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Luis Eduardo Motoa, de ‘Padres e hijos’, en la actualidad: así es su vida en el campo

Lejos de las pantallas, el actor manizaleño desarrolla una faceta más cercana a la naturaleza, la enseñanza y la preservación del medioambiente.

Por Daniel Guerrero Aldana
20 de septiembre de 2025
Luis Eduardo Motoa, actor colomnbiano.
Fotografía por: Cortesía del actor

Luis Eduardo Motoa es un rostro inolvidable de la televisión colombiana. Su nombre se asocia de inmediato con Padres e hijos, una de las producciones más largas y vistas del país, pero también con títulos como Rosario Tijeras, Tres Milagros y Arelys Henao: canto para no llorar. Aunque continúa trabajando en teatro y televisión, desde hace varios años decidió cambiar el bullicio de la capital por la tranquilidad de Subachoque (Cundinamarca), donde combina su oficio actoral con un proyecto de vida en medio de la naturaleza.

En una exclusiva entrevista para Vea y El Espectador, el actor recordó que la idea de sembrar raíces en el campo surgió mientras aún trabajaba en Padres e hijos. Junto con un grupo de amigos, adquirió un terreno en la sabana de Bogotá que, en ese entonces, estaba completamente despoblado. Con paciencia, comenzaron a plantar árboles nativos y a levantar lo que hoy se conoce como La Granja del Bosque.

“En estos 34 años logramos salvar unas 60 o 70 variedades de árboles de este piso térmico. La idea fue hacer una granja dentro de un bosque, aunque el camino fue al revés: primero construimos la granja y después vino la siembra. Ha sido un viaje de crecimiento, de alegría y muy pedagógico”, contó.

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De acuerdo con Luis Eduardo Motoa, de 65 años, esta experiencia tiene un trasfondo personal. De niño solía visitar la finca cafetera de su abuelo en Neira, Caldas, y esos recuerdos marcaron su relación con la naturaleza. “Todos tenemos un origen campesino. La tierra nos pone en otra frecuencia, distinta a la de la ciudad”, agregó.

Los días de Luis Eduardo Motoa en el campo

Su día a día comienza temprano, alrededor de las 4:30 a.m. Hace ejercicios, prácticas espirituales y, tras una ducha fría, inicia sus labores. Entre atender la huerta, coordinar actividades pedagógicas y cuidar de los animales, las horas transcurren con un ritmo distinto al de la capital. A las 8:00 p.m., dice, ya está desconectado de todo.

“Cuando uno viene del campo deja de ser ave nocturna. Aquí uno aprende a poner los pies en la tierra, porque los artistas vivimos mucho en la fantasía, pero la realidad también es fundamental”, aseguró en su charla con este medio de comunicación.

Y aunque hoy está totalmente instalado en Subachoque, Motoa no ha cortado lazos con Bogotá ni con su oficio: “Sigo yendo a teatro y a cine. Algunos fines de semana lo hago y me encuentro con mis colegas o grabo cuando es necesario. Vivo en los dos mundos, pero aquí, en el campo, encontré un espacio amable para esta etapa de la vida”.

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Luis Eduardo Motoa, de ‘Padres e hijos’, en la actualidad: así es su vida en el campo
Fotografía por: Cortesía del actor

La Granja del Bosque no es solo un refugio personal, también se ha convertido en un espacio de encuentro. Allí conviven cabras, ovejas, conejos, gallinas de distintas variedades, faisanes y hasta un burrito llamado Igor, que se ha ganado el cariño de todos los visitantes.

Algunos de los animales llegaron en estado de abandono y fueron acogidos. “Ya estamos a tope de adopción, pero la idea es darles una vida digna. No lo hacemos para publicitarlo, sino como parte de nuestra experiencia con la tierra”, explicó Luis Eduardo Motoa.

El lugar también sirve como escenario de talleres y jornadas educativas. Niños, jóvenes y empresas visitan la granja para aprender sobre teatro, ciencia, biología y, por supuesto, sobre flora nativa. Para el actor, esta labor pedagógica es una forma de conectar su vocación artística con el cuidado ambiental.

La enseñanza de la tierra

El confinamiento de 2020 fue definitivo para reafirmar su decisión de vivir en el campo. Allí descubrió satisfacciones simples pero profundas: preparar sus propios alimentos, cosechar vegetales de la huerta, cuidar de los animales.

“El campo no se mide por un resultado financiero, sino por calidad de vida. Puede que alguien diga que son los huevos más caros, pero la experiencia de ver a unas gallinas paseando libremente y luego comer huevos sanos no tiene precio”, expresó.

Para Luis Eduardo Motoa, cualquier persona, incluso en la ciudad, puede dar pasos hacia una vida más cercana a la naturaleza: sembrar hierbas en materas, tener un pequeño jardín o cultivar hidropónicos en una terraza: “Lo primero es la voluntad, después la templanza y, sobre todo, no hacerle caso a quienes dicen que no se puede”.

Una jubilación activa

Aunque muchos lo recuerden principalmente por su trayectoria en televisión, Luis Eduardo insiste en que no se ha retirado de la actuación. Prefiere hablar de una “jubilación activa”, en la que combina proyectos artísticos con la vida en el campo.

“Mi padre fue maestro, y yo siempre tuve la idea de que llegaría un momento en que viviría en el campo. Ahora estoy en esa etapa. Vivo contento, satisfecho y con la posibilidad de moverme en ambos mundos”, añadió.

En Subachoque, rodeado de árboles que él mismo ayudó a sembrar hace décadas, Luis Eduardo Motoa encontró un lugar donde confluyen sus recuerdos de infancia, su oficio actoral, su vocación pedagógica y su amor por la naturaleza. Una vida distinta, pero profundamente coherente con lo que siempre soñó.

Daniel Guerrero Aldana

Por Daniel Guerrero Aldana

Periodista y comunicador social egresado de la Universidad Central con máster en Innovación Social. Escribe sobre entretenimiento, con enfoque crítico y sensibilidad por las historias que conectan con la gente.nguerrero@elespectador.com
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