El pasado 18 de abril, el youtuber Frank Cuesta sufrió un accidente mientras intentaba capturar una cobra en Tailandia, país donde permanece en libertad bajo fianza. El incidente ocurrió cuando el influenciador acudió a una llamada en el santuario de animales que dirige, tras ser alertado por una persona que había visto al reptil cerca de las instalaciones.
Según relató el español, en un primer momento pensó que se trataba de una cobra monócula, una especie común en la región que, aunque venenosa, no escupe toxinas. Sin embargo, al acercarse, el animal resultó ser una cobra escupidora, que lanzó veneno directamente a su rostro, alcanzando sus ojos.
El veneno de esta especie puede provocar desde irritación ocular hasta ceguera, y en casos extremos, si logra filtrarse a través del lagrimal hacia el torrente sanguíneo, podría tener consecuencias mortales. Razón por la que Frank Cuesta fue trasladado de inmediato a un hospital local, donde fue puesto bajo observación médica para descartar que el tóxico hubiera afectado otros órganos.
¿Cómo sigue Frank Cuesta?
El creador de contenido digital ya se encuentra fuera del hospital tras haber pasado 24 horas en observación, para asegurar que el veneno no se filtrara a la sangre.
“Salí ayer del hospital tras permanecer 24 horas en observación para asegurarse que el veneno no ha llegado a la sangre”, explicó el español en una llamada telefónica con EFE.
Según detalló, la inflamación en los ojos ha remitido, aunque deberá seguir un tratamiento con gotas y cremas durante las próximas dos semanas, antes de acudir a un oftalmólogo para una revisión más detallada.
El polémico caso de Frank Cuesta en Tailandia
El español, que lleva años residiendo en el país asiático, se encuentra desde principios de marzo en libertad bajo fianza tras ser acusado en el Tribunal Provincial de Kanchanaburi por supuesta posesión ilegal de animales salvajes protegidos.
El arresto y la acusación se derivaron de una denuncia presentada ante la Policía tailandesa, en la que se afirmaba que “un extranjero estaba en posesión de animales salvajes protegidos sin permiso”, según informó en su momento el Departamento tailandés de Parques Nacionales, Vida Silvestre y Conservación.
Los oficiales realizaron una redada en su propiedad a finales de febrero, donde hallaron un total de diez animales de fauna silvestre protegida —nueve nutrias de uñas pequeñas y una pitón pico de pato— “sin ninguna documentación oficial que acredite su adquisición”.
De acuerdo con la legislación tailandesa, los delitos relacionados con la apropiación indebida de animales salvajes pueden conllevar desde multas hasta varios años de cárcel, o ambas sanciones, dependiendo de las circunstancias del caso.
