La noche del 26 de agosto en la Ciudad de México quedó marcada por uno de los momentos más emotivos de la gira Las Mujeres Ya No Lloran World Tour. Frente a un estadio repleto, Shakira no solo desplegó su energía y su lista de éxitos, sino que también abrió un espacio íntimo para recordar a su padre, William Mebarak Chadid, quien a sus 93 años atraviesa un delicado estado de salud.
Acompañada del Mariachi Gama Mil, la barranquillera interpretó la ranchera “Sombras nada más”, popularizada por Javier Solís, y con la voz entre la emoción y la nostalgia, confesó ante los asistentes: “Esta canción le gustaba mucho a mi papá, y sé que hoy se sentiría muy orgulloso de oírla cantar”. El público respondió con una ovación que se extendió varios minutos, reconociendo no solo el talento de la artista, sino también el sentimiento detrás de la dedicatoria.
El gesto tomó especial relevancia considerando las recientes complicaciones de salud de su padre. Mebarak ha enfrentado una cirugía cerebral, una intervención por hidrocefalia y un cuadro de neumonía, situaciones que Shakira ha compartido públicamente en distintas ocasiones. En medio de su apretada agenda internacional, la cantante ha reiterado que su familia sigue siendo su prioridad, y este homenaje fue prueba de ello.
La velada en el Estadio GNP Seguros tuvo otros momentos destacados. La artista invitó al escenario a Danna, con quien interpretó el tema “Soltera”, sorprendiendo al público que celebró la unión de dos generaciones de la música latina. Asimismo, Shakira dedicó su clásico “Antología” a México, país que, según reconoció, ha sido crucial en su carrera y en el que conserva una de las bases de fans más sólidas del continente.
El concierto fue una mezcla de fiesta y emoción: luces, coreografías y éxitos globales se combinaron con instantes de vulnerabilidad que recordaron al público que detrás de la estrella internacional hay una hija orgullosa de sus raíces y profundamente ligada a su familia.
Con este homenaje, Shakira no solo conquistó nuevamente a México, sino que también reafirmó el lazo que la une con su padre, convirtiendo la música en puente para expresar amor y gratitud. Una noche en la que el espectáculo y el corazón caminaron de la mano.

