Hace 25 años, Bacilos recibió la invitación que cambiaría su destino. Y ocurrió en Bogotá. El grupo, que se había afirmado en Miami, ya tenía cierto reconocimiento y comenzaba a soñar con fuerza en nuestro país, abrió el concierto del español Alejandro Sanz en el estadio El Campín, de la capital y el intérprete de ‘Corazón partío’ le propuso integrarse a su gira y abrir los siguientes shows del tour “El alma al aire”, que pasaba por varios países de Latinoamérica y Europa.
No había mucho que pensar y fue así como Jorge Villamizar y sus compañeros fueron teloneros de los recitales del español, alcanzando rápidamente la internacionalización. Un cuarto de siglo después, Bacilos cantó en el Movistar Arena y antes de interpretar la canción que lo puso en la escena mundial recordó aquel tiempo. Fue “Tabaco y Chanel” y por supuesto, estuvo incluida en el variado repertorio que el grupo ofreció a un recinto lleno y entusiasta, que coreó sus temas. No faltaron las clásicas “Mi primer millón”, “Caraluna”, “Bésela ya”, “Señor superintendente” o “Lo mismo que yo”, que junto a nuevos temas pertenecientes a su más reciente álbum, que le da el nombre a la gira, confirmaron que pese al break, que el grupo tuvo hace unos años, consiguió un retorno exitoso que le permite la vigencia.
“Ya era hora de estar en Bogotá”, Jorge Villamizar
A lo largo del recital de dos horas, Villamizar, líder del grupo recordó la importancia de la capital en su carrera, que siente como su casa. “Ya era hora de estar en Bogotá… Me encanta, esta es mi casa”, dijo el monteriano, que admitió que le gustaría tener una propiedad en el centro. También hubo tiempo para la reflexión e instó al público a sentirse de ser orgulloso de ser colombiano y latinoamericano. Y así como Sanz les dio el espaldarazo, el grupo invitó a Timo a escenario y juntos interpretaron “Salvavidas”.
En otro momento, el cantautor Villamizar brindó con whisky y antes del primer sorbo reconoció la gran influencia cubana que hay en la Música de la agrupación y su cercanía con las costumbres de los isleños, quienes antes de tomar licor echan una gota en el piso para incluir a los antepasados y celebrar con ellos.
Villamizar hizo lo mismo recordando que “todos mis ancestros están enterrados en esta ciudad”. Fue así como Bacilos se llenó de gloria en Bogotá y seguirá en Medellín, donde seguramente ocurrirá lo mismo.
