
Vives se rodeó de talento: Yera, Lalo Ebratt, L'Omy, Li Saumet de Bomba Estéreo,Estereobeat, Olga Lucía Vives, Laura Maré y Rashid Zawadi lo acompañaron en esta aventura musical.
Carlos Vives, quien siempre sorprende a su público, vive un año muy especial. Hoy 25 de julio se cumplen 30 años del lanzamiento de “La tierra del olvido”, un álbum que marcó un antes y un después en la música de nuestro país, y precisamente, como abrebocas de esta celebración, lanzó ‘500’, una propuesta musical dedicada a Santa Marta.
‘500′: Carlos Vives rinde homenaje a Santa Marta
Vives convirtió la celebración de su tierra natal en un proyecto que abarcó historia, tradiciones y legados musicales y se rodeó de un equipo que desde todos los puntos consolidara lo que tenía en el corazón.
¿Cómo fue la investigación y cuánto tiempo estuvieron planeando ‘500’?
“Hace dos años empezamos a ver que ya venían los 500 de Santa Marta y comenzamos a trabajar una propuesta con todo el equipo de nuestra fundación Tras la Perla, con Isabel Vázquez, con Felipe Montoya y con Claudia. Pensamos que ‘no estamos viendo nada que esté pasando con un preanuncio de que vienen los 500 años de la ciudad’, no había una imagen, entonces, como fundación, nos preocupamos primero y luego nos ocupamos de trabajar una imagen. Entendimos que era la oportunidad de mostrarnos, de mostrar a Bastidas, de mostrar al cacique de Bonda, al cacique de Gaira, de mostrar a los afros de la ramada, pensábamos siempre nuestro mestizaje, ya no solamente los personajes de hace 500 años, sino los de hace 200 y los de hace 100 y los primeros futbolistas, y un poquito recrear la oportunidad de que la ciudad se sorprendiera con su historia y que dejáramos también de repetir ciertos discursos de odio sobre nuestros orígenes, que nos han hecho mucho daño, y que esconden por lo general las cosas hermosas, porque así como vino gente complicada, llegó gente maravillosa, y así como había gente y culturas más evolucionadas y otras menos evolucionadas, unas más salvajes, otras más espirituales, esa es la realidad de lo que nos pasó hace 500 años. Era la oportunidad de contar cosas de nuestra historia a través de la música”.
¿Cómo convocó a todo ese talento?
Arranco con esta parte de la historia, planteo esa melodía, ya sé que ahí va a explotar un chicote que hizo Gloria Torres Viñafañe y empezó a cantar, a improvisar y después a escribir lo que estaba improvisando. En ese viaje hay una conexión hacia lo español, hacia las músicas más indígenas y hacia los africanos, y decíamos, ‘vamos a conectar como con los modernos’. Se lo mando a Li, a Yera y ellos van construyendo, porque ya marcamos un camino armónico y pasamos por los Estereobeat, que es la banda de jóvenes que tengo en el sello, que son de Santa Marta y que forman parte de esa nueva generación. Ya había hecho cosas con Yera, con Lalo Ebratt, con Li -de Bomba Estéreo-, con L’Omy, que es de uno de los barrios que amo de Santa Marta, que es Pescadito. Todos vamos construyendo, y en ese viaje musical era imposible no pasar por los danzones, los porros y la música de orquesta, porque Santa Marta tuvo la bendición de que muchos buenos músicos de orquesta, como Lucho Bermúdez, vivieron en la ciudad y sembraron allí ese cariño por la música orquestada, por esa proyección del swing ya a nuestro estilo cumbiero”. Imagínate ver a un Lucho Bermúdez joven y a una Matilde Díaz joven y si pueden ser dos mejor, y entonces ahí estaba Olga Lucía Vives, Laura Maré, Rachid Zawadi, uno de los cantantes míos de la provincia, una voz de las más lindas que tiene Santa Marta y también era perfecto para que estuviese smoking cantando esas partes. Así nos fuimos conectando todos para contar la historia y esos pasos musicales de nuestra ciudad.
‘La tierra del olvido’: “Estaba buscando mi familia”
En 1995, Carlos Alberto Vives Restrepo prendió la fiesta con ‘La tierra del olvido’, un trabajo discográfico que incluyó temas como ‘Rosa’, ‘Pa´Mayté’, ‘Fidelina’, además del tema que le dio el nombre al álbum. Nada volvió a ser igual para el samario.
¿Qué significan los 30 años de La tierra del olvido?
Significa eso. Hace 30 años dije, ‘hey, es muy importante que nos conozcan afuera, que haya cariño por Colombia, que los artistas se hagan famosos. A mí me estaba empezando a pasar, pero era más importante lo que pudiéramos hacer en la casa, lo que podríamos construir aquí y mostrarnos a nosotros nuestras cosas, esa es ‘La tierra del olvido’, como tomar posesión, como me estoy yendo a hacer novelas a otra parte, estoy cantando cosas que me gustan, pero que sabes que, de alguna manera, me alejan de mi identidad, eso pasaba en mi mente hace 30 años, cómo ser de acá. No sabía hace 30 años exactamente qué estaba haciendo, pero claro, era como ‘no me quiero ir aunque me tenga que ir, no me voy a ir, soy de acá’. Está esa carátula del disco y estoy ahí y está Teto, que parece un indio, está Maite, que es afro y está Egidio, que es mestizo, y estamos en La Sierra y están las ballenas, la tortuga y la ranita venenosa endémica de aquí y el quetzal de La Sierra, como ‘hey, aquí estamos y aquí nos quedamos’, como el famoso dicho. Era eso y significa eso, hemos viajado, pero nunca nos hemos tenido que ir de lo que somos, y eso para mí representa los 30 años de ‘La tierra’. Hoy digo ‘No sabía qué hacía hace 30 años, pero cuando veo mi carátula, digo ‘yo estaba buscando a mi familia’”.
Y tuvo la virtud de llevársela
“Sí, fíjate que mucha gente no sabe eso de mí, pero me cuesta irme siempre y siempre me costó, y me encantaba, porque ir a cantar lo que estaba descubriendo que tenía que cantar me producía una gran felicidad, y eso hacía que me fuera, porque nunca me quise ir, tuve ese problema desde niño, siempre le tenía miedo al afuera”.
Le perdió el miedo porque pudo llevarse un buen equipaje: su folclor y sus raíces
“Claro, pero también entender que me iban a ver a los colombianos que tuvieron que irse. Cuando canté tres noches en el Radio City, la mayoría eran colombianos que ya estaban relacionados con norteamericanos, pero que también tenían su amigo venezolano y empezamos a conectar y a ser una gran familia. Me di cuenta de la emoción de ellos de que llegara, porque les llegaba un pedazo de Colombia, entonces, de alguna manera, encontré un sentido importante de lo que hacíamos y cómo hacerlo mejor cada vez, porque al final tenía que ver con ellos, con lo que es la mayoría de nuestro país, que es gente maravillosa, entonces sí valía la pena porque al final, ellos iban a estar ahí”.
