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A comienzos de esta semana tuvo lugar el lanzamiento de M90, una “máscara de respiración urbana” creada por la compañía sueca Airinum, un producto que ya es vendido en más de 50 países del mundo.
Aunque, las máscaras faciales ya son comunes en los países asiáticos, son insípidas y carecen de diseños atrevidos e innovadores. Por lo general, las personas están acostumbradas a utilizar tapabocas lavables de algodón que resultan ser muy económicos o mascarillas quirúrgicas empleadas por el gremio de los médicos. El problema es que ambas son ineficientes e incómodas.
El mercado de los tapabocas caros y exclusivos ha ido creciendo paulatinamente en los últimos años. Por ejemplo, Freka, una marca británica, tuvo el monopolio por un tiempo, pero sus ventas no fueron arrolladoras. Y las etiquetas de Burberry sobre algunos tapabocas (aunque no son productos originales) se ven por las calles de las ciudades de Asia.
Sigue a El Espectador en WhatsAppTambién en la semana de la moda de Beijing (China), varias modelos lucieron sus máscaras, de la misma forma en la que mostraban sus bolsos o los zapatos que estaban a la vanguardia. Sumado a esto, el diseñador chino Wang Zhijun ha sido noticia porque recicla viejos tenis Adidas y los convierte en máscaras antipolución.
En todo caso, los diseños de Airinum sirven como plataforma para iniciar conversaciones más profundas sobre el impacto de la contaminación del aire en la salud de las personas y en sus apuestas estéticas a la hora de elegir una pinta para el día o la noche.
Aún no se sabe si estos artículos despeguen y que tan jugoso sea el mercado. No obstante, si el objetivo es comercializarlos en Europa y Estados Unidos, puede que descubran una mina de oro porque todo parece indicar que la contaminación seguirá siendo un problema en los países desarrollados.