Ser homosexual 30 años atrás no era asunto sencillo. Son frecuentes las historias de algunos miembros de la comunidad que cuentan como en aquel tiempo era normal el bullying. En el caso de Carlos Giraldo, el presentador de ‘La Red’ no fue así. El también actor y bailarín compartió algunas de sus experiencias de juventud y su opinión del mes de orgullo. A propósito de esta celebración, se refirió también a ‘Y me enamoré de él’, la obra en la que participa.
¿Qué significa el mes del orgullo y por qué es importante?Para todas las personas que pertenezcan a los sectores sociales, así se dice ahora, sectores sociales LGBTQIA+, este es un mes muy relevante porque es donde ratificamos que somos personas que le aportamos a la sociedad, individuos como cualquier otro que puede llevar una vida normal, tener su trabajo, ocupar grandes cargos, pero sobre todo es una manera también de mostrarle al mundo que la existencia de todos los seres humanos es fundamental, porque todos podemos hacer algo por el otro.
Cuando era joven ¿pensó que la comunidad viviría tiempos como estos de aceptación y oportunidad de celebrarlo?
Siempre lo pensé. Desde muy pequeño cuando me di cuenta, aunque no sabía qué era lo que pasaba, miraba la figura masculina más que la femenina, me atraía más, pero no sabía por qué, ni para qué, esto aprendí mucho después. ¿Qué pensaba yo? Más bien en los 80, cuando empecé a trabajar, me di cuenta de que, para mucha gente no era como lo correcto. Entonces supe que tenía que empezar a juntarme con la gente que no lo veía mal. Yo no quería entrar a polemizar con absolutamente nadie.
Poco a poco, me fui dando cuenta de que sí existía una lucha por derechos en el mundo entero y gracias a esa lucha, los muchachos de ahora viven con total libertad y nos tienen mucho que agradecer. A mí me tocó la época cuando por ejemplo uno salía a rumbear, llegábamos a un sitio, estábamos rumbeando y de pronto se encendían las luces y eso quería indicar que venía la policía y todo el mundo corría a sentarse en las mesas. Cambiaban la música, ya no era de baile sino música para escuchar. Todos nos hacíamos los tipos, tomando cerveza y hablando. La policía pasaba, revisaba papeles y se iban y apenas se iban, a los 30 segundos otra vez volvía la música, las luces de colores, la bola de cristal y nos volvíamos a parar a bailar. Y cuando no se alcanzaba a hacer eso, todos al camión y todos a una inspección de policía y allá nos dejaban de un día para otro. A mí me tocó eso.
¿Cómo fue esa juventud?
En los 70 pasó de enfermedad a delito (ser homosexual) y ya después a algo aceptado por la sociedad. Yo nunca le he puesto tanta tinta al asunto, tal vez porque siempre me he desempeñado en unos ambientes en donde eso nunca ha sido lo fundamental. A mí me tocó siempre trabajar en las artes, comencé bailando, cantando. Lo que importaba era que funcionara en el personaje que me tocaba. Entonces nunca me preguntaron qué era, nunca me dijeron por qué eres tal cosa no puedes trabajar con nosotros. Pero sí sé que a la gran mayoría de las personas en sus empresas de pronto podían perder un empleo. Afortunadamente ya no es así, porque vivimos en un mundo totalmente diverso de culturas, de idiomas, de razas, de religiones, y también tiene que haber diversidad en la parte afectiva y emocional.
¿Alguna anécdota fuerte que haya vivido?
No, la verdad, nunca me pasó. Para mí nunca fue un conflicto ser homosexual, a veces hablo con muchos amigos, incluso compañeros míos de trabajo y para ellos fue un conflicto durante su adolescencia o su niñez, reconocerse como homosexuales. Para mí nunca. Viví en una casa donde siempre fueron como muy tolerantes y no recuerdo jamás que me hubieran dicho algo. De hecho, en el colegio, cuando yo era pequeño, yo soy de Palmira, Valle, estaba en un colegio masculino y me molestaban de pronto, y me decían ‘Pinina Pinina’. Era por un personaje muy importante interpretado por Andrea del Boca, en una serie infantil de una niña muy linda. Pero mis compañeros me lo decían con humor, no era agresivo ni me pegaban. Me divertía, para mí nunca fue como que me decían ‘Pinina’ y entonces tengo que ir donde psiquiatra, no. Fue divertido, entonces creo que he sido afortunado en la vida. Yo sé que hay gente a la que le ha tocado mucho más duro. pero no ha sido mi caso y tal vez por eso siempre he sido tan relajado con el tema. Cuando me lo preguntaron por primera vez en un medio de comunicación, ya era un personaje público que estaba trabajando en televisión, y lo dije: ‘sí, soy homosexual, punto’ y no pasó nada, entonces de pronto, la mía es una historia particular, pero es como la he vivido.
Hablemos de ese rol de padre, abuelo y bisabuelo
La gente que no conoce mucho de estos sectores sociales, de los que te estoy hablando, pues no lo entiende y no lo ve así, pero sí he conocido muchos homosexuales que también son papás. La mayoría han sido muy chiquitos, por un accidente. En el caso mío lo tengo que decir. Yo tenía 13 años, fui papá a los 14, los cumplí en septiembre y en febrero, 6 meses después, nació mi hija, que se muere de la rabia que hable de esto porque entonces la gente le hace las cuentas. Ella tiene 48 años y fue mamá a los 17, estando en grado once en su colegio. Después se casa y en ese matrimonio nacen dos hijos más. Esa primera nieta también es madre a los 19, entonces yo tenía 50, cuando empiezo a hacer bisabuelo. Ya tengo dos bisnietas. Creo, como dice un amigo mío, que Dios escribe recto en renglones torcidos, creo que de eso se trata la vida.
Carlos Giraldo en la obra ‘Y me enamoré de él’, de Casa E
Volvamos al mes del orgullo, está en la obra ‘Y me enamore de él’ ¿de qué se trata?
Y me enamoré de él es la historia que estamos presentando en Casa E, donde se cuenta el amor entre dos personajes muy antagónicos y los dos de alguna manera han sido víctimas de la violencia del país y ese es el mayor reto que tiene ese amor. Es un hombre de 62 años, que es mi personaje, con un muchacho de 32.
¿Cómo llegó a ese papel y qué tanto se parece a él?
En absolutamente nada. Ese fue mi mayor reto a la hora de aceptar interpretarlo. De hecho, cuando el director y dramaturgo Daniel Galeano me llama y me pasa el libreto, lo primero que le digo es: ‘no puedo hacer eso. No puedo porque mi personaje dice una cantidad de cosas, así sea solo de dientes para afuera, que yo en la vida real jamás diría, por ejemplo, dice ‘El amor entre dos personas del mismo sexo no existe’. Yo jamás diría eso, porque sí creo que existe el amor entre personas del mismo sexo y a partir de ahí una cantidad de situaciones que para mí eran bastante complicadas. Él me dijo, ‘tómese su tiempo, léalo y empecemos a trabajarla, a ver qué sucede’. Me empecé a dar cuenta de que sí podía hacerlo porque primero el reto mayor era entrar en la piel de este personaje, creérmelo como tal, pero después supe que él también era víctima y entonces por ahí fue que empezamos a construirlo porque de lo contrario, no hubiera sido capaz.
‘Y me enamoré de él’, se presenta los domingos a las 5 p.m. en la sala Buenaventura de Casa E.