Juanes sin duda es uno de los artistas colombianos más reconocidos en el exterior. Desde que se hizo conocido en el globo con ‘La camisa negra’ el antioqueño de 53 años ha sabido mantenerse vigente en la industria musical del globo.
El artista se ha caracterizado también por hablar de manera franca y desenfadada de su vida personal e incluso de los distintos conflictos y etapas que ha tenido no solo como esposo, sino también en su rol de padre. Juanes tiene tres hijos: Luna, Paloma y Dante.
Ahora el intérprete es noticia por las recientes confesiones que hizo con al periodista chilena Javiera Quiroga, quien tiene su propio pódcast. En esta oportunidad, abordó varios temas y llamó bastante la atención el segmento en el que contó que su relación con alcohol se tornó adictiva cuando se acercaba a los 40 años.
“Toda mi vida fui súper juicioso siempre, no tomé ni fumé, nunca hasta los 38 años caí ahí por la fama, por presión por el trabajo, yo no sabía que lo que estaba haciendo era eso. Pensaba que yo tomaba porque me encantaba tomar, porque me hacía sentir bien, me deshinibía, me costaba socializar, entonces me tomaba un trago y era mucho más divertido, más entrador para hablarle al publico”, comenzó diciendo el cantante que luego explicó que supo que en realidad esto era para ocupar un vacío. “Yo no me daba cuenta que lo que estaba era tratando de llenar un vacío, de huir de la realidad pero eso me fue tomando ventaja”.
Juanes pasó de tomar una copa de vino a una botella a diario
Enseguida detalló como pasó de una copa a botellas enteras de alcohol. “Poco a poco hasta que termine tomando todos los días todos los días me tomaba un whisky o dos después tres, después una copa de vino, después tres, después una botella de vino todos los días después una botella todos los días era una cosa que no podía paralizada empece a perder el control de mi empecé a sentirme demasiado mal”.
Cuando la anfitriona le pregunta cómo salió de esta situación, Juanes también habló con franqueza.
“Yo creo (que hubo) muchas razones, yo diría (que fueron) mis hijos, el ejemplo que le quería dar a ellos. No quería que me vieran así y no pienses que me emborrachaba o caía al piso o que era violento, no. Era simplemente no poder controlar eso”.
Más tarde, mencionó que en realidad el trago no lo llenaba ni hacia feliz, pro el contrario. “Me generaba una angustia horrible. Mi estado de animo mi rendimiento en el trabajo en la vida, en las decisiones y como que querés limpiar un poco la mente”. Con el cambio de mentalidad y de conducta vino una reflexión importante y hoy disfruta sin exceso. “Ahora me tomo una copa de vino me encanta y la disfruto demasiado, me encanta con la comida, perfecto. Pero si mañana tengo que cantar, no me voy a tomar tres copas de vino. He descubierto algo maravilloso que es el balance”.
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