Cuando Carlos ‘el Gordo’ Benjumea reinaba en la taquilla del cine colombiano, sus hijos Ernesto y Marcela ya sentían inclinación por las artes. Y cómo no sentirla, si eso era lo que respiraban. Los dos emprendieron una carrera artística, en vez de lo que en la época se denominaba una convencional. Los Benjumea eran hermanos en casa y compañeros en el salón. Se graduaron al tiempo y la experiencia de compartir escenario les quedó gustando tanto que conformaron su propio grupo de teatro.
Han sido numerosas las veces que han trabajado juntos como actores o como actriz y director. En televisión, también los hemos visto compartir en producciones. Recientemente estuvieron en Secuestro al vuelo 601, de Netflix, aunque hay que mencionar que no compartieron escena, ya que no coincidieron en llamados a rodaje. Es toda la vida juntos como familia y 35 años de colegas.
Ahora repiten, simplemente porque les gusta trabajar juntos y lo disfrutan. Lo hacen en la obra Mi madre, mi novia y yo, donde ella es la suegra fastidiosa y controladora que no quiere que su hijo, interpretado por Rafael Zea se vaya de su lado y no termina de convencerla la novia que él se consiguió, encarnada por Juliette Pardau. Ernesto es el director.
Hablamos con los dos sobre la experiencia de trabajar en dupla, teniendo en cuenta que aunque comparten la pasión del arte, son bastante distintos en formas de ser y de vivir.
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Ernesto Benjumea se siente seguro junto a su hermana en escena
Ernesto es el primero en contarnos que siempre han sido muy cercanos justamente desde que eran estudiantes. “Hicimos toda nuestra escuela de teatro juntos, fueron cuatro años, además de un grupo muy pequeño donde nos graduamos seis... salimos, hicimos parte de la formación de un grupo de teatro que se llamó Índice teatro, con el que hicimos varias cosas, pero yo empecé a tomar desde muy temprano el camino de la dirección también empecé a inquietarme por eso, a prepararme para eso”.
Para él trabajar con su hermana es un privilegio, pese a que reconoce las diferencias que tienen. “Comprendemos las vidas. Nosotros tenemos vidas en realidad diferentes. Marcela es una mujer que le gusta más vivir en el campo, llena de perros, a veces lejos de la ciudad. Yo tengo una familia estable, soy citadino. Yo salgo al campo y los ocho días ya extraño el olor a exhosto. Me hace falta para vivir. Tenemos una familia muy pequeña y somos muy unidos”.
No considera que por ser el director esté en un rango por encima de quienes dirige, por lo menos, no es así en el teatro, donde el trabajo es en equipo y no involucra poder.
Con Marcela de alguna manera se siente seguro, porque es consciente de su profesionalismo y lo que puede lograr cuando tiene un personaje en sus manos.
Marcela Benjumea no cree que sean tan distintos con su hermano
Para ella, trabajar con su hermano es exigirse al máximo en un ambiente igualmente seguro. “Es una maravilla, es muy tranquilo porque precisamente nos entendemos mucho, como me conoce tanto, me exige el doble. Entonces digamos que es un trabajo que se vuelve muy, muy pesado. Cuando digo muy pesado me refiero a fuerte, riguroso, no de mala onda”.
Afirma que como en todo trabajo creativo, hay desencuentros que son temporales y se resuelven rápidamente cuando reconocen cuál es el mejor camino para la obra que tienen en sus manos.
“Se arreglan rápidamente, no hay mayores conflictos”, menciona la actriz que en realidad, no se siente tan diferente a su hermano.
“Más allá de nuestras ubicaciones geográficas, tenemos unas cosas de principios con la vida, de cómo uno se porta con los demás, que nos hace afines en muchas cosas, cómo tratar a la gente, cómo enfrentar un trabajo, somos agradecidos con lo que tenemos y lo disfrutamos y y compartimos lo que podemos cuando podemos. Los dos amamos nuestro trabajo, somos profesionales. Y en la vida tenemos buen sentido del humor, a los dos nos gusta la misma música”.
La prueba de la excelente dupla que hacen los Benjumea está en la comedia Mi madre, mi novia y yo, que se presenta en el teatro Leonardus (carrera 21 número 127-23), los viernes a las 8:30 p.m. y los sábados en doble función: 6 p.m. y 8:30 p.m.

