrome del trabajador quemado.
Te puede interesar: “Estoy triste y cansado” ¿qué tiene Alejandro Sanz?
El español agradeció a su público todo el apoyo que le han brindado.
Alejandro Sanz tranquiliza a su público
Hace un par de días, el cantautor de 54 años entregó un parte de tranquilidad a sus seguidores con la publicación de un nuevo mensaje: “He tenido un brote fuerte este fin de semana y aunque aún no termina de llegar la luz, parece que se ha despertado una luciérnaga en mi pecho”. Respecto a la posibilidad de suspender sus presentaciones, situación que generaba inquietud entre su público, fue enfático. “No quiero suspender la gira porque creo que con la ayuda correcta y un poco de comprensión y apoyo en los shows, lo vamos a sacar adelante”. Sanz evidenció, a través de su escrito, que ya se está haciendo cargo, “creo que encerrarme no es buena idea. Gracias por el calorcito. Vamos a por el día de mañana. El sol está de camino”-
Te puede interesar: ¿Hijos de Shakira estarán con hijos de Alejandro Sanz en mismo colegio de Miami
El productor Miguel Ángel Arenas, amigo de Sanz, le contó a Europa Press sobre la manera en que los más cercanos al padre de Manuela, Alexander, Alma y Dylan, tomaron su mensaje inicial del artista. “Nos ha dejado a todos completamente perplejos y creo que él será el que tenga que decir algo porque la gente que lo queremos de toda la vida nunca le hemos visto así”.
