El humorista colombiano Hassam rompió el silencio sobre uno de los episodios más difíciles de su vida personal y profesional: una estafa que, aunque no lo afectó directamente en términos económicos, sí golpeó su reputación y la confianza que depositó en un familiar cercano.
En una entrevista reciente, el comediante contó que hace aproximadamente diez años decidió ayudar a su tío Freddy ofreciéndole un show gratis para que él lo vendiera y se quedara con las ganancias. “Yo le regalo el show. Si le va bien, me da algo; si no, todo bien”, recordó. Sin embargo, lo que comenzó como un gesto de generosidad se convirtió en un engaño que dejó a varias personas endeudadas.
¿Qué le pasó a Hassam?
Según relató, su tío comenzó a vender hasta diez funciones suyas en el reconocido bar Downtown, haciéndose pasar por su representante o familiar autorizado. Las personas pagaban por asistir a esos eventos, pero los shows nunca se realizaron. Incluso, algunas víctimas recurrieron a préstamos “gota a gota” para cubrir el costo de las entradas.
Hassam se enteró de lo ocurrido cuando empezó a recibir mensajes en redes sociales de personas reclamando por presentaciones que él nunca había programado. “Era doloroso leer esos mensajes porque no entendían que yo no tenía nada que ver. Había gente que perdió plata y que además pensaba que yo era el responsable”, afirmó.
Lo más grave es que el tío no actuó solo. Según el humorista, se asoció con otras dos personas para concretar la estafa, aprovechando la confianza que él le había brindado. El caso, sin embargo, nunca prosperó en instancias legales, pues no existían contratos o documentos que respaldaran las transacciones, lo que hizo imposible demandar o recuperar el dinero.
Más allá del impacto económico que sufrieron las víctimas, el comediante reconoció que el episodio dejó cicatrices en su imagen pública. “Mi nombre quedó manchado. Fue una época muy dura porque yo vivía de mi trabajo y de mi credibilidad con el público”, comentó.
A pesar del tiempo transcurrido, Hassam decidió compartir su experiencia como una advertencia sobre la importancia de proteger la reputación profesional y de ser cuidadoso incluso en acuerdos con familiares. “Uno siempre quiere ayudar, pero no todos valoran esa confianza”, concluyó.

