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Justicia digital

Andrés Guzmán Caballero, único colombiano certificado por la Unión Europea en la defensa de personas saboteadas por internet, ha asumido casos de congresistas y personalidades, entre otros.

Orlando Melo Daza
06 de octubre de 2009 - 11:20 p. m.

No hay computador, disco duro, celular o tarjeta SIM que se le resista al abogado Andrés Guzmán Caballero que, al mejor estilo de los famosos sabuesos de la serie CSI y  por medio de las evidencias digitales, ha esclarecido los casos más oscuros de la justicia en el país  y hasta ha ayudado a recuperar la dignidad pérdida de algunos famosos víctimas de los montajes en la web. 

Andrés es un jurista de tiene 33 años,  pero la empatía que siente hacia la tecnología, lo ha llevado a especializarse como abogado en derecho de nuevas tecnologías y de paso, a convertirse el único colombiano certificado en Cybercrimen y Evidencias Electrónicas por la Unión Europea.

Adalid Abogados Colombia, firma especializada en valoración de pruebas digitales, es pionera en el país, por lo que los más importantes casos que manejan las autoridades, desde la farándula y hasta la parapolítica, han pasado por su compañía.

Todo ese ‘poder’ lo enfoca hacia lo que él cree que debe ser el centro de su actividad: ayudar a quienes no pueden defenderse. “La ley es muy dura con las personas que no saben defenderse”, dice, al tiempo que explica que la brecha tecnológica lleva a que se comentan mucha injusticias.

Su empresa se especializa en concentrar toda clase de evidencia de computadores, celulares, cámaras y hasta en pequeñas y grandes redes. “Todo archivo que haya sido borrado o modificado deja una huella y nuestra función es encontrarla”, afirma. Y sumado a ello, la compañía posee una infraestructura que tiene el aval de entidades internacionales en las cuales ni siquiera la Fiscalía General de la Nación ha logrado certificarse.

Por ello, el ente acusador acude constantemente para solicitar sus servicios, tanto, que uno de los que recuerda es el caso del ex senador Álvaro García, a quien se incriminaba su influencia en la masacre de Macayepo.

Ante las grabaciones que presentó el acusador, García no tuvo más que reconocer inexorablemente que su voz era la que aparecía en las conversaciones. Sin embargo, Adalid encontró que evidentemente esas grabaciones fueron frases que pronunció en diferentes momentos y que, luego de una edición malintencionada, fueron organizadas para incriminarlo. El resultado: aunque García sigue en el proceso –ahora en manos del Corte Suprema de Justicia- las grabaciones fueron declaradas ilegales y ya no hacen parte del expediente.

Desde los 17 años se enamoró de los computadores y aunque sabía que lo suyo era el derecho, supo combinar ambas pasiones que ahora le generan réditos suficientes como para saberse y ser reconocido en el país como una autoridad en el tema de la evidencia electrónica.

Con esa misma autoridad advierte que uno de los problemas más grandes que tiene en este momento la investigación criminal en Colombia es que no hay conciencia estatal frente seguridad de la información. Guzmán Caballero dice que en el país cada vez se utiliza más la tecnología, pero que no crece al mismo ritmo el control de la información y la fiscalización de esa actividad. “Es el estado el que debería estar más interesado en las evidencias digitales”, puntualiza.

Comercio electrónico

Pareciera, asegura, que a los bancos y a los grandes centros del comercio no les conviene que la gente del común se entere de cómo se digitaliza cada vez más la vida diaria, pues si existe la evidencia de un error del banco o de un mal cobro, en el comercio el usuario podría demandar fácilmente.

Algo similar pasa con el manejo de las redes sociales, en donde los insultos, amenazas y ofensas a la dignidad comienzan a aparecer como práctica en el país. “Quienes venden los servicios y se lucran de la tecnología, son a los que menos les interesa la gestión en evidencias digitales”, apunta el experto.  

Guzmán hace énfasis que ante la tecnología no hay nadie completamente protegido, razón por la cual, -ahora que el comercio electrónico es una realidad en el país, con cifras millonarias que se mueven a diario- se debe tener en cuenta que siempre en los computadores queda un registro o una huella que sirve ante un incumplimiento del vendedor, una demora del distribuidor o  ante un exceso de la entidad financiera.

Violación de la intimidad

Andrés Guzmán recuerda el caso de una mujer que algún día decidió tomarse fotos y hacerse videos íntimos con su novio. Terminaron y su ex pareja decidió hacerlos públicos a través de Facebook y los compartió con todos sus amigos y familiares. Un acto que ella no compartió. Por eso, se asesoró de Adalid y cuando su antigua pareja se dio cuenta que estaba en marcha un proceso jurídico, decidió borrar la información que tenía en su computador personal. Pero ya era tarde, todo estaba rastreado y se pudo entablar el proceso penal con las debidas pruebas.

Guzmán insiste en que uno de los derechos que más se viola en Colombia es el de la intimidad, incluidos los casos de las famosas chuzadas desde organismo estatales y que por desconocimiento no se denuncian. Advierte que este tema está completamente reglamentado y que es penalizable ciento por ciento. Por eso y al final, con una mano el mouse y los ojos en la pantalla del computador, este investigador, parafraseando el adagio más escuchado en los estrados judiciales, dice con seguridad absoluta que en lo digital,  la justicia no cojea, la justicia llega, porque siempre hay una huella.

Por Orlando Melo Daza

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