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El día que el actor Juan Tarquino dijo que era gay: “nuestra vida se parte en dos”

El actor de ‘Pálpito’ y ‘Yo no soy Mendoza’ reconocido también por su personaje de drag queen, Lesley Wolf, decidió sincerarse con su familia hace más de 20 años. Hubo lágrimas y después, comprensión y aprendizaje.

Por Luz Alexi Castillo
06 de septiembre de 2025
A Juan Tarquino lo hemos visto en 'Consuelo', 'Yo no soy Mendoza' y 'Pálpito'
Fotografía por: Gustavo Torrijos

Juan Tarquino lleva más de dos décadas en la actuación. Como licenciado de Artes Escénicas de la Universidad Pedagógica ha trabajado en teatro, pero también ha sido profesor, dramaturgo y director. Hace unos años su rostro su popularizó gracias a la interpretación de Garabato, uno de los villanos en la serie ‘Pálpito’. Internacionalmente se convirtió en noticia cuando como Lesley Wolf, fue elegido como el mejor drag queen de América Latina. Con este personaje está en temporada con el musical ‘Nacidas para hacer dragma’. El actor, que personificó a Ariel en ‘Yo no soy Mendoza’, de Netflix, también participa en la serie ‘Consuelo’, de Vix.

Tarquino creció en el barrio Bolivia, al noroccidente de la capital y lo hizo en medio de una familia de mujeres: hermanas, tías y madre. Por eso mismo, cuenta que de alguna manera era el varón sobre quien había “ciertas expectativas”. Pero un día, hace más de 20 años, todo cambió y “nuestra vida se parte en dos en ese momento”, dijo el bogotano sobre el momento en que decidió decir abiertamente que era gay. Este es su relato.

“Yo confieso y hago parte a mi familia de mis decisiones sobre mi orientación cuando tenía como veintitrés o veintidós años y fue un momento por supuesto, caótico. Digo por supuesto, porque somos una familia bastante conservadora, o éramos una familia bastante conservadora, un matriarcado, que tenía seguramente las esperanzas en su único hijo varón. Pero creo que también de manera paralela, había un entendimiento de una sensibilidad distinta por parte de ese hijo.

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Creo que las mamás siempre lo han sabido, siempre saben que su hijo es una persona diversa. Les cuesta aceptarlo, seguramente por miedo, por querer proteger a ese hijo o a esa hija, pero finalmente ellas tienen una intuición muy grande y creo, estoy seguro, que mi mamá lo sabía y fue un momento caótico, pero que cerró muy rápido con un par de frases: Una de mi parte como diciendo: ‘ya lloraron todas, ya gritaron todas, están siendo un poco egoístas porque este momento se trata de mí. Yo llevo 23 años tratando de inventarme una vida frente a ustedes y frente al mundo y ustedes están llorando por algo que las sorprende, que no las sorprende tanto’ y mi mamá dice: ‘sea lo que usted quiera ser, usted siempre va a ser mi hijo y yo lo voy a proteger y lo voy a cuidar’.

Desde ahí empieza una nueva relación con toda mi familia, con mi mamá, mi hermana, mi abuela, mis tías. Nuestra vida se parte en dos desde ese momento y creo que era necesario. Siento que el universo nunca se equivoca y era ese instante, donde tenía esa edad”.

¿Cuál fue la motivación para finalmente hablar de su orientación sexual?

“Pues no hubo ninguna motivación para hablar con esa verdad porque nos pillaron, yo estaba incapacitado y mi novio de ese momento fue a visitarme. Cuando nos enfermamos, mi mamá nos llevaba a la casa de la abuela. Él fue, me saludó y cuando se despidió de mí, nos despedimos como se abrazan dos hombres heterosexuales, con palmadita en el hombro y tal. Cuando mi abuela subió y nos vio dijo: ‘¿Qué está pasando aquí?’ Es decir, ellas ya intuían que pasaba algo, porque la verdad, el abrazo fue absolutamente heteronormado. Yo tenía control, me salí de mi casa y él, que es una persona maravillosa, que todavía conservo en mi vida, de hecho es uno de mis mejores amigos, me dice ‘¿Quieres que vayamos a tu casa? Yo creo que algo pasa’. Llamé a mi casa, me quedé callado y se escuchaba un mar de mujeres llorando. Nos devolvimos los dos a poner el pecho en mi casa y fue algo muy bonito, por eso digo que la vida es muy inteligente, el universo es muy sabio, y me puso a confesarle muchas cosas a mi mamá, al lado de una persona maravillosa, a quien les digo que en este momento es un mejor amigo”.

Antes de esa confesión familiar, ¿hubo algún episodio traumático por su orientación?

“Creo que todos y todas hemos pasado por episodios de bullying, que en ese momento, cuanto tenía 23, ahora tengo 45, no se llamaba bullying, pero sí había una atmósfera alrededor como de burla, y uno cuando hace parte de la diversidad para protegerse, termina sumándose al grupo de los bullies para esconderse y montársela a otro, pero a cualquiera menos a mí. Creo que yo hice eso muchas veces. Recuerdo varios episodios muy puntuales, violentos.

En mi barrio, por ejemplo, al frente de mi conjunto había una cancha, nosotros le decíamos el potrero, y siempre para ir a la tienda había que ir a ese potrero. Y una de tantas veces que tuve que cruzarlo, que no era algo oscuro ni tenebroso, pero se convirtió en un lugar impisable para mí, si se permite el término, fue porque iba a ir a la tienda y un chico se me acercó y me dio un golpe en la nariz. Quedó una linda giba en mi nariz, gracias a ese golpe. Giba que abrazo, admiro y me apropio, porque definitivamente es un sinónimo de lo que estoy también construido frente a lo que hace la violencia alrededor de una persona diversa”.

