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Apple: cuando más grande no es mejor

Con un mercado de teléfonos inteligentes saturado y de crecimiento lento, una de las soluciones para seguir creciendo podría ser impulsar dispositivos igual de poderosos, pero en cuerpos más pequeños y baratos.

Santiago La Rotta
02 de agosto de 2016 - 03:00 a. m.
 El iPhone SE fue lanzado en marzo de este año. / EFE
El iPhone SE fue lanzado en marzo de este año. / EFE
Foto: EPA - JUSTIN LANE

Son días extraños para Apple, al menos a juzgar por sus resultados financieros, que durante dos períodos consecutivos han mostrado una desaceleración en ventas. Esto siempre será noticia para cualquier compañía, pero principalmente para una que durante trece años creció y creció.

La compañía, se rumora, lanzará su nueva generación de iPhone en septiembre y buena parte del comportamiento de sus ventas y acciones claramente dependerá de lo que emerja en ese lanzamiento.

Si se ha de creer en las filtraciones que van hasta el momento (en el pasado muchas han terminado por ser ciertas), la empresa renovará hardware y hará retoques de diseño para una línea de teléfonos que, al parecer, podría llamarse iPhone 7. Y, claro, hay equipos de 4.7 pulgadas y de 5.5 (los tamaños actuales del 6S y 6S Plus), pero también pareciera haber un modelo de cuatro pulgadas, que corresponde al actual iPhone SE.

El SE es un teléfono interesante en este escenario, pues es toda una apuesta de tecnología, pero en un tamaño inusual para un mercado que crecientemente parecía haberse acostumbrado a equipos de mayor tamaño.

Este dispositivo es un iPhone 6S, pero en un cuerpo mucho más pequeño y barato, una ecuación que resulta dorada para muchos usuarios que no quieren cargar con un teléfono que no termina de entrar en un bolsillo. Las especificaciones de procesador, unidad de gráficos, memoria RAM y cámara son idénticas en ambos modelos. Además del tamaño, la gran diferencia entre los dos es el diseño, pues el 6S conserva la curvatura que fue introducida con el iPhone 6, mientras que el SE regresó al cuerpo ganador y muy elogiado de los modelos 5 y 5S.

Ser más pequeño también tiene otras ventajas añadidas: una pantalla de menor tamaño implica menos espacio para iluminar, un menor trabajo en el área gráfica. Y esto se traduce en una evidente mejora en el rendimiento de la batería, incluso mejor que el registrado por un 6S. Aunque, claro, esto también depende íntimamente de lo que le exija cada persona. En un uso normal (escribiendo mensajes, consultando correos, subiendo un par de fotos a redes sociales, consumiendo música por streaming), la batería puede llegar a durar dos días.

Cualquier persona con un teléfono anterior a la generación del iPhone dirá, con razón, que un Nokia promedio triplica este rendimiento de batería. Para muchos usuarios de teléfonos inteligentes, en cambio, esta cifra parece un poco como una especie de unicornio moderno. Y en buena parte lo es.

Como también lo puede ser el buen desempeño del SE en tareas de procesamiento intensivo, como la edición de video en el teléfono mismo, un asunto que maneja con absoluta soltura, sin el menor atisbo de lentitud en su respuesta.

Como era de esperarse, para tareas intensivas en el trabajo gráfico, el tamaño de la pantalla puede ser algo incómodo. No es que no se pueda trabajar, pero, claramente, estos serían asuntos que podrían manejarse mejor en un 6S o un 6S Plus. Aunque esto derrota todo el propósito de reducción de tamaño.

El SE también resulta atractivo para Apple porque se estima que buena parte del crecimiento del mercado de teléfonos inteligentes a nivel global será en la parte más baja de la cadena: o sea, los dispositivos más baratos y en los países con economías emergentes. Si bien un SE no es un asunto barato del todo (en Colombia, el modelo básico de 16GB está en $1’800.000, aproximadamente), sí es la apuesta de Apple por ofrecer capacidades técnicas en un empaque más pequeño y asequible.

