Pedro Antonio González, más conocido como ‘Don Jediondo’, rompió el silencio sobre la liquidación judicial de su cadena de restaurantes Don Jediondo Sopitas y Parrilla, decisión que marcó el cierre definitivo de 33 establecimientos en el país.
En conversación con el programa La Luciérnaga de Caracol Radio, el empresario confirmó que la Superintendencia de Sociedades ordenó la liquidación luego de que no se cumplieran las condiciones fijadas durante el proceso de reorganización. “Infortunadamente por cuestiones del mismo mercado no se cumplieron y como dice sumercé, el pasado martes, ya la sentencia de un juez (…) fue entrar a liquidación”, señaló.
Don Jediondo también explicó que, tras la decisión, el control de la compañía pasa a manos de un agente liquidador designado por la Superintendencia. “Cierran, sí señor. A partir de ahora el control lo va a tener la persona que designe la Superintendencia de Sociedades como agente liquidador”, precisó.
“Nos tocó tirar la toalla”: Don Jediondo
El humorista boyacense aseguró que tanto él como sus socios hicieron “hasta lo imposible” por sostener el negocio. Intentaron aumentar las ventas, mejorar las utilidades y buscar nuevos inversionistas, pero los esfuerzos no dieron resultado. “Se buscaron socios, pero tampoco fue posible, entonces en últimas, como dicen los boxeadores, nos tocó tirar la toalla”, reconoció.
Uno de los aspectos que más lo golpeó fue tener que despedirse de los trabajadores que lo acompañaron durante años. En su momento, la compañía llegó a tener más de 400 empleados, pero tras sucesivas reestructuraciones esa cifra se redujo a 208. “Lo que más duele son los empleados”, expresó entre lágrimas.
Los factores que llevaron al cierre de ‘Don Jediondo, sopitas y parrilla’
El humorista señaló que varios factores externos impactaron la estabilidad de la empresa: una fuerte ola invernal hace más de una década, la pandemia de COVID-19 y el paro nacional de 2021. “Con el paro se bloquearon las carreteras, dejó de llegar el mercado, dejó de llegar la carne”, explicó en su charla con La Luciérnaga. Estas situaciones, sumadas a los altos costos operativos y las deudas financieras, terminaron por comprometer el proyecto.
“Quisimos tener una empresa grande, pero se salió de control”, dijo al reflexionar sobre la magnitud que alcanzó la cadena y los compromisos económicos que debieron asumir con entidades financieras. Aunque no descarta volver al sector gastronómico, admitió que hoy empezar de cero resulta complejo por la situación monetaria.
Finalmente, González confesó que la crisis también afectó su salud. Durante dos años tuvo que someterse a tratamiento médico para recuperarse del impacto emocional y físico que le dejó la caída de su empresa. Pese a ello, agradeció el respaldo de los clientes y afirmó que, aunque la marca cierre sus puertas, guarda la satisfacción de haber construido un proyecto que por casi dos décadas hizo parte de la vida de muchos colombianos.

