Noctámbulos, en mayor riesgo de muerte prematura

Una investigación reveló que a quienes más les cuesta madrugar tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

- Redacción Vivir
13 de abril de 2018 - 03:22 p. m.
La investigación se aplicó a 500.000 personas adultas del Reino Unido, a lo largo de seis años.  / Pixabay
La investigación se aplicó a 500.000 personas adultas del Reino Unido, a lo largo de seis años. / Pixabay

“Al que madruga dios le ayuda”, dice un viejo adagio, tan criticado como defendido. Ahora, una investigación publicada en la revista científica Chronobiology International parece darle la razón. De acuerdo con el estudio, las personas que se identifican como “buhos”, por sus hábitos de quedarse despiertos hasta entrada la noche, tienen un 10% más de probabilidad de morir en ese momento del día.

La investigación se aplicó a 500.000 personas adultas del Reino Unido, a lo largo de seis años. Según la investigadora principal, Kristen Knutson, las personas que se acuestan tarde –y por consiguiente, les cuesta mucho madrugar– tienen además un mayor riesgo de sufrir de enfermedades como diabetes, problemas mentales y condiciones neurológicas.

Además, era más probable que experimentaran estrés psicológico e inclusive, abuso de sustancias, que los madrugadores. (Lea también: Dormir poco afecta a los genes, al metabolismo y reduce esperanza de vida)

La investigadora de la Universidad Northwester, en Chicago, dijo que buena parte de estos problemas no están intrínsecamente en las personas, sino que tienen que ver con la dificultad de sus ritmos corporales para adaptarse a las exigencias del entorno, que “privilegia” a quienes son más productivos en las mañanas.

“Estas personas no deberían ser forzadas a levantarse para un turno de 8 de la mañana. Habría que evaluar la posibilidad de asignarles turnos de trabajo que respeten sus ritmos circadianos y cronotipos, como por ejemplo los turnos nocturnos”, le dijo la investigadora a New Scientist

Ya estudios anteriores han demostrado que las diferencias entre quienes aman madrugar y quienes lo odian podrían ser genéticas. En 2017, científicos de la Universidad Rockefeller, en Nueva York, encontraron que el gen CRY1 juega un papel clave en el reloj circadiano de las personas.

Una mutación en dicho gen volvería más lento el funcionamiento de este reloj biologico interno, lo que causaría que las personas tengan un ciclo circadiano más largo y, en consecuencia, sean capaces de quedarse despiertos hasta más tarde en la noche.  

En 2011, un metaestudio que analizó los resultados de otros 15 estudios sobre sueño también arrojó malas noticias para los que duermen poco: quienes descansan menos de seis horas o tienen sueño interrumpido, tienen 48% más probabilidades de morir de una enfermedad cardiaca, y el 15% de morir de una apoplejía.

Por - Redacción Vivir

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