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Carolina Gaitán habló sobre su maternidad: “Me cambió la percepción de la vida”

La actriz colombiana que le dio voz al personaje de Pepa Madrigal en “Encanto”, personificó a Nelly Calle en “Las hermanitas Calle” y encarnó a Lola Calvo en “Celia, se enfrenta a una nueva etapa: la maternidad. En entrevista, ‘La Gaita’ habló sobre su hijo, los retos de ser madre y sus ganas de retomar su carrera.

Por Daniela Suárez Zuluaga
18 de junio de 2025
Carolina Gaitan
Fotografía por: Cortesia: Foto Brian Rodríguez Makeup Norma Sánchez Styling Ivan Dario Ramírez PR Alexander Cubillos

Carolina Gaitán, “La Gaita”, como le dicen sus amigos y colegas, nunca ha negado su amor por las artes escénicas. Al contrario, su corazón late por cada proyecto que realiza, cada personaje que encarna y cada canción que interpreta. Su voz aguda esconde la fortaleza de una mujer que se convirtió en madre y que puso en pausa su vida para enfrentarse con amor a un mundo nuevo repleto de retos.

Fue una Popstar, una estrella que brilló con “Escarcha” a principios de los 2000 y una artista que enfrentó la fama y el reconocimiento cuando solo tenía 17 años. La popularidad nunca la desconcentró, no buscaba ser el centro de atención, ni agradarle a nadie. Quería ser suficiente para ella, y encontrarse en una industria que estaba llena de máscaras. En su proceso se encontró con la actuación. Trabajó en “Sin senos sí hay paraíso”, “Narcos”, “Isa TK+” y “Celia”, encarnando personajes que la marcaron tanto que necesitó terapia psicológica para soltarlos.

Se fue para Los Ángeles, le dio voz a Pepa Madrigal en “Encanto”, la película de Disney, hizo teatro y se dejó llevar por la vida hasta que llegó Salomón y le pidió una pausa. Su hijo, fruto de su amor con el empresario Samir Helo, es su prioridad, pero también quiere retomar su carrera, abrirse al mundo y arriesgarse, esta vez, desde otro lugar más consciente, menos impulsivo.

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En entrevista, Gaitán habló de su pasado, su presente, sus ambiciones y su forma de ver el mundo en esta nueva etapa.

¿Qué le diría a la Carolina Gaitán que estaba empezando a descubrir el mundo artístico?

El sentirse suficiente es la clave, sin importar qué. Si tú estás habitando este mundo tangible, eres suficiente de la manera que eres, y de la manera en que lo habitas. A mi yo de antes le diría ‘está bien como eres, no importa si la de al lado es más alta, más flaca, etc. Puedes lograrlo todo, no hay nada malo contigo’.

¿Cómo afronta los ‘no’ en su vida?

He tenido que enfrentar las negativas de una forma que me haga sentir ganadora, y no al revés. Las negativas suelen decir que perdiste algo, y la manera en la que las afrontas dice mucho sobre ti. Los ‘no’ son una curaduría de tu camino y tu destino. En la vida, cuando alguien te cierra una puerta, probablemente no sea lo que estás esperando y te preguntas el por qué, pero con el tiempo esa respuesta llega. Creo que a través de estas experiencias es que llegas a la aceptación, y al poder soltar eso que querías, pero que no se dio.

¿Recuerda cómo llegó la fama y el reconocimiento?

A mi vida llegó la fama muy joven, yo tenía 17 años, y de repente era muy popular. Fue muy extraño, me cortaron el pelo, me cambiaron un poco, y ahora lo entiendo, pero para ese momento fue rarísimo. Y eso que no estábamos tan expuestos, no existían las redes sociales, y aun así fue un golpe duro a la psicología de una joven en desarrollo, y eso forjó mi forma de entender cómo funciona la industria del entretenimiento. Comencé a buscar el reconocimiento propio, el sentirme orgullosa de lo que estaba haciendo.

¿Siente que la fama la cambió?

Empecé a armar un cayito de no estar buscando lo más superfluo de la fama. Te das cuenta de que un día, te reconocen, pero al otro no, que la gente solo quiere una foto contigo pero no tienen ni idea de quién eres, etc. Ahí te das cuenta de que eso no es transformador para nadie. En mi caso, me aislé de eso y me enfoqué en mí, en lo que quería hacer realmente con mi carrera actoral, con la música, etc.

¿Cómo encuentra el balance entre la música y la actuación?

