Publicidad

Gustavo Angarita: entre la paleta y el escenario, la vida pintada de un genio

La periodista Belén Angarita Hurtado escribió esta emotiva semblanza del actor Gustavo Angarita, su abuelo.

Por Belén Angarita Hurtado- Periodista Universidad de La Sabana
20 de octubre de 2025
El actor Gustavo Angarita falleció el 17 de octubre. Tenía 83 años.
Fotografía por: Mauricio Alvarado Lozada

El telón ha caído para uno de los grandes maestros de la actuación en Colombia. El actor Gustavo Angarita falleció este 17 de octubre de 2025 en Bogotá a los 83 años, dejando un legado imborrable en el teatro, el cine y la televisión nacional. Este es un recorrido por la vida de un genio que pintó su propia existencia con la misma intensidad con la que habitó cada uno de sus personajes.

La luz que se filtra por las grandes ventanas de su casa en Teusaquillo, Bogotá, encuentra su camino entre cientos de libros y pinturas. En este espacio, donde la historia del arte y el teatro en Colombia cobran vida, Gustavo Angarita se sumergía cada día en un universo que él mismo construyó: una existencia entre personajes, pinceles y palabras que dieron forma a más de cinco décadas de trayectoria.

La vida en el arte lo llevó a explorar no solo la actuación. La pintura también fue su pasión.

La vida en el arte lo llevó a explorar no solo la actuación. La pintura también fue su pasión.

Fotografía por: Leonardo Sánchez/Revista Vea

Nació en un país donde el arte escénico aún luchaba por encontrar su espacio. Desde joven, sintió una atracción inexplicable hacia las tablas. «Encontré una manera de identificarme que fue haciendo personajes de teatro mientras estudiaba Filosofía y Letras en la Universidad Nacional de Colombia». Fue allí donde Gustavo Angarita descubrió una pequeña puerta que cambió su vida para siempre.

En medio de la convulsión política y social de la época, él halló un refugio en los escenarios improvisados de la universidad. «Al lado de la Facultad de Filosofía había un departamento de teatro, entonces me inscribí y me dediqué a eso», recordaba, rememorando cómo empezó a crear sus primeros personajes, dando vida a las palabras de autores clásicos y contemporáneos.

Gustavo Angarita y su pasión por la pintura

Pero la vida de Angarita no se limitó a las tablas. Su pasión lo llevó a explorar la pintura, una disciplina que se convertiría en otra forma de expresión. Sus cuadros, caracterizados por formas abstractas y colores intensos, son un reflejo de su mundo interior. A pesar de no tener formación académica en esta área, su obra capturó la atención de muchos. “Cada vez que alguien compra un cuadro mío, siento que se llevan una parte de mi alma”, confesaba el artista.

El entorno en el que vivía refleja su personalidad: un hombre de ideas intensas que pasó su vida explorando las facetas de la existencia. Su casa es un santuario para el arte. Los cuadros cubren casi todas las paredes y su biblioteca, con más de 500 libros, era su refugio diario, donde se sumergía en los clásicos que alimentaron su mente durante décadas.

Detrás de este hombre intelectual y artístico, también había una historia personal llena de felicidad y dolor. Estuvo casado durante cincuenta años con Margarita, su compañera de vida. Juntos afrontaron la dolorosa pérdida de una hija al nacer, una experiencia que lo marcó profundamente. De su matrimonio también nació Gustavo Angarita Jr., quien lo recuerda con un apodo que encapsula su esencia: “gatito”.

Su hijo explica esta metáfora con una sonrisa en la voz: «¿Cómo no le vas a decir gatito? Si es todo un gatito. Tiene personalidad de gato, hace regueros de gato, se comporta como gato... es un gato».

El cine también fue un escenario donde el actor colombiano dejó una huella imborrable. Interpretó desde personajes históricos hasta figuras cotidianas, siempre con una intensidad única. Entre sus papeles más recordados están los de “La estrategia del caracol” y “Bolívar soy yo”, películas que le valieron premios como el India Catalina y el Simón Bolívar. Pese al éxito, Angarita confesaba que no le gustaba verse en pantalla. “Prefiero recordar mi trabajo a través de la memoria de los otros”, decía con humildad.

«Trabajar con Gustavo es maravilloso», comentaba May Mc’Causland, productora ejecutiva. «Es un ser humano consciente, pensante y amoroso. Es un placer trabajar con alguien que viene de la vieja escuela, donde dar lo mejor de sí mismo es primordial».

Hoy, Gustavo Angarita se despide, pero su energía sorprendente permanecerá. Vivió cada día como una obra de teatro, con la conciencia de que todo tiene un final. No le temía a la muerte; prefería verla como una desaparición, un simple desvanecerse en el aire, dejando atrás un legado que vivirá en los corazones de quienes fueron tocados por su arte.

Por Belén Angarita Hurtado- Periodista Universidad de La Sabana

Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.