Los datos financieros de Apple registran una baja en los ingresos por ventas de iPhone. Claro, se vendieron menos unidades que hace un año, pero una porción de analistas han sugerido que estos datos tienen que ver con la demanda del modelo más pequeño y barato de la línea. “La gente prefirió aspirar a un SE que a un 6S: se lleva una gran máquina y se ahorra unos dólares”, escribió un usuario en foro de Reddit dedicado a hablar de teléfonos de Apple.

Según datos de consultoras de mercado, el SE puede estar atrayendo más usuarios del mundo Android hacia el iPhone que cualquier otro modelo. Y en marzo de este año, la misma empresa admitió que estaba fabricando tantos teléfonos de cuatro pulgadas como podía, debido a la gran demanda de los consumidores.

Hasta hoy, Apple ha vendido 1.000 millones desde la introducción del iPhone, en 2007. Actualmente, se estima que hay 2.500 millones de usuarios de teléfonos inteligentes en el mundo. Para los próximos años, se espera que esta cifra llegue a 5.000 millones. Aunque una buena porción de estos nuevos usuarios seguro llegarán al mundo Android, la salud de las ventas de dispositivos de Apple pareciera estar ligada a la innovación, por un lado, pero también al desempeño de sus modelos más pequeños, pero igualmente poderosos. Y esta tendencia, dirá la historia que quizá arrancó con el SE.

iPad Pro, un camino propio

Los resultados financieros de Apple también permiten observar otra cosa: si bien las ventas de iPad nunca han sido las mismas del iPhone, la última versión de esta tableta, un iPad Pro de 9,7 pulgadas, le dejó a Apple una subida en las ganancias de este sector.

Con este iPad, Apple pareció repetir la misma lógica del iPhone SE: menor tamaño, pero con una muy buena máquina. Las ventas del iPad Pro superaron las de las versiones comunes de la tableta (dos Mini y un Air), principalmente porque esta es muy superior en términos de hardware y además permite la utilización del Apple Pencil.

El anuncio de este apuntador estuvo rodeado de cierta polémica, pues era uno de los elementos que Steve Jobs, el mítico fundador de la empresa, siempre consideró inútiles en la era de las interfaces táctiles que él mismo impulsó, principalmente a través del iPhone.

Para quienes tienen que hacer trabajos de cierta precisión, como manipular hojas de cálculo, o para quienes quieren colorear mándalas, el Apple Pencil es no sólo una compañía deseable, sino acaso indispensable.

La posibilidad de abrir más de una aplicación al tiempo es una verdadera ayuda a la hora de trabajar intensamente, aunque esta era una función ya presente en otras tabletas, hay que decir.

Ahora, trabajar intensamente es una expresión con ciertos matices. Si bien la empresa se empeña en mercadear este dispositivo como el reemplazo de un computador portátil, esto es sólo parcialmente cierto, pues depende de las necesidades de cada usuario.

Para usuarios que necesitan trabajar con grandes volúmenes de información (profesionales gráficos, por ejemplo), el iPad Pro con seguridad es una herramienta valiosa, pero no reemplaza a un computador en ningún momento.

Con esto dicho, las capacidades del teclado que ofrece Apple (y que sirve también como un forro) ciertamente permiten expandir notablemente las capacidades de una tableta de por sí capaz. Hay que anotar que, tanto el Apple Pencil, como el teclado, son accesorios con un costo extra.

Esta versatilidad, con un tamaño reducido y una capacidad de procesamiento igual a la de su hermano (iPad Pro de 12,9 pulgadas), con seguridad es uno de los grandes argumentos de venta de un dispositivo que, sin ser radical en sus proposiciones básicas, parece confirmar que, a veces, más grande no tiene que ser necesariamente mejor.

Por Santiago La Rotta

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