Ha sido una tarea importante poder demostrar que ambos son universos en conjunto. El teatro musical siempre ha sido mi resguardo y el lugar donde puedo hacer todo lo que amo, pero cuando llegó “Encanto” comprobé que sí es posible trabajar de la mano con las dos disciplinas. Comprobé que no solo se trata de ser linda, o voluptuosa, a veces tienes características que importan más que eso, a veces solo te eligen por tu voz, sin importar si estás desgreñada o trasnochada. La actuación está completamente relacionada con la voz, es muy bonito darse cuenta de que juntas son una paleta infinita de posibilidades.

¿Qué significó “Encanto” para su carrera y su vida?

Este proyecto llegó de una manera muy mágica. Estaba en una academia de teatro en Los Ángeles, cuando salí me encontré con Natalia Reyes, que llegaba de promocionar “Terminator”. Por cosas de la vida, compartimos juntas todo el día y ella me comentó sobre el casting de “Encanto”. Me encanta que exista esa generosidad entre actrices y entre mujeres. Gracias a ella, me metieron en el casting y me lo gané. Me di cuenta de la magnitud del proyecto al terminar de hacerlo. Cuando tenía puesto el vestido amarillo y estaba cantando en los Óscar entendí lo que significaba ese proyecto para Colombia.

¿Cómo es su proceso para crear e interpretar personajes?

Siempre leo el texto de primeras, y trato de hacerlo varias veces para poder familiarizarme más con mi personaje. Luego, comienzo a tener una intuición que me va llevando poco a poco a un trabajo de campo, por ejemplo, si el personaje es una mujer cubana prefiero irme a Cuba y permearme de todo lo que tiene que ver con el acento, la forma en la que caminan, cómo respiran, cuál es su tempo. Hay muchos recursos disponibles para la creación, también depende de la técnica que quiero abordar, y generalmente me guio más por el lado psicológico e introspectivo. Es un universo tan bello y tan profundo, que uno nunca termina de estudiar todas las posibilidades. Con cada personaje me gusta explorar un camino diferente.

¿Qué tan difícil es para usted despojarse de sus personajes luego de interpretarlos?

Depende del personaje. Hay unos que se permean dentro del alma de una manera muy loca, y que soltarlos es un duelo, con algunos necesité terapia para poder seguir. Hay otros con los que pasa todo lo contrario y despedirse es muy fácil. Es parecido a las relaciones con las personas, nos enamoramos un poco más de unas que de otras. Un personaje me costó tanto que hice un monólogo musical que he presentado en varias partes. Fue Lola Calvo, en “Celia”. No quise soltarla, y creé un personaje con el mismo acento, y con un montón de similitudes. Ahí sigue dentro de mí.

¿Por qué Lola Calvo la cautivó tanto?

Por como estaba escrito en el guion, y porque tenía una lucha importante desde lo más profundo de su ser. Este personaje era una gran diva de la música con una vida muy tormentosa. Lucha con unos universos emocionales muy profundos y dolorosos, pero al mismo tiempo, se para en el escenario con una sonrisa de oreja a oreja, fantástica con la voz perfecta. Me gustan los personajes biográficos, una historia que fue real.

Al interior de Carolina Gaitán

¿Quién es Carolina Gaitán fuera de cámaras?

Como hija soy muy cariñosa, he tenido una relación muy cercana con mis padres, que siguen casados. Tengo unas bases muy sólidas de familia. Como madre soy muy apegada, no sé cómo voy a hacer cuando empiece a trabajar, uno se conecta demasiado con esa criatura, siento que si lo suelto dos minutos se va a olvidar de mí. Soy muy amorosa y divertida, me encanta jugar con él. Como amiga soy muy fiel, no me gusta que hablen mal de mis amigas, las defiendo a capa y espada. Soy súper romántica también, un poco cursi.

¿Cómo ha afrontado esta nueva etapa de maternidad? ¿cuáles son los retos?

Ha sido un cambio de universo. Es como si hubieran puesto ‘stop’ a mi vida pasada, y ‘play’ a un nuevo mundo. Siento que todo lo pienso más, no actúo tan pasional, sino que quiero que todo funcione de la mejor manera posible para mi hijo, al menos desde mis actos y la forma en la que me relaciono con él. Pienso las cosas mucho más antes de hacerlas. Entiendo que Salo, mi hijo, tiene una misión de vida, y yo tengo otra. Además de nuestra conexión, existirá un punto en el que no voy a poder compartir todos sus espacios, y él tampoco los míos, así que tendrá que enfrentarse al mundo, como todos lo hemos hecho. Hay una frase que dice: ‘mamá feliz, bebé feliz’, y así es, pero el reto está en no olvidarme de que yo también tengo una vida y unas pasiones muy marcadas.

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