Ozzy adoraba a sus fans y se despidió de ellos el 5 de julio en el estadio Villa Park de Birmingham.
La imagen sonriente del último espectáculo del ´príncipe de las tinieblas’, como era conocido el veterano rockero, sentado sobre su trono en el escenario del estadio Villa Park de Birmingham, el pasado 5 de julio, no miente: Ozzy Osbourne adoraba a sus fans. Estaba ahí dando su último aliento por y para ellos.
Sus problemas de salud con el mal de párkinson, una serie de operaciones, la pandemia e incluso problemas respiratorios dado su hábito de fumar, menguaron su actividad de conciertos desde el 2019, cuando prometía una despedida mundial con varios conciertos programadas, postergados y más adelante cancelados.
Tales obstáculos no detuvieron su espíritu creativo y deseo de seguir cantando. Los álbumes “Ordinary Man” y “Patient Number 9” fueron editados en los últimos cinco años acompañado de figuras como Elton John, Jeff Beck o Eric Clapton, y alcanzaron impacto global en listas. Desde su primer álbum solista publicado hace 45 años a hoy, el príncipe de ropas luctuosas, estuvo vigente.
Más de seis millones de usuarios disfrutaron de su última actuación, vía streaming hace poco más de dos semanas. “Back to the Beginning” (Volver al origen), fue un ambicioso espectáculo realizado en Birmingham, la ciudad natal de Black Sabbath, su banda original, en un estadio colmado de espectadores. Allí este “loco” —otro de sus apelativos— cantó canciones esenciales como ‘Mama, I’m Coming Home’ o ‘Paranoid’, parte de su legado solista y con Black Sabbath respectivamente.
Ozzy Osbourne: así se despidió la leyenda
En el evento, de carácter benéfico, Ozzy tuvo muy buena compañía. Metallica, Steven Tyler, de Aerosmith, Ronnie Wood de The Rolling Stones, Billy Corgan de Smashing Pumpkins, Guns N’ Roses, Slayer, Tool y un largo etcétera de músicos de distintas épocas influenciados de una u otra manera por su extensa obra que tocaron en una maratón de conciertos en el mismo recinto desde tempranas horas. Al final, 140 millones de libras esterlinas fueron recaudadas para un hospital infantil de la ciudad y una organización que trabaja en pro de la cura del párkinson.
La influencia de The Beatles
Osbourne tenía la fórmula del fracaso: nacido como John Michael Osbourne en 1948, cruda época de la posguerra inglesa creció en un hogar bastante pobre en una ciudad industrial de pocas oportunidades más allá de las fábricas de acero. Su apodo “Ozzy” lo obtuvo de niño, sufrió tanto matoneo y abusos sexuales en la escuela. Admitió que intentó quitarse la vida varias veces en la adolescencia.
Tras desempeñar varios humildes oficios, a los 17 años estuvo en prisión durante seis semanas por robar algunas prendas de una tienda de ropa. Su padre se negó a pagar la fianza para que aprendiese la lección. Sin embargo, fue también su progenitor quien, con mucho esfuerzo, le compró su primer sistema de sonido para que pudiera desarrollar su gusto por el canto.
Su amor a The Beatles y en especial el tema ‘She Loves You’, le convencieron de que sería una estrella de rock.
“Ozzy necesita dar un concierto” fue el aviso que el joven Osbourne colgó en una tienda musical y a la que llegó una banda que tocaba blues pesado ante el agobio de no encontrar un cantante con el equipo necesario. Esa banda sería Polka Tulk, luego renombrada Earth, y cuyo tránsito por pubs locales los llevó a considerar su propuesta musical a finales de los años sesenta.
La atención y demanda que generaban los filmes de horror y más que uno de ellos fuera proyectado en frente de su sala de ensayo, los llevó a rebautizarse como Black Sabbath —el nombre de un filme de Boris Karloff de 1963— y tocar acordes de guitarra eléctrica con mayor distorsión y énfasis en los acordes. Aquello amparado en una base rítmica de gran pegada y la voz de Ozzy, que lejos de cualquier expectativa no era virtuosa, pero sí tan irrepetible como memorable.
Los dos primeros álbumes de Sabbath salieron al mercado en 1970 generando una audiencia tanto en el Reino Unido como en los Estados Unidos. A los críticos especializados de revistas como ´Rolling Stone’ no les gustó semejante apuesta espectral, con temáticas acerca de la guerra, enfermedades mentales y seres mágicos. Pero si calaron hondo en una nueva generación de músicos dispuestos a tomar el camino de un rock and roll más pesado y rebelde. Se llamaría heavy metal unos años después.
Osbourne en compañía del guitarrista Tony Iommi, el bajista Geezer Butler y el baterista Bill Ward, patentaron el metal con Black Sabbath. Su relación los condujo a lanzar seis álbumes más. Se encontraron con las mieles y venenos de la fama: excesos con las drogas, managers que les robaron al límite y una amarga disolución a finales de los años setenta.
Ozzy y Sharon: un amor que lo salvó
Expulsado del grupo y reemplazado por Ronni James Dio, un Osbourne muy afectado por el consumo de drogas encontró su ángel de la guarda en Sharon Arden, hija del famoso promotor fonográfico Don Arden. Ella le organizó una nueva banda con talentos como el del guitarrista Randy Rhoads, y un contrato para lanzar sus discos como “Blizzard of Ozz” y “Diary of a Madman” a inicios de los ochenta. Grabaciones de enorme éxito radial y en ventas.
Ozzy visitó Colombia en dos oportunidades: en 2011 como solista y en 2013 ya de regreso a Black Sabbath con un nuevo álbum bajo el brazo titulado “13”. Ambos shows de enorme asistencia se vivieron en el Parque Simón Bolívar de Bogotá.
Como reza una de sus famosas composiciones: ‘You Can’t Kill Rock and Roll’. Mientras su música suene seguiremos disfrutando de su hermosa locura porque esta nunca morirá.
Ozzy Osborune (1948 – 2025)
Q.E.P.D.