Variel Sánchez no necesita de un escenario para interpretar al hombre que decidió ser. Aunque ha crecido entre cámaras y guiones, su historia no es una de artificios, sino de pequeñas decisiones diarias que apuntan a una vida más consciente, menos ruidosa y más conectada con lo que verdaderamente importa.
“Yo soy feliz con lo que tengo y cada día quiero vivir con menos, no con más”, menciona Variel Sánchez a ‘Vea’ con una claridad que no busca convencer, sino simplemente contar cómo ha llegado a este lugar de su vida.
La vida desde la raíz
Variel Sánchez ha hecho del arraigo una filosofía personal. Construyó su hogar en una finca a las afueras de Bogotá junto a Estefanía Godoy, su esposa, y sus hijos Valentina y Ramón. Sin embargo, no lo dice como una hazaña material, sino como algo que considera esencial para su ser: estar presente y crear desde el amor.
“Nosotros somos consecuencia de lo que construimos y somos dueños de lo que creamos. Usted podrá refutar y decir: ‘Es que yo nací en otro contexto’, y todo lo que sea, pero nosotros mismos somos responsables de construir nuestra historia”.
Variel Sánchez afirma que no persigue la opulencia ni gusta de las apariencias. “Yo soy un tipo humilde, no soy un tipo de lujos. No soy de querer aparentar lo que no soy o de desear lo que no puedo tener”. Su centro, insiste, está en la vida misma.
El amanecer como símbolo
Para el actor, una de sus imágenes más potentes es la del amanecer. “A mí me mantiene con los pies en la tierra el hecho de estar vivo. Yo he descubierto que tengo una fascinación absoluta por el amanecer, porque siento que voy a tener un rato más”.
Antes, confiesa, no le temía a la muerte. Hoy no es que la tema, pero sí desea profundamente que la vida le permita compartir más tiempo con los suyos.
Variel, hijo del también actor Julio Sánchez Cóccaro, habla desde una conciencia serena, sin grandes proclamaciones. Reconoce que ha tenido frustraciones y fracasos, pero no los esquiva ni los disfraza, pues se han convertido en una lección necesaria para enfrentar futuros conflictos. “Hacen parte de todos y también son necesarios para formarse”.
Equilibrio desde adentro
En esa búsqueda por estar bien con los suyos y consigo mismo, Variel Sánchez ha asumido la terapia y el autoconocimiento como parte natural de su vida. “Yo hago terapia de todo: para estar bien con mis hijos, para estar bien con mi esposa y para estar bien conmigo mismo”.
En este proceso se encontró con emociones, como el mal genio, que lo inquietaban al despertarse. Fue entonces cuando su terapeuta lo invitó a hacer un repaso por su historia y también a revisar sus rutinas.
“Descubrimos que era un tema de cansancio, de sueño y de que no me estaba hidratando bien”, aseguró. “Yo me estaba acostando muy tarde, levantando muy temprano y no estaba tomando agua. Tenía el cerebro deshidratado”, aseguró en su entrevista con Vea.
"Un principio básico de la vida, y me lo enseñaron en mis terapias, es no juzgar a los demás", Variel Sánchez.
La solución fue práctica: ajustar horarios, mejorar su alimentación y meditar al despertar. “A veces también me levanto con angustia, pero como cualquier otra persona puede hacerlo, ya sea por las deudas, los hijos o la esposa”.
“Usted no está loco ni tiene un problema mental por ir a terapia. Simplemente va a trabajar algo que no lo hace sentir bien, y está bien hablarlo con otra persona que no sean las mismas de siempre”.
Ternura frente al juicio
Aunque no suele responder a los comentarios malintencionados, Variel Sánchez no es ajeno al ruido de las redes sociales. “A la gente le fascina ver sufrir al otro. A la gente le encanta ver el sufrimiento ajeno”, dice con un dejo de tristeza.
Sin embargo, insiste en que su comunidad ha sido mayoritariamente amorosa. “La comunidad que yo he construido durante años en mis redes sociales es de gente que me sigue porque me quiere”. Pero también hay quienes, desde la distancia y el prejuicio, han lanzado juicios sin conocer la historia completa.
“Eso no es mi problema. Tú eres el que está allá sufriendo con eso y yo no te voy a dar bombo. No me interesa darle visibilidad a gente que hace este tipo de comentarios”, agregó a Vea.
Aun así, no hay rencor. Solo una invitación a no juzgar tanto. “Tenemos todavía mucho de eso. Juzgamos mucho y no tenemos compasión por el otro o por el que sí está padeciendo algo fuerte. Y eso es algo grave porque tenemos que dar amor. Puede que suene muy romántico, pero es real”.
El arte como oficio, no como vanidad
El bogotano de 35 años es claro cuando habla de su profesión. Por eso no se refiere a ella con glamur, sino con respeto. “Yo pienso que quienes queremos tener un oficio —ojo, un oficio, no un cartón— debemos respetarlo. Por eso hay que tener mística y hacerlo con amor. Uno no puede salir a hacer pendejadas por las vistas, por ‘likes’ o por seguidores. Eso no tiene ningún sentido”.
Muestra de este trabajo, consciente y responsable, es el papel que desarrolla en la nueva versión de ‘Nuevo Rico, Nuevo Pobre’, producción en la que su personaje de Brayan Ferreira no podría estar más alejado de la persona que es él en realidad.
Y así es como Variel Sánchez vive en voz baja, con los pies en la tierra, los ojos puestos en el amanecer y la convicción de que vivir con menos es, en realidad, tenerlo todo.

