"Compartir todo en línea estaba arruinando mi relación de pareja"

 Llevo dos años y siete meses con mi novio y nunca hemos peleado por temas distintos a lo que sucede con nuestras redes sociales. Sólo tengo cuenta en Facebook e Instagram y al principio de la relación me consideraba adicta a Facebook y publicaba todo, cualquier tipo de cosa: desde canciones, ubicaciones, hasta estados de ánimo, y cuando me sentía mal y peleaba con mi novio escribía sobre el amor, cuánto duele, y cosas así.

Él siempre me decía que yo exponía mucho nuestra vida privada y la gente se enteraba si estábamos mal o no y otros chicos que me rodeaban buscaban sacar provecho de mi estado de ánimo para “estar conmigo en los momentos difíciles y aconsejarme”.

Así transcurrió casi todo nuestro primer año de noviazgo y fue muy duro porque yo tenía la culpa. Él sólo sabía lo que pasaba porque miraba mi muro en Facebook y me decía que yo no era capaz de expresarle directamente cómo me sentía.

Me dijo muchas veces que nuestras peleas y malentendidos eran por mis publicaciones en redes sociales, que la manera adecuada de comunicarnos era hablando de frente, en el momento en que sentíamos o pensábamos lo que nos disgustaba o nos entristecía.

Aclaro que él sólo posee cuenta en Facebook y tiene la misma foto de perfil desde 2012, más o menos. Además de mi afición por publicar todo, le reprochaba que nunca ponía una foto de perfil conmigo ni respondía a mis publicaciones en su muro o le preguntaba por qué bloqueaba esta parte de su página. ¿Acaso me escondía de otras?

Finalmente entendí que estaba acabando con nuestra relación y la única culpable era yo. Hoy en día no publico ni la mitad de lo que publicaba hace un año y medio. No pongo nada de mi estado de ánimo, ni lo que pienso.

Ya no tenemos problemas por culpa de las redes sociales. Aunque, de tanto en tanto, cuando un anónimo me escribe que mi novio no me es fiel, inmediatamente se lo comunico a él y hablamos al respecto, y con ello aclaramos el malentendido antes de pelear y buscamos una solución. Ahora odio que hablemos por Whatsapp o Facebook.

 Llevo dos años y siete meses con mi novio y nunca hemos peleado por temas distintos a lo que sucede con nuestras redes sociales. Sólo tengo cuenta en Facebook e Instagram y al principio de la relación me consideraba adicta a Facebook y publicaba todo, cualquier tipo de cosa: desde canciones, ubicaciones, hasta estados de ánimo, y cuando me sentía mal y peleaba con mi novio escribía sobre el amor, cuánto duele, y cosas así.

Él siempre me decía que yo exponía mucho nuestra vida privada y la gente se enteraba si estábamos mal o no y otros chicos que me rodeaban buscaban sacar provecho de mi estado de ánimo para “estar conmigo en los momentos difíciles y aconsejarme”.

Así transcurrió casi todo nuestro primer año de noviazgo y fue muy duro porque yo tenía la culpa. Él sólo sabía lo que pasaba porque miraba mi muro en Facebook y me decía que yo no era capaz de expresarle directamente cómo me sentía.

Me dijo muchas veces que nuestras peleas y malentendidos eran por mis publicaciones en redes sociales, que la manera adecuada de comunicarnos era hablando de frente, en el momento en que sentíamos o pensábamos lo que nos disgustaba o nos entristecía.

Aclaro que él sólo posee cuenta en Facebook y tiene la misma foto de perfil desde 2012, más o menos. Además de mi afición por publicar todo, le reprochaba que nunca ponía una foto de perfil conmigo ni respondía a mis publicaciones en su muro o le preguntaba por qué bloqueaba esta parte de su página. ¿Acaso me escondía de otras?

Finalmente entendí que estaba acabando con nuestra relación y la única culpable era yo. Hoy en día no publico ni la mitad de lo que publicaba hace un año y medio. No pongo nada de mi estado de ánimo, ni lo que pienso.

Ya no tenemos problemas por culpa de las redes sociales. Aunque, de tanto en tanto, cuando un anónimo me escribe que mi novio no me es fiel, inmediatamente se lo comunico a él y hablamos al respecto, y con ello aclaramos el malentendido antes de pelear y buscamos una solución. Ahora odio que hablemos por Whatsapp o Facebook.