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“Me gusta ser la villana a la que todo le sale mal”: Viviana Santos, de ‘La Influencer’

La actriz, quien interpreta a Kamila en la nueva serie de Caracol Televisión, habló con ‘Vea’ sobre su personaje y su propia experiencia con las redes sociales.

Por Daniel Guerrero Aldana
23 de septiembre de 2025
Viviana Santos, actriz colombiana.
Fotografía por: Caracol Televisión

Interpretar a una antagonista podía ser tan desafiante como divertido, y Viviana Santos lo sabía bien. La actriz bogotana de 34 años dio vida a Kamila en La Influencer, un personaje marcado por la envidia y los tropiezos constantes que la convirtieron en el obstáculo de la historia. Según contó en entrevista con Vea, lejos de ser una carga, fue un verdadero disfrute: “Me gusta mucho ser villana y me gusta más ser villana que le sale todo mal. Porque a Kamila le sale todo mal, entonces es como que ella viene con el karma”.

A la hora de construir el personaje, Viviana no se inspiró en ninguna creadora de contenido real ni en casos conocidos del mundo digital. Prefirió exagerar rasgos propios y jugar con la idea de cómo sería si ella misma se dejara llevar por la envidia. Esa entrega incluso la llevó a tener un momento curioso fuera del set.

“Me dejé influenciar tanto por Kamila que un día llegué a mi casa, me puse a hacer un video para quejarme y dije: ‘Dios mío, ya, el personaje me está consumiendo’”, explicó Viviana Santos a este medio.

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Viviana Santos y lo que ‘La Influencer’ le reveló sobre las redes

La serie retrató no solo los sueños de jóvenes que aspiraban a convertirse en figuras del ecosistema digital, sino también el lado menos glamuroso de esa exposición: la presión de las marcas, los retos absurdos para obtener visualizaciones y la necesidad de mantenerse vigente. Para Viviana, ese espejo resultó incómodo porque reflejaba prácticas habituales dentro de las redes, aunque muchos espectadores las desconocieran.

La actriz también confesó que la exposición la ha llevado a reflexionar sobre lo que comparte en internet y lo que prefiere mantener en silencio. Su estrategia consiste en hablar solo de temas ya superados, lo que le permite tener cierta distancia emocional. “Lo que está pasando actualmente en la vida de Viviana no está siendo un tema de conversación en redes”, aseguró.

Pero esa presencia digital también le ha dejado experiencias difíciles. Cuando hacía videos satíricos sobre las relaciones, algunos hombres se sintieron aludidos y reaccionaron con comentarios agresivos. En lugar de engancharse en discusiones, optó por alejarse de la polémica y dejar que fueran sus propios seguidores quienes salieran en su defensa.

Lo que aprendió de Kamila y su relación con las redes sociales

De su papel en La Influencer aprendió algo inesperado: que la envidia, más que un sentimiento negativo, podía transformarse en una forma de admiración. Esa conclusión llegó, por ejemplo, al observar a un creador de contenido con quien tuvo una relación sentimental. Aunque no lo admiraba en lo personal, le reconoció la disciplina de publicar todos los días a la misma hora, algo que terminó replicando en su propia rutina.

En cuanto al consumo de redes, TikTok es la que más la inspira porque su algoritmo le ofrece justo lo que quiere ver, aunque reconoce que puede volverse adictivo. Instagram, en cambio, le resulta más artificial y aspiracional, pero entiende que allí debe estar activa por su trabajo. Esa paradoja entre lo que disfruta como usuaria y lo que debe alimentar como creadora refleja, según ella, una de las contradicciones más fuertes del mundo digital.

Durante la conversación con Vea, Viviana Santos también se refirió a un mito común: la compra de seguidores. Aseguró que es una práctica frecuente que engaña a muchos y que basta con revisar los comentarios para darse cuenta de que, en ocasiones, el supuesto “engagement” es inexistente.

Consciente del atractivo que generan las redes, Viviana invita a mirar más allá de las cifras y a recordar que detrás de cada perfil hay personas con virtudes y defectos. Para ella, La Influencer fue valiosa porque aterrizó tanto a los creadores de contenido como al público, mostrando que la versión idealizada que circula en internet solo representa una fracción mínima de la realidad.

Lo que comenzó como un papel de villana terminó siendo, en su caso, una oportunidad para reflexionar sobre la envidia, la autenticidad y los efectos de la exposición digital. Entre la ficción y su propia cotidianidad, Viviana Santos confirmó que las historias más potentes son aquellas que obligan a hacer pausa y repensar la manera en que miramos —y mostramos— el mundo en redes.

Daniel Guerrero Aldana

Por Daniel Guerrero Aldana

Periodista y comunicador social egresado de la Universidad Central con máster en Innovación Social. Escribe sobre entretenimiento, con enfoque crítico y sensibilidad por las historias que conectan con la gente.nguerrero@elespectador.com
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