Han pasado 28 años desde aquel trágico accidente en París que segó la vida de Diana Spencer, la “princesa del pueblo”. Sin embargo, el tiempo no ha borrado su recuerdo. El pasado 31 de agosto de 2025, su hermano menor, Charles Spencer, volvió a rendirle tributo en el lugar donde descansan sus restos: una isla privada en los jardines de Althorp, la histórica finca familiar en Northamptonshire.
El conde compartió en su cuenta de Instagram un emotivo mensaje en el que describió la jornada como “un día imposible”, acompañado de una fotografía que mostraba las flores frescas que llevó hasta la tumba. Se trataba de rosas blancas y rosadas cortadas de los propios jardines de la finca, un gesto íntimo y personal que reflejó la profunda conexión que aún mantiene con la memoria de su hermana.
“Siempre un día imposible”, escribió Spencer, dejando ver que, aunque han transcurrido casi tres décadas, la herida por la pérdida de Diana sigue viva en su corazón. La publicación fue rápidamente comentada y compartida por miles de seguidores alrededor del mundo, quienes también recordaron a la princesa y su legado humanitario.
La tumba de Diana, situada en una pequeña isla rodeada por el lago Oval, no es de acceso público, lo que hace de cada visita un momento cargado de simbolismo y recogimiento. Charles Spencer ha contado en varias ocasiones que suele acudir con frecuencia a este lugar, no solo en los aniversarios, sino también en fechas señaladas como la Nochebuena, cuando busca un espacio de calma para recordar a su hermana en silencio.
El gesto del conde Spencer se suma a una larga tradición de homenajes privados que contrasta con la memoria pública de Diana, celebrada año tras año en todo el mundo. Desde Londres hasta París, y en muchos otros lugares, el 31 de agosto es una fecha que convoca tanto a admiradores de la realeza como a quienes reconocen en la princesa un ícono de empatía y cercanía.
Este aniversario, sin embargo, tuvo un matiz especial: fue un recordatorio de la permanencia del vínculo fraternal y de cómo, a través de gestos sencillos pero cargados de significado, la familia de Diana mantiene viva la memoria de la mujer que transformó la imagen de la monarquía británica y que, 28 años después, sigue siendo recordada con cariño en todo el mundo.