¿Cuáles eran los señalamientos antes de ese golpe?

“Siempre había palabras de burla, palabras de mofa, señalamientos que había alrededor de mí o algo que me acompañaba previamente a esos actos de violencia física. Pero también fui un tipo muy parado toda la vida, no me la dejaba montar. He tenido una personalidad muy fuerte y muy segura que se ha armado un poco de esos pedazos o esos retazos que a uno le toca aprender”.

La gente relaciona lo sensible con lo femenino”, Juan Tarquino sobre los prejuicios

¿Para un artista es más fácil confesar su posición de diversidad ?

“Siento que es un poco más fácil. Además lo relacionan. La gente dice: ‘¿Estás estudiando danza? Ahhh Es que todos los de danza son homosexuales’. La gente tiene un gran problema todavía, y es que relacionan lo sensible con lo femenino y no puede ser, es como una dicotomía, no se pueden encontrar. Por eso estamos reconociendo nuevas masculinidades donde hombres heterosexuales con mucha sensibilidad, van a clases de ballet, se maquillan incluso, y eso no tiene nada que ver con su orientación sexual, pero sí con su expresión de género. Hay nuevas maneras de entender también el mundo y me parece que está maravilloso que eso suceda.

En general sí, por supuesto, para un artista que tiene que ver mucho más con la sensibilidad, con percibir el mundo de otra manera, es mucho más sencillo, sobre todo porque creo que el arte es un ejercicio de empatía, entonces te queda más fácil entender las distintas experiencias que puedan suceder alrededor de esa persona y materializar en un discurso lo que está sintiendo también como persona diversa”.

¿Qué ha significado Lesley Wolf, el personaje que ideó y que ha sido reconocido internacionalmente?

“Yo empiezo en el mundo del drag muy grande. Generalmente las personas que habitan el arte drag empiezan más o menos como a los 21, 22 años, yo empecé a los 38 después de volver de cuatro años de Argentina, que me abrió la percepción completamente. Y el drag se me presenta de una manera inesperada también. Empiezo a ser drag y descubro que de todos los personajes que he hecho en mi vida, Lesley Wolf es quizá el personaje que más me ha enseñado. Yo la asumo como tal, no como un alter ego o como yo queriendo por fin expresarme. Estoy absolutamente seguro de que soy un hombre que me identifico como un hombre, pero soy un artista que puede hacer cualquier tipo de cosas. A mí me gusta cuando me dicen por ejemplo que soy un camaleón, porque en efecto, es lo que se materializa, en lo que yo vengo haciendo hace 25 años de carrera. Lesley me ha enseñado y me ha permitido perdonarme muchas cosas que me juzgué por mi diversidad y entenderlas también”.

¿Cómo se dio ese proceso de perdón?

“Muchas veces en conversaciones con amigos diversos y mujeres diversas también decíamos ‘¡Ustedes nunca se maquillan en su casa?’ ¿Ustedes nunca se pusieron los zapatos de su mamá?. Todos decían que sí, pero yo decía que no, que nunca había hecho eso. En mi infancia y en mi adolescencia bloqueé muchos recuerdos que habían tenido una respuesta muy violenta emocionalmente, por parte de mi familia Y un día, maquillándome como Lesley, llegaban a mi cabeza recuerdos, porque el cuerpo tiene memoria, donde en efecto, sí me maquillaba con las cosas de mi mamá, sí me ponía los tacones porque para mí como niño era un juego, como cuando alguien se pone una sábana en la espalda y dice ‘Yo soy Superman’. En ese momento estaba jugando a ser una estrella pop, me quitaba los tacones y seguía siendo Juan ,el niñito que salía a jugar basquetbol o que era muy bueno en su colegio. Era un juego. Creo que el adulto es el que sataniza un poco eso, los colores no tienen género y simplemente está jugando. Si alguien de niño me hubiera dicho ‘¿a qué estás jugando?, juguemos a la princesa’, no pasa absolutamente nada y no habría crecido con tantos temores de expresar lo que realmente quería hacer. No quería jugar con carritos, quería jugar con Barbies porque me gustaba contar historias. Es que ni siquiera es por una cosa femenina, que sería maravillosa, sino yo quería contar historias. Por eso me siento como pez en el agua cuando escribo teatro, cuando actúo, porque lo que quiero es contar historias.

Con Lesley descubrí muchas cosas que sí había hecho en mi infancia. Me perdoné porque había errores que había cometido conmigo y entendí que el drag es también un ejercicio de empatía”.

¿Qué satisfacciones adicionales le ha dado Lesley?

“Me han pasado muchas cosas con Lesley, por supuesto. Lesley ha tenido un crecimiento muy bonito en estos siete años que llevamos construyéndola. Lesly es la jefa de mi casa y la que lleva el pan a mi casa. Ella y la nena de ‘Villa Arruga’ (obra que se ve en clips de TikTok y en teatro) realmente son personajes que me han permitido conocer experiencias maravillosas. Por ejemplo me han dicho: ‘Vivo en una familia muy homofóbica, pero a partir de ver a Lesley o a Villa Arruga, mi familia me ha permitido explicarles un poco de qué se trata’. Siento que el éxito no es tener ni fama, ni dinero, eso está buenísimo, pero para mí el éxito es que logres cambiar la vida a alguien y que lo que a mí me pasó, en mi vida, le llegue cada vez en una edad más temprana a muchas personas diversas”.

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