Colombia celebra este viernes la segunda medalla de plata lograda en los Juegos Olímpicos de París 2024. Yeison López, nacido en Itsmina, Chocó, triunfó en los 89 kilogramos, al levantar 390 en total, para emocionar a todo el país, no solo con su logro, sino con su historia.
El famoso ‘Gokú’ del Desafío Super Humanos sorteó muchas dificultades en su vida: la violencia, la depresión y y una sanción, fueron las grandes cargas que tuvo que soportar, para finalmente, ser medallista en los Olímpicos de este año.
Apenas con 11 años, Yeison tuvo que salir con lo que tenía puesto, huyendo de la violencia en su tierra y salvando su vida. “Nos dijeron que nos iban a matar, entonces salimos con lo que traíamos encima”, recordó el chocoano en una entrevista, mientras entrenaba en su disciplina.
Se fue a Cali. Allí, una tía lo pudo acoger y él tuvo que salir a vender dulces para ayudar con sus gastos. A los 13 años se encontró con el deporte que le daría la gloria y la recompensa a los duros momentos de su vida: las pesas y la halterofilia.
Su primo Wilmer, quien ya se dedicaba al deporte, fue quien lo llevó a levantar sus primeras marcas y a dedicarse de lleno a prepararse, enfocado en su sueño: ser medallista en una Olimpiada, y lo pudo conseguir este 9 de agosto en la ciudad luz.
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En su niñez, Yeison López luchó contra la violencia y la pobreza. El súperhumano' triunfó en París.
Pruebas para Yeison López: la sanción y la incertidumbre
‘Gokú’ se tuvo que enfrentar a otro de los duros momentos que lo quiso alejar de su sueño olímpico: había ganado el campeonato mundial júnior en 2016. También ganó tres medallas de oro en el certamen de 2017 en Malasia y parecía que su camino carecería de tropiezos.
Pero, en 2018, la Federación Internacional de Pesas lo sancionó por cuatro años, tras dar positivo en un control, que arrojó dopaje por boldenona, un esteriode anabólico, sustancia que también le trajo problemas al tenista Robert Farah.
Yeison insistió en su inocencia y dijo sentirse solo en su momento, pasando por duros momentos con su salud mental, con episodios de depresión que lo llevaron a preguntarse por el futuro de su carrera en la halterofilia.
Pero el chocoano no se rindió, aguardó con paciencia y luego de su paso por el Desafio, volvió a las competencias en la Copa del Mundo en Tailandia, donde estableció un récord mundial en el arranque de los 89 kilogramos.
Hoy, luego de vencer a la violencia y a una mala jugada del destino, celebra entre lágrimas y alegría, la medalla de plata en sus primeros Juegos Olímpicos. Además, podrá cumplir otro sueño que tenía en mente: comprarle una casa a su mamá.

