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Falso: Moderna no aplicó la primera vacuna del VIH. Solo inició su ensayo clínico

Varios medios de comunicación han asegurado que la farmacéutica aplicó la primera vacuna contra el VIH. Le explicamos por qué es mejor leer esa información con mucha prudencia.

17 de marzo de 2022 - 05:32 p. m.
Aún falta un largo camino por recorrer para poder obtener una vacuna contra el VIH.
Aún falta un largo camino por recorrer para poder obtener una vacuna contra el VIH.

Los titulares que han circulado en algunos medios de comunicación en las últimas horas parecen prometer un avance que hace décadas ha estado buscando la ciencia: la vacuna contra virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). “Vacuna de VIH: se aplica la primera dosis en el mundo”o “Se aplica la primera vacuna contra el VIH” son algunos de los ejemplos de los artículos que han sido replicados por cientos de usuarios. (Lea El 70 % de pacientes con “long covid” tiene problemas de memoria y concentración)

Pero antes de ilusionarse es mejor hacer una aclaración: en realidad no se aplicó la primera vacuna contra este virus; tan solo se trata del inicio de la fase 1 de un ensayo clínico de la multinacional Moderna. ¿Qué quiere decir eso? En pocas palabras, que aún hay un largo camino por recorrer antes de poder asegurar que hay una vacuna para el VIH. (Lea Las EPS deberán responder por efectos secundarios de la vacuna contra el Covid-19)

En su Twitter, la compañía lo dice con claridad: “Estamos orgullosos de anunciar que el primer participante ha recibido una dosis en el estudio fase 1 de mRNA-1574, nuestra vacuna candidata contra el virus de inmunodeficiencia humana”.

Aunque ha recibido gran atención de la prensa, por el momento lo mejor es leer con mucha prudencia este tipo de anuncios. La fase 1 es apenas un primer paso para comprobar los efectos adversos que puede tener ese biológico y tener los primeros indicios sobre su eficacia. Se suele hacer un grupo muy pequeño de personas.

Tener certeza sobre la seguridad, permite pasar las fases 2 y 3, en los que el número de pacientes se incrementa gradualmente a medida que se comprueba la severidad de los efectos secundarios y si ese “medicamento” es eficaz. A medida que se la administra a más personas suelen detectarse más efectos adversos imposibles de observar cuando se la suministra a solo un puñado de pacientes.

De hecho, en la historia de la farmacología hay muchos ejemplos de grandes promesas que han tenido serios e inesperados problemas de seguridad luego de superar todas las fases. Uno de los últimos episodios lo padeció la multinacional Sanofi.

Después de trabajar por casi veinte años en la vacuna contra el dengue, que había demostrado ser efectiva para prevenir un 60 % de los casos de cuatro tipos de esta enfermedad, sufrieron un revés. En 2017 en Filipinas, país que ya había pagado 58,3 millones de euros por las dosis, aparecieron efectos no previstos. Cuando la aplicaron a personas que no habían experimentado la infección, al contraerla por primera vez algunos sufrieron dengue de forma más severa.

Por eso mismo es que, en el caso del covid-19, los Gobiernos habían sido tan prudentes a la hora de comprar vacunas. Solo las que alcanzaban la fase 3 y demostraban datos certeros de seguridad y eficacia eran las adecuadas para inmunizar a la población.